Ha resultado una audición bastante agradable, la verdad. Ha sido rápida, lo cual no significa que haya resultado improductiva, ya que esta presentación del cuarteto cuenta con media docena de canciones plenas de fortaleza, carácter y dinamismo. Apenas llega a la media hora de duración, pero para paliar esa momentánea sensación de inmediatez, podemos atender de nuevo a “Sell Me Your Truth”, la llave que abre la caja de Pandora y nos muestra de lo que son capaces Xabier Badiola (guitarrista), Andoni López (bajista), Markel Corral (baterista) y Olatz Ugarte (vocalista), los componentes de The Mood Rings. Otra banda novel procedente de Euskal Herria, concretamente de Eibar. Otra banda que sigue preceptos de la música sugestiva y defiende energías psicodélicas, recupera reminiscencias de épocas doradas, evidencia simpatía por las raíces, por las evoluciones instrumentales y transita entre la facunda cantera californiana y la enfática sinergia escandinava. Con dos escasos años de existencia, comenzaron a grabar este disco en AME Estudioak de Mutriku en septiembre del año pasado, pero las vicisitudes vividas y padecidas durante estos últimos dieciocho meses no han sido muy magnánimas con… Con nada, para qué lo vamos a negar. Demasiados quebrantos, demasiadas rabietas, demasiados afectados, demasiadas afrentas y excesivos demasiados que acarrean abatimiento y hartazgo general. Punto y aparte.
Volviendo al meollo del escrito, tampoco negaremos que “The Arrival” es un disco intrépido y fascinante, un disco que bien podría funcionar como cataplasma que cicatrizara heridas o cuanto menos como mera vía de escape para relegar recientes infortunios, así que canjeemos las asperezas por instantes de agrado. En definitiva, el efecto que nos ha causado este registro que resalta las virtudes y hechuras de una banda a la que auguramos un largo recorrido, porque si han sabido confeccionar un producto de tal alcance en su primera entrega, sus posibilidades de crecimiento en este complejo negocio son considerables. No cabe duda que el inicio debe(ría) ser un reflejo de tu temperamento y seguramente todos los implicados en el proyecto contribuirán con sugerencias que enriquezcan la moción; en este caso la composición, la conjunción instrumental, el peso lírico, los equilibrados arreglos y la emoción obtenida en diferentes fases del trabajo denotan compromiso y conocimiento, puesto que se aprecian diversas referencias que de alguna manera esclarecen el camino elegido por The Mood Rings.
Y en mitad de ese camino nos topamos con “Crescent Moon Blues”, un desarrollo que bien podría ser uno de los pilares en los que se cimenta este lanzamiento debido principalmente a su duración y su tratamiento, a su delicadeza, a su transmisión, a su progresión… El enunciado ofrece de antemano una serie de pistas sobre su naturaleza, introduciendo gradualmente diferentes elementos que fuerzan a poner la atención en su sensual melodía, en la carga vocal de Olatz, en los ecos originados y en el hechizo de la cosmopolita guitarra una vez alcanzada la cúspide de la serenata. La titular sigue métricas similares, si bien su carga sentimental sea posiblemente mayor, ganando en instrumentación con la asistencia de un evocador saxo (Julen Oruesagasti), conquistando algún que otro corazón marchitado. Esto no quiere decir, dado que ambas son de tendencia melancólica, que la eficacia del conjunto resalte solo en esta tesitura, ya que para entonces “Sweet Tea” habrá instigado por su desinhibida celeridad y por sus voluptuosos recursos, en tres minutos “Remember The Taker” habrá empleado todo un alarde de bases funkies amparadas en determinantes cordajes, en platillos volantes y en una cristalina voz que se explaya en todo este camaleónico vergel de vasos comunicantes y estimulantes radiaciones como “The Sun”. El ocaso, el final. Una de esas canciones que escuchadas entre cuatro paredes imaginas en distancias cortas, cuando sientes el calor de congéneres o en espacios abiertos, cuando acreditas el imperecedero poder del rock’n’roll. “The Arrival” te está esperando.