Rocksound BCN, un taller de emociones, celebraciones, recuerdos y rock n’ roll que no morirá | GR76


Cuando supimos que la carismática Rocksound de Barcelona tenía una pronunciada y extendida metástasis, rápidamente nos preguntamos cómo pudo pasar. En ese preciso instante nos dimos cuenta que diagnósticos de este calado no son comparables a los resultados clínicos en seres humanos, pero nos gustaba pensar que la sala era algo más que un sencillo inmueble, porque es un refugio vital. Es un reducto de paz en un entorno hostil, una consulta donde se realizan necesarias sesiones de terapias de grupo, un dispensario de buen rollo, una de tantas grutas donde los visitantes pueden conocer las costumbres de antepasados y coetáneos estudiando sus ideologías, practicando sus movimientos o admirando los grabados que adornan sus muros, un taller de… ¡Joder! En dos frases ya hemos metido conceptos que tal vez, a primera vista podrían resultar incoherentes, pero este asunto tiene mucha miga como para tratarlo turbiamente. Aquí podríamos encontrar demasiadas variables, sin embargo el motivo es tan conocido como repudiado. Aquí entramos en la voracidad urbanística y podríamos oler intereses o mercadeos, divagar sobre el paulatino adoctrinamiento de los ciudadanos cual sumisos autómatas, figurar componendas o indiferencias mientras recorremos el mismo círculo vicioso que nos conduce al inicio, cuestionar la actualidad y esta pérfida embestida que nos tiene enfrentados, especular con el ocaso del bienestar y el retroceso del proceso evolutivo, y hasta podemos pensar en los privilegios de la clase business y el deterioro del popolo medio. Teorías, infinitas. Realidades, solo una. Van a chapar el garito del Poble Nou, y esta es una mala, muy mala noticia para un sector que lleva meses enquistado (aunque haya quien piense que lleva más), pero sobre todo es, obviamente, una pésima noticia para sus encargados y todos sus asiduos feligreses, ya que en sus doce años de existencia la sala de Almogavers se había convertido en epicentro de la escena rockera barcelonesa.

Desde el fatídico día en el que la gerencia difundiera la amarga noticia, las rotativas de un sinfín de publicaciones han echado humo y diariamente nos preguntábamos si sería acertado compartir sensaciones de no habituales como nosotros mientras los mensajes de agradecimiento hacia Antonio, Miky y CIA en este berenjenal conocido como redes sociales proliferaban, lo cual viene a refrendar algo que intuíamos y ahora comprendemos. Ahora, paradójicamente ahora, cuando esta fantástica aventura tiene fecha de caducidad percibimos el aprecio y el enorme apego hacia la sala, hacia su titánica labor. Ahora, cuando toda esa multitud de amigos lucen con orgullo la enseña de Rocksound BCN entendemos la magnitud de un pequeño habitáculo convertido en bastión. Ahora, cuando el extraordinario listado de formaciones que han compuesto la banda sonora del local recordando sus experiencias y hasta revelando divertidos chascarrillos nos damos cuenta de la entidad de tascas y salas de guateques. Ahora, precisamente ahora que estamos en esta maldita encrucijada, llega este violento golpe en donde más duele. Ahora, después de doce años de batallas, mucho trabajo y un enorme sacrificio, la sala Rocksound BCN apagará las luces el 4 de octubre, pero su sello y recuerdo permanecerán allá donde las guitarras se vuelvan a enchufar, allá donde las paredes retumben, donde se transpire y donde se viva la pasión de toda esta amalgama de especies, géneros, tribus, abolengos, raigambres o composturas que conforman el rock n’ roll, porque el rock n’ roll nadie lo apagará. Es imposible. Es una quimera.

En el momento del nacimiento de la sala, la ciudad (y la sociedad en general) vivía la devaluación de un ladrillo que paradójicamente presagia su defunción. En ese lejano 2008 la ciudad estaba un tanto necesitada de un espacio que dinamizara la escena y allí apareció Rocksound BCN con toda la ilusión del mundo, sabiendo que era una empresa complicada. Poco a poco fue superando obstáculos y afianzando su proyecto con una decorosa programación entre formaciones internacionales y nacionales de copete más las necesarias actuaciones de la cantera local, además de su encomiable función hostelera con todo lo que ello implica, por supuesto. Poco a poco se fue sumando más gente a la extensa y variopinta familia de la sala, logrando de ese conglomerado una seña de identidad que ha traspasado los límites de Barcelona, consiguiendo hacerse un hueco en el mundillo underground. Embajadores ha tenido, mejor dicho tiene, unos cuantos desperdigados por el planeta, y seguramente muchos de ellos habrán intentado explicar aquello que es difícil explicar salvo con un: “Deberías ir, lo deberías conocer”, y de todas esas funciones y esas inolvidables veladas las paredes podían hablar. Las paredes y las gentes, porque no terminamos de olvidar la cantidad de imágenes que nos ha entregado a quienes divisábamos los conciertos a distancia y con posterioridad a través de los ojos de los camarógrafos y los asistentes. Armonía, libertad, entrega, fidelidad, ánimo, compañerismo… No terminamos de imaginar Barcelona sin uno de sus referentes, sin ese rincón singular pero plural, ni tan siquiera el profundo vacío que su cierre podría originar. Ahora, imaginamos tan sólo el final de un capítulo que acarreará el comienzo de otro, porque esto no es ningún funeral aunque la mayoría vistamos de negro. Habrá segunda parte, no sabemos cuándo, no sabemos dónde, pero el 4 de octubre debe ser el comienzo de una nueva etapa para Rocksound BCN.

Complicada tarea esta de elegir documentos gráficos que fueran representativos y personificaran el espíritu Rocksound BCN, porque hablamos de un número de unas cuantas cifras y la energía de la sala estaría presente en todas las galas. No obstante, en el canal de Mercè Carbonell Artigas podrás  encontrar una buena retrospectiva de estos últimos años no sólo en la sala, sino en muchos otros puntos de la ciudad y la geografía. Nosotros hemos elegido cinco bandas de aquí y allí queridas por GravelRoad76, aunque la lista es formidable y los recuerdos ahí están.

UNCLE SAL

THE RENEGADOS

THE KLEEJOSS BAND

THE STEEPWATER BAND

ROBERT JON & THE WRECK

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