¿Quién ha dicho que no se celebrará el 50 aniversario de Woodstock? ¿Quién ha osado decir que reunir a un buen elenco de artistas era una tarea faraónica? Y por otra parte, ¿quién dice que esos músicos debían ser estrellas internacionales? Quien afirmara o siga manteniendo cualquiera de estas teorías a escasos días de un determinante acontecimiento como Woodstock Revisited 50 Aniversario, evidentemente desconoce por completo un cónclave que no se celebrará en la granja de Bethel, sino un poco más cerca, en Kafe Antzokia de Bilbao el próximo 26 de octubre con un selecto surtido de figuras de nuestro entorno. Eso en primera instancia, porque los madrileños tendrán posteriormente la oportunidad de vivir la experiencia Woodstok en la sala But el 29 de noviembre, y tal vez… ¿Quién ha dicho que esta conmemoración no puede extenderse por más rincones, llegar a los corazones de más espectadores abandonando por unos minutos las penas, las disputas o las refriegas y hermanando a las gentes? Ese es el espíritu de rock’n’roll, y ese fue el motivo de aquella numerosa manifestación que ha trascendido en el tiempo y en el apartado estrictamente musical. Por derecho propio pertenece a la humanidad y es universal. Podríamos establecer dos grupos diferentes pero no demasiado diferenciados entre los aficionados del rock. Los coetáneos del festival, los firmes defensores de ese pensamiento y los que, aun sin pertenecer a esa generación, conocen la importancia de este evento y comprenden la trascendencia de una filosofía que a día de hoy sigue vigente. Peace & Love. Necesario lema. Básico criterio para construir puentes en una sociedad que repite errores del pasado y faro imprescindible que debería guiar el rumbo de un iconoclasta mundo. Tampoco nos vamos a poner taciturnos, porque no es nuestra intención. Sin embargo nunca viene mal desviarse de la espaciosa autovía y utilizar carreteras secundarias, escuchar un viejo blues, comprender el lenguaje del rock, entender los mensajes, palidecer ante el resplandor del soul, reflexionar…
Reeling In The Years Events coge el testigo del recordado y pluscuamperfecto homenaje al Concierto de Bangladesh, simiente de los eventos solidarios que a finales del siglo pasado fueron organizados para paliar la hambruna, concienciar al planeta, procurar frenar multitud de conflictos o ayudar a los más desfavorecidos. Aquel encuentro precursor fue delicioso. Aquel lance fue espiritual, fortalecedor y especial (ambos dos, claro). Luego llegaría una reválida que consiguiría también buenos y necesarios fondos para el Banco de Alimentos de Bizkaia, y en la mente del inquieto Jokin Salaverría (ideólogo del proyecto) se quedaría grabada la gratitud de la gente, el apoyo, el compañerismo y la bucólica sensación de paz interior que seguramente le impulsara a materializar más audiciones y meterse en otro fregao de considerables dimensiones como el que nos ocupa. Woodstock es otra efeméride que debía tener un tratamiento similar a los anteriores, y como tal debía congregar una nómina de músicos que espoleara al personal. Ese plantel, aparte de mantener relación entre unos y otras, estaba prácticamente confeccionado, y sólo había que convencer a algunos participantes y persuadir a nuevos integrantes, lo cual, teniendo en cuenta que no todos residen en la misma localidad ni tan siquiera comunidad, requiere mucho esfuerzo y dedicación. El guion a utilizar, otro asunto a tener en cuenta, porque a nadie se le escapa que resumir esos tres días de armonía en apenas unas horas es otra ardua tarea. Asimismo, la adjudicación de canciones podría ser otro quebradero de cabeza, aunque viendo el catálogo de hippies que actuaron en New York y los que en Bilbao lo harán, podemos hacernos una ligera composición del desenlace final. A ver, a este fascinante galimatías se ha sumado gente de la talla de Iñigo Bregel y Germán Herrero Collantes (Los Estanques), Gonzalo Portugal (Last Fair Deal), Aurora García (Aurora and The Betrayers), Diego Jiménez y Luis Soler Alonso (Zulu Men), Sara Iñiguez y Alex Blasco (Rubia), Germán Salto (Salto), Ignacio Garbayo (Garbayo), Peter Abels, Daniel Merino y Pit Idoyaga (Costa Oeste), Miguel Pardo (Sex Museum), Cristina Saiz Carrasco (The Woodstock Experience), Iñaki Anton “Uoho” (Extremoduro), Miguel Moral (The Renegados), Guille Calleja (The Magic Teapot), Ander Cisneros (OBIC), Ricardo Aitor Ibáñez Vallbona (Runaway Lovers) y José Antonio López (The Soul Jacket), a quienes se unen Virginia Fernández Reviriego (Last Fair Deal), James Room (James Room & Weird Antiqua), Txomin Guzmán (The Fakeband), y por supuesto, el alma mater de esta historia, Jokin Salaverría. Un line up de altura para emular a Sly & The Family Stone, Jefferson Airplane, The Who, Joe Cocker, The Band, Neil Young, Grateful Dead, Creedence Clearwater Revival, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Santana, Ten Years After, Joan Baez, Richie Havens, Canned Heat, Crosby, Stills, Nash & Young… Dispuestos a reescribir la historia a base de recuerdos, respetos y abrazos. ¡Que no te lo cuenten!