Miércoles 19 de septiembre de 2018 en Auditorio del Museo Marítimo (Nave 9), Bilbao

Un ciclo de apropiada denominación: Special Nights. Un equipo organizador que desde el inicio de su singladura, allá por 2011, nos tiene ganados por unos cuantos motivos: The Walk On Project / WOP.Music. Un sujeto que, al igual que el ciclo y por otras múltiples razones para quienes formamos GravelRoad76, es especial: Jared James Nichols. Y para cerrar convenientemente el círculo, los amigos de Noise On Tour se sumaban a esta tentadora convocatoria que tenía lugar en el botxo, donde, al igual que tres años atrás, iniciaba su tour peninsular. Por lo tanto, todos los factores eran suficientemente favorables como para acudir, sin demasiados inconvenientes fuimos para allá, y de allí salimos con la agradable sensación de haber presenciado otro grandísimo concierto del talentoso guitarrista de Wisconsin, pero antes volvamos a recordar por enésima vez la extraordinaria labor de la fundación, que aparte de organizar eventos musicales realiza otra serie de programaciones enfocadas a la expansión de su nombre y su función y recaudar así fondos para la investigación de enfermedades neurodegenerativas. En esta ocasión el reclamo era el rock&roll. En esta ocasión la coartada perfecta para ir a Nave 9 era reencontrarnos con nuestro apreciado león, quien tras realizar el rutinario soundcheck y pedir unas refrescantes cervezas cariñosamente nos saludó: “Hey guys! Good to see you again!” Abrazos, besos, sonrisas, brindis, preguntas, respuestas y presentaciones, pues un nuevo tripulante había subido al convoy: el señor Cash, quien demostró ser un gran apoyo para Jared y un auténtico ciclón.

En esta ocasión el recinto desconcertante estaba cuando cruzamos sus puertas. Frío. Oscuro y misterioso. No obstante, a cuentagotas se va acercando más personal, y con paupérrima demora comienza el recital con “Last Chance”, la encargada de abrir su segundo trabajo, la caja de Pandora y espolear a la audiencia, ya más cuantiosa, a explotar de felicidad. Se suceden las exclamaciones al ver la enorme silueta del caballero, las muestras de sobresalto al comprobar el enorme caudal de ese Bluespower que tanto pondera y los consensos al acreditar su destreza e inusual proceder con la guitarra, pues para el bueno de Jared no existen ni púas, ni pedales, ni distorsiones, ni efectos salvo los potenciómetros del instrumento. Carisma a raudales. Un diamante en bruto. Un entrañable tipo que se desplaza por el escenario como si fuera su hábitat, el medio natural de un león que da zarpazos como “End Of Time”, ruge en plena libertad desde lo alto de las dunas en “Don’t Be Scared”, enrabietado actúa como si enjaulado estuviera en “Haywire” aumentando la temperatura y la complicidad del auditorio mientras “Can You Feel It?” es la llamada a una manada con la que posteriormente se reúne en el centro de la campiña y sin ningún miramiento convida a un cachorro a participar en el festín.

Seguramente Aitor no olvidará ese minuto de gloria en el que tuvo en sus manos la sudada Epiphone de Jared, detalle significativo de esa cordialidad que a todos los asistentes sorprendió. También sorprendió gratamente, aunque echáramos en falta la compostura y elegancia de su predecesor a las cuatro cuerdas, la actitud, la compenetración y la ganancia de espacios conseguidos con la incorporación al terceto del ya mencionado Gregg Cash. Extraordinario bajista. Fuerte. Decidido, expresivo (“Honey Forgive Me”) y eficaz como Dennis Holm, quien emplea las baquetas como si de una batuta se tratara dirigiendo perfectamente la orquesta con infatigable métrica y excelente cualidad tras platos y timbales (“Playin’ For Keeps”) desde el eje del escenario. Un show bien estructurado, un desarrollo bien planificado y una sustanciosa selección de canciones propias y ajenas como “Mississippi Queen”, que en las postrimerías de la actuación logró el furor, los coros y la exaltación de los allí presentes animando sin cesar a unos mozalbetes de insultante soltura y categoría que se despedían con esta aplaudida revisión de Mountain. Sin embargo, visto el entusiasmo y las muestras de júbilo de la concurrencia, suben de nuevo a escena para dar por concluida la audición con la entrega de “Get Down”. Insistimos, nos repetimos, y hasta podemos resultar cansinos, pero es la realidad. Tiene y tienen imagen, pero sobretodo tienen condición y canciones para codearse con la aristocracia del rock&roll. Raza tiene el león.
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