Una de las más emblemáticas publicaciones musicales cierra la persiana, lo cual es una muy mala noticia porque evidentemente pierde en primera persona la propia revista, pero van cual piezas de dominó cayendo progresivamente la cultura, la comunicación ve como desaparece un eslabón más o el panorama musical recibe un leñazo más en su línea de flotación. ¿Un síntoma más de esta situación? ¿Una situación coyuntural? ¿Una situación que se preveía, a pesar de la celebración de su 35 aniversario hace pocos meses? ¿Una difícil situación para el sector editorial? ¿El comienzo de una desescalada en el panorama cultural? ¿El implacable juez del tiempo…? Si cogemos un poco de aquí y otro poco de las recurrentes cuestiones que aparecen en momentos como este, quizás podríamos obtener oportunos datos que nos dieran un argumento aproximado, aunque la verdadera razón no estará ni en la mesa de Santi Carrillo, su director.
Desde el año 1984 mantenía su periodicidad mensual, y como otras muchas publicaciones u otros sectores han visto alterada una actividad diagnosticada hace un tiempo de una comprometida enfermedad. A nadie se le escapa que el papel se encuentra en una difícil encrucijada, y los medios de comunicación, al ser un componente más de esta pirámide, han de maquinar nuevas fórmulas, han de subsistir, y en este caso Rockdelux habrá estudiado todas las posibilidades antes de compartir este comunicado:
“Como bien sabéis, las dificultades que acechan a las publicaciones en papel son cada vez más determinantes. Las ventas han ido descendiendo de un modo pronunciado y, acorde a la delicada situación de los medios de comunicación en general, en estas circunstancias ya no podemos seguir afrontando una crisis profundamente dramática que, probablemente, dejará otras muchas víctimas por el camino. Hemos intentado, con todos nuestros medios, seguir durante más tiempo de lo aconsejable, en contra de lo que sugería el sentido común. Pero la pandemia provocada por el coronavirus ha sido el punto determinante para tomar esta difícil decisión. Nos vemos en la obligación de bajar la persiana para poder afrontar con dignidad un cierre que queremos que sea acorde a la línea de actuación que siempre ha caracterizado Rockdelux: no dejar deudas y poder atender a los compromisos con nuestros trabajadores, colaboradores y proveedores en este momento final.”
Este último número de la revista cuenta con la firma de cincuenta y cinco colaboradores entre los de hoy y los de ayer. Como no podía ser de otra manera, cada uno de ellos estaba teletrabajando en casa, y puede que algunas impresiones se centren en el cruel retiro doméstico que escondía un inesperado, cabrón e imperdonable estacazo para la redacción, o puede que hayan preferido despedirse con sus habituales recomendaciones sobre libros, discos, comics, blogs, alguna entretenida entrevista o alguna despedida sentimental. Será un número especial, será un número lleno de recuerdos y fuertes emociones. El adiós no me gusta. En su defecto prefiero el ikusi arte, el see you son, el hasta luego. Hasta siempre, Rockdelux.