A primera vista podría parecer un proyecto personal, sin embargo Rubia es un convenio musical, un refugio donde Sara Iñiguez se ha rodeado de colegas, amigas y camaradas mostrando diferentes perfiles aun manteniendo intacta su personalidad. En los cinco trabajos realizados hasta la fecha bajo el dorado seudónimo (hay precedentes aventuras de grato recuerdo), los hippies californianos de los setenta se han comportado cual enamorados parisinos de los sesenta, las sagradas aguas del Ganges han inundado las costas de la british army, han surcado los fiordos boreales y descubierto jugosas frutas tropicales, bailado al ritmo de los viejos guateques, estremecido con tiernas cartas de amor o vibrado con el fragor de la pasión, que al fin y al cabo es el resumen de todo lo anterior. Todo un enjambre de sensibilidades y combinaciones que denotan la paulatina evolución de una mujer que no se aferra a formulismos o etiquetas que de alguna manera coartan la libertad, concepto que por otra parte, tal vez englobe mejor su capacidad creativa. La autonomía, la libertad. Y pese a todo ello, pese a los años de esfuerzo y pese a ese grado logrado, este último lanzamiento ha venido precedido de una campaña de sufragio (a escote, que decimos en el botxo) que afortunadamente ha tenido buena acogida entre los simpatizantes. En caso contrario, tal vez no estaríamos escribiendo sobre “Only For Lovers”, título que no sabemos si habrá sido consecuencia de la respuesta del personal o si estaba estudiado con anterioridad. Fuere como fuere, su interior reúne una colorida serie de prismas y ambientes que podrían suscitar tu interés.
Características que posee “Don’t Mean A Thing” un explosivo transmisor de vitalidad que si bien figura en el tramo final de este trabajo, podría operar perfectamente como uno de esos indiscutibles singles de antaño. ¿Recuerdas? Ahora el panorama es diferente, las apresuradas búsquedas de vinilos han sido reemplazadas por las escuchas vía streaming mientras el crowfunding es una herramienta más y las estrategias comerciales se han ido diluyendo con el paso del tiempo. Aparecen las dudas, vemos las sombras, suena “Shadows In My Room”. Emergen las luces, porque la sombra es consecuencia de la luz, y en esta crepuscular bienvenida podemos cuantificar el resplandor de la guitarra dominante y venenosa de Adrián Bárcena, encargado de conferir en este entramado de equilibrios y secciones un sentido más sensitivo a las seis cuerdas, lo cual se agradece porque el acento británico se sospecha tan fundamental como la sólida labor en las teclas de Alex Blasco, el revolucionado motor de Lander Cadenas en la batería o el impresionante dinamismo de la última incorporación, Eneko Etxeandia al bajo. Un homogéneo triunvirato de apoyo para la flexible y dulce voz de Sara que emplaza al esotérico nirvana mientras las envolventes melodías conectan directamente con la psiquis de un oyente convertido en danzarín.
Como ejemplo, “Happy Lasts Longer”, pieza que concentra en tres minutos y medio todas esas particularidades ya mencionadas comenzando por los camaleónicos teclados, los circulares coros y el resto de vasos comunicantes que a continuación abren su mente a las fantasías, a los sueños y a los fuegos en “The Land Of Lie”. La orquestación seduce, y la misión de Ibon Larrañaga a los mandos de la nave tendrá su proporcional gravamen en el desarrollo de “Only For Lovers”, el típico-tópico álbum que tiene un alto poder estimulante que insta a, cuanto menos, reproducir una vez más, pues canciones como “If You Smile” engancharán por sus solícitas percusiones, su explícito enunciado o su pócima secreta, mientras “Fast To Fall In Love” retoma la rúbrica anglosajona mediante las hondas teclas y las encarnados cuerdas, “Take Me To The Garden” encandila por su sosiego y “Diana” podría, en cierta manera, bailar hasta que el sol desapareciera en los arenales de la west coast. Tras la huella púrpura de “Don’t Mean A Thing”, el disco finaliza con dos alusiones acostumbradas: la ironía y la tierra. “Woman Mysterious” y “These Eyes”. Dos composiciones recurrentes en el mundo de Sara Iñiguez (nótese que recurrimos a su nombre real), que si bien pueden tomar diferentes talantes en su concepción musical, hablan de su temperamento y confirman porqué este planeta es (o debería ser) un hogar “Only For Lovers”.