Jueves 12 de mayo de 2022 en Sala Azkena, Bilbao

Se presentaba interesante la ocasión, y finalizada la sesión pudimos comprobar que no andábamos mal encaminados. Bueno, en realidad no es nuevo que Gonzalo Portugal, en cualquiera de sus facetas, ofrezca un notable recital y no podemos calificar como anómalo que acudamos a uno de sus conciertos, porque sí, somos recalcitrantes y un poco pesados también. Esta convocatoria era especial. Un nuevo registro en su trayectoria. Una nueva aventura, aunque tenga el respaldo de viejos camaradas. Hace un tiempo nos aseguró que tenía ganas de montar algo por su cuenta, y si bien en las precedentes tentativas asumía responsabilidades, en este caso estamos ante una apuesta personal de un auténtico bluesman. Un tipo que maneja con gran maestría la guitarra, ya sea eléctrica o acústica, demostrando que pocos secretos tienen tanto las seis cuerdas como sus técnicas, y en el apartado vocal la aspereza y calidez de su garganta son el complemento perfecto para soliviantar al personal. Además, y como se pudo acreditar, es un tío que cuenta con la simpatía de numerosos colegas de la escena bizkaina así como un número importante de la afición que el jueves se personó en Azkena Bilbao.

Ente músicos, escribanos, técnicos, asiduos, novicios, foteros, curiosos y consejeros, la céntrica sala bilbaína presentaba una bonita imagen, así que podríamos decir que la nueva intentona del rubiales comenzó con buen pie. Sus compañeros, gente experimentada como Israel Santamaría a unas teclas que se antojan imprescindibles, Mikel Azkargorta al bajo y Aritza Castro a la batería, si bien es cierto que contaron con la intervención especial otro buen amigo como Iñigo Elexpuru, quien grabaría las baterías del primer trabajo en solitario de Gonzalo Portugal: el epé “On My Way”, perfecto pretexto para organizar una recepción en la que sonaron, aparte de las canciones que componen el trabajo, una bonita colección de imperdurables como Chicago, Springsteen, The Beatles, Robert Johnson, The Allman Brothers Band o Muddy Waters, el excelente cierre por medio de la misma pieza que cierra el epé: “Rollin’ & Tumblin’”. Frenética, apasionada, jadeante, crujiente, con el único intercambio de Teleca por Strato, un slide salvaje y la gente vitoreando las acometidas de los muchachos. Imagine usted un local vibrando; imagine la conexión; imagine ver rostros de felicidad e imagine la sonrisa y agradecimiento de los oficiantes. Imagine usted todo tipo de calificativos superlativos. Imagine todo aquello que “On My Way” puede albergar.