A lo largo de su carrera, el señor Jason Isbell ha dejado patente su enorme capacidad como comunicador y constructor de historias por medio de un estimable número de canciones de indudable rédito, logrando con ello una meritoria reputación no exenta de agravios o indiferencias. Pero claro, todos estos gravámenes sobre una supuesta languidez a la hora de finiquitar sus trabajos suele venir acompañada de inocuos detalles o irrelevantes afirmaciones sobre una trayectoria que más de uno querría para sus alforjas, amén de las continuas menciones a su pasado junto a los Truckers. Conste en acta que nosotros mismos hemos aludido esta circunstancia con relativa frecuencia, pero no es menos cierto que después de ofrecer bajo su propia autoría seis intensas obras (sin desmerecer los discos en directo), deberíamos olvidar ese pasado centrándonos en un presente que este año prometedor se presentaba para las dos partes. Y en el caso que nos ocupa, a mediados de mayo se anunciaba la publicación de este “Reunions” grabado junto a los ya habituales The 400 Unit, así que se esperaba con ansiedad una novedad que barruntábamos podría custodiar y fortalecer en ímprobos tiempos. Dicho y hecho. Diez canciones misteriosas y comprensibles, diez canciones escritas con el corazón e interpretadas con el alma. Entre el caballero y otros cuantos cronistas de la actualidad hemos sobrellevado este transitorio retiro que nos ha tocado vivir, y bellos pasajes como “Running With Our Eyes Closed” nos han conquistado por la rotundidad de su melancolía, característica apreciable desde la sugerente ilustración hasta el propio mensaje subyacente.
Porque resulta asombroso cómo este tío conjuga el olfato con el gusto, el oído con la vista y todo ello lo administra con tacto. Desde la obertura “What’ve I Done To Help” hasta el réquiem “Letting You Go” el álbum es un compendio de dolores y agrados, un pacto con sus fantasmas y un bonito brindis con sus múltiples influencias, eso sí, armonizado con inequívoca esencia americana. Hay cabida para cualquier perfil dentro de la amplia gama de formulismos que se nos puedan ocurrir, y en este sentido lo podríamos añadir al notable montante de songwrites que pululan en la actualidad (si bien nunca han faltado) y al rock como aforismo. El rock es elástico y riguroso, ambicioso y austero como “Dreamsicle” o conspiciuo como “Only Children”, reminiscencias soul para dos hermosas fracciones de una sinuosa estructura lírica e instrumental que reflejan el cariz creativo de un sujeto prisionero de sus realidades, sofismas y sinfonías.
Por una parte, la inocencia fracturada y por otra, angelicales coros que mantienen intacta su apuesta por los firmamentos sensoriales mientras los textos siguen hablando de las dudas existenciales del ser humano, o sea, la ambición, la fantasía, el significado, el sexo, la búsqueda, la fe, el miedo, el amor… y varias cuestiones más, pero el quid de la cuestión es tan sencillo como recomendable. Hazte con una copia de “Reunions”. Comprueba el talante de un hombre que se mueve por impulsos de ilusión y reflexiona con una audición fresca y absorbente. Advierte su perspicacia y los sentimientos encontrados que Jason Isbell muestra sin rubor en “Overseas”, una oda en referencia y deferencia a su esposa Amanda Shires (componente también de The 400 Unit), de quien estaba separado debido a sendas giras mientras en “River” distinguirás la calidez de un hammond simulando el sonido de un caudal que nace en las alturas y crece entre confluencias y valles hasta cambiar de fisonomía en su final abrazando el mar. “Be Afraid” es el examen individual, la declaración más corpulenta del disco y «St. Peter’s Autograph» es… es el contraste. Es la pausa, la nostalgia, el homenaje personal al amigo desaparecido, una conversación con el señor Neal Casal que obligará a coger el pañuelo (avisado estás) y «It Gets Easier» es un rayo de esperanza, un mensaje de confianza para quien precise lograr ese objetivo que se ha marcado, que es en definitiva la constante de la vida. La vida son pactos y cortesías, encuentros y reuniones. La vida es rock’n’roll.