Viernes 18 de marzo de 2016 en Salason, Cangas

The Silent Comedy llegaban a Cangas en un día gris, frío y lluvioso. Casualmente en esta pequeña población del sur de Galicia era festivo local con motivo del inicio de la Semana Santa, pero al contrario que en cualquier lugar en fiestas, aquí en vez de bullicio lo que reinaba era el silencio. Nada más bajar del coche y dar nuestros primeros pasos entre las estrechas callejuelas sentimos la frialdad del caminante solitario, solamente nos encontramos con algunos semejantes cuando entramos en uno de los bares para tomar un trago antes del concierto.
Nos dirigimos a la sala donde y nada más entrar recibiríamos una imagen desalentadora, ya que apenas una decena de almas se encontraban dispersas por un espacio donde para nada esperábamos este gélido estado.

A pesar de nuestra insistencia a Jeremiah Zimmerman, Joshua Zimmerman, Justin Buchanan y Chad Lee para que simplemente realizaran un set acústico o sencillamente no tocaran esa noche, deciden hacernos caso omiso y tras servirse unas cervezas y algún que otro vaso de bourbon se suben al escenario.
Un sorbo de whiskey y una sigilosa mirada hacia el fondo de la sala y sin más dilaciones comienza a sonar «Impossible». En ese mismo instante ya nos sentimos sorprendidos por la magnífica voz de Jeremiah, el cual al mismo tiempo se hace cargo de los teclados, el slide guitar y todo ello siendo el guitarra principal. Lo podrías definir como un verdadero hombre orquesta, aunque desde ya podemos afirmar que estamos ante un gran músico, uno de los pocos que tienen el don de la polivalencia. A pesar de su catarro, el cual combate con algún que otro sorbo de bourbon, en ningún momento su voz se ve flaquear aunque su rostro no puede ocultar el dolor y el cansancio.
Imposible no contagiarse del ritmo de canciones como «Light Of Day» , «Can’t Take», «The Prince», donde un suculento viaje por el bluegrass, el honky tonk, el americana… consigue desde ya filar una sonrisa permanentemente en nuestros rostros. Estamos felices, somos unos afortunados de encontrarnos aquí y no pensamos perdernos la oportunidad de disfrutarlo hasta el último momento. Y de repente ante nuestra sorpresa suena «Dead Flowers», tras cuyo final Joshua nos recuerda que es de una banda llamada Rolling Stones, por si no la conocíamos jaja. Un Joshua vestido de negro y que a esas alturas de concierto aún ocultaba su mirada bajo el sombrero de enterrador. Es cierto que nos habían hablado de sus letras oscuras, de su parecido a Tom Waits, de su música tenebrosa… pero hasta este momento del concierto lo único parcialmente tenebroso es la presencia de Joshua y su sombrero sobre el escenario, porque su música irradia continuamente buenas vibraciones.


Aunque continuamente nos recuerdan a bandas como Arcade Fire, canciones como «Simple Things» por momentos llevan a pensar en otros nombres como unos primeros Avett Brothers, aquellos que entre tiernas voces cuando menos te lo esperabas soltaban un grito desgarrador. En Silent Comedy la voz tierna es la de Jeremiah, los gritos desgarradores son de su hermano Joshua o de Justin Buchanan. Este último otro músico polifacético encargado de la mandolina, la guitarra y el banjo, todos ellos perfectamente acoplados en el momento preciso de cada canción.
Con «Tell It To me» volvemos a disfrutar de una buena dosis de bluegrass, donde el escaso público y banda se unen en un baile por todo el escenario, del cual es imposible no contagiarse. No son Munford & Sons, pero pero en muchas partes del concierto os recuerdan a ellos, hasta que llega el momento de «Ghost». Aquí cada una de las cuatro voces tienen su lugar, cada uno de los instrumentos tendrán su momento de hacerse un hueco, en este preciso instante la melodía está por encima del rock. Y por unos instantes mientras cierro los ojos un nombre me viene a la cabeza, y aunque posiblemente sea un gran error, Band Of Horses revolotea por mi sien.

Un concierto que ya ha pasado su ecuador y que nos ha dejado tantos matices que no sabríamos cómo definirlo. Ellos siguen sin apenas pausa hacia su final, un final completamente insospechado por todos nosotros. Joshua se agacha, toma un trago, nos mira directamente a los ojos y nos dice que tendríamos que beber más alcohol para aguantar lo que se nos viene encima. Se levanta, presenta la que para ellos es una canción muy especial y de repente sin más da un salto y se desmelena, saliendo su sombrero volando de modo descontrolado hasta caer a los pies de un Justin que en ese mismo instante se encontraba inmerso en un baile enloquecido cual alma poseída. «Gasoline» hace aparición, a partir de ya será Joshua quien se haga cargo de la mayor parte de las canciones, adentrándonos en la visión más oscura y tenebrosa que la banda tiene del mundo. Nos vemos obligados desde ese momento a seguir el ritmo marcado por Chad a los tambores, canciones como «Bartholomew», «Enemies», «Moonshine», «Exploitation»… hacen su aparición para ponernos al límite de nuestras fuerzas mientras nuestras cabezas parecen estar deseando descolgarse de nuestros cuellos.
Describir el final del show es muy simple, tras una breve despedida salen de nuevo al escenario. Un concierto de más de hora y media de duración, con un Jeremiah enfermo y ante un puñado de cuerpos descarriados van y hacen esto… Dale al play y descúbrelo por ti mismo. Pero antes permíteme hacer una reflexión o mejor dicho una auto-pregunta ¿Cuántas bandas tocarían como lo hicieron The Silent Comedy esa noche ante solamente una decena de almas? Seguramente hay muchas, pero yo no las conozco.