Tras diecisiete meses en la carretera, Los Brazos despiden la gira LIVE en casa, donde todo comenzó | GR76


Sábado 19 de octubre de 2019 en Kafe Antzokia, Bilbao

Los días posteriores a un concierto de rock’n’roll suelen tener su intríngulis. De una parte, las imperativas obligaciones hogareñas mientras damos un repaso mental por los momentos vividos y por otra, un rápido recorrido por las fotografías que hayamos podido realizar. Imágenes, sensaciones, sones, secuencias, pensamientos… Las horas matinales han corrido como una liebre, y entre unas labores y otras se nos ha ido el santo al cielo. Así que dedicaremos unos renglones al recuerdo de una señalada fecha mientras en el exterior la lluvia sigue su incesante caudal. Hablemos de la alegre resaca de una activa velada. Hablemos de Los Brazos. Hablemos de rock’n’roll, de constancia y pundonor. No sabemos si van una o dos, tres o cuatro, o cinco o dieciséis las veces que hemos asistido a una de sus celebraciones, porque hemos perdido la cuenta. Si volvemos será que algo tiene el agua (nunca mejor dicho un día de lluvia) cuando la bendicen, o en este caso algo tendrán Los Brazos cuando volvemos en bandada a uno de sus oficios, porque anoche un buen número de gente se apuntó para no perderse una noche especial como era el concierto despedida de la gira LIVE. Entre los presentes, camaradas, veteranos, noveles, colegas, seguidores, compañeras, hermanos, vecinos y visitantes que evidenciaban la gran expectación generada, pues el goteo de peña era incesante, y fue necesaria una liviana demora del comienzo, ya que impacientes espectadores se agolpaban a puertas del recinto. Tuvimos fortuna de estar bajo techo, porque en los semblantes de quienes ingresaron a última hora se adivinaba el aguacero.

Bien, ya tenemos el dónde, el cuándo, el por qué, el quién, y en toda esta concatenación de cuestiones nos falta el cómo. Quizás la mejor respuesta se halle en los agradecidos rostros de William, Txemi y Koki o en los sudorosos de cada uno de los asistentes, o podría ser que esa confesión se encuentre en el hondo escalofrío que se apoderó del Antzoki a la hora de presentar una canción cuyos royalties van destinados a la investigación del cáncer infantil. “Magic” es, como su título dice, mágica, porque es sincera, conmovedora y corpulenta amén de ser una magnífica contribución al bienestar a la que se unirían Saúl Santolaria y Rafael Gutiérrez para apoyar en las voces. Un gran apoyo para la Asociación Anita. Para ese entonces los concurrentes ya estaban metidos en la espídica espiral del trío, y en las trincheras de vanguardia se percibía la exaltación de los orgullosos dueños de ese coto privado. Tan alto porcentaje de muestras de convencimiento no es mala señal, y todas las piezas designadas para la audición eran vitoreadas de inmediato bien por las decididas ofensivas desde el centro del escenario por William y Txemi, bien por la métrica desenfadada de la canción en cuestión. Desde la impetuosa bienvenida de “Randall” (precedida por unos segundos de “La Grange” a modo de intro) hasta la tradicional y no menos impetuosa despedida del célebre “Free Bird”, se sucedieron los sobresaltos en las dos horas de duración del show. Un concierto de Los Brazos es un show, un espectáculo como tal bien entendido, pues no deja de ser un momento perfecto para evadir los problemas cotidianos, aparcar las dificultades y dedicar unos minutos al noble arte del jolgorio y la motivación, aunque siempre haya tiempo para el arrumaco sintiendo la esforzada voz a capella de “Tales” que felizmente consiguiera el respetuoso silencio del personal. No desconfíes nunca del abrazo y la fuerza centrífuga de  estos tíos, pues posiblemente esa potencia te lleve a corear efusivamente “Not My Kind”, reclamar al destino “Another Chance” o enloquecer con el obstinado ritmo de “Say My Name”, a bailar decididamente “Cold” o a seguir el envenenado ritmo de “Juice”, a establecer variados perfiles con la sensual “Rose Tree”, a encontrar asombrosas encrucijadas con “The Reason”, o a descubrir la respuesta a tantas interrogantes en la velocidad de “Guardian”, en la enajenación colectiva de “Stand By Me” o en el cadencioso ritmo de “Have Mercy”. Sin embrago, la respuesta a todas estas incertidumbres y la fehaciente resolución al enigma, aunque haya quien afirme que está en el viento, está en la complicidad y el boogie de estos tres amigos decididos en formar una banda de rock’n’roll. La respuesta la tienen Los Brazos.

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