La noche de Robert Jon & The Wreck en León… cuando El Gran Café sudó rock&roll | GravelRoad76


Domingo 29 de marzo en El Gran Café, León

22291506_1515296735203995_5655007664319171282_oLa noche con Robert Jon y el resto de los chicos en Ourense fue muy larga, tan larga, tan laaaarga que al final terminaríamos todos juntos en León.

Serían aproximadamente las 6 de la mañana cuando llegamos a Vigo tras una loca noche de fiesta entre las callejuelas orensanas… Recuerdo que justo al despedirnos de Robert y Kristopher terminarían leyéndonos el futuro, y mientras salíamos por la puerta de un bar nocturno nos dijeron: “Nos vemos mañana en León jajaja”.

Sobre las 12 de la mañana, poco después de despertarnos, nos llegan noticias de que la banda ha sufrido un problema ‘logístico’ y que precisan de nuestra ayuda, así que no lo dudamos y nos tiramos nuevamente a la carretera a pesar de estar agotados. Nuestra primera parada sería Ourense, donde tendríamos que recoger algo imprescindible para que la banda pudiera actuar esa noche en tierras leonesas.

Cuando llegamos a la ciudad de las Burgas, recogimos lo que había quedado atrás y nos dirigimos hacia nuestro nuevo destino, la ciudad de León, la cual en plena semana santa nos recibiría con prácticamente todas las calles señalizadas con prohibición de estacionar, santos y vírgenes deambulando por las calles arropados por fieles seguidores y tras ellos una corte celestial de familias de rumanos con globos hinchables, una imagen kafkiana que dudo olvidemos en muchos años.

El viaje hasta León se nos hizo larguísimo, pero gracias a Alba que fue la que condujo todo el camino, el resto de los ocupantes pudimos en parte recuperarnos de la pasada noche de rock, alcohol y fiesta. Bueno, realmente no sé que tendría que ir primero, lo que está claro es que los cuatro que íbamos de paquete estábamos ligeramente perjudicados.

22281542_1515296891870646_641144837955154435_nComo comenté, nada más llegar a León nos encontramos con una ciudad caótica por ser época festiva. Tras estacionar, correríamos entre sus hermosas calles abarrotadas de gentes, hasta llegar al Gran Café, lugar donde esa noche se celebraría el concierto. Es aquí donde nos encontraríamos con el resto de la banda (sí, si aún no te enteraste, nuestro paquete eran un par de miembros del grupo) y la familia de Rockpills.

Sin prácticamente descanso pudimos ver en acción a nuestros amigos de Rockpills en una de sus grabaciones, en la cual por cierto los de California de modo agradecimiento tocarían justo la canción que les habíamos pedido antes de despedirnos la noche anterior. No desvelaremos mucho sobre lo allí vivido, pero a pesar de estar todos cansados, en esos instantes se creó un aura especial, algo mágico invadió ese espectacular rincón donde nos encontrábamos todos en silencio disfrutando de uno de esos momentos que nos quedarán grabados en la retina de por vida. En breves Rockpills publicarán esa sesión y entenderéis en parte nuestras palabras. Es cierto que llevábamos ya dos días con Robert Jon & The Wreck, que habíamos vivido cantidad de anécdotas juntos, y posiblemente ese largo viaje hasta León afianzó nuestra amistad, quien sabe si hasta el cansancio acumulado también incrementó nuestra sensibilidad, por eso algunos ojos terminaron sollozando cuando los de California tocaron el último acorde de esa canción que no desvelaremos.

Por ese momento vivido, el viaje hasta León ya había valido la pena sin duda alguna, pero aún nos esperaban grandes sorpresas, como encontrarnos con un sin fin de buenos amigos y amantes de este mundo loco del rock&roll, el conocer a nuevos compañeros de batallas y sobre todo fortalecer esas amistades creadas en la red.

Tras mil y una charlas, tras bebernos unas cuantas cervezas, tras estirar las piernas y asumir donde estábamos, decidimos que era el momento perfecto para entrar nuevamente en la sala. Un lugar histórico como El Gran Café ya te irradia buenas sensaciones con simplemente estar allí, pero si además vas viendo como la sala se llena de gente, entonces esas buenas sensaciones se vuelven un hormigueo, el mismo hormigueo que me dice sentir Kristopher antes de comenzar el show.

22279399_1515296808537321_1713502725865606988_nNos situamos en primera fila, cerveza en mano y con ganas de volver a cantar cada una de sus canciones, con ganas de bailar y sudar por tercer día consecutivo al ritmo marcado por los cinco de California. Y sí que sudamos y bailamos, gritamos y …. el Gran Café terminaría siendo una olla a presión a punto de explotar, no solamente por el calor reinante que apenas fue ligeramente apaciguado cuando el aire acondicionado hizo aparición, si no tanto por la energía desprendida por la banda como por las ansias de rock y fiesta del público presente. No sé si en ese lugar habrían vivido un concierto igual, pero lo que está claro es que en cuanto finalizó, una gran parte de los asistentes solamente sabían decir que aquello fuera una noche memorable.

A causa de tener el tiempo de actuación limitado, la banda no dudó en tirar de su repertorio mas potente, cayendo una buena canción tras otra con apenas tiempo para respirar , dejando claro que se adaptan a cualquier circunstancia y que a pesar de todos los contratiempos ellos siempre cumplen sobre el escenario.

Excuso hablar nuevamente del buen hacer de Robert y Kristopher, de la energía que desprende Steve o de la clase de David al bajo, ya que todo eso lo hemos repetido una y otra vez en las anteriores crónicas. Además en León un componente destacó considerablemente por encima de todos y ese fue Andrew, posiblemente también es cierto que tanto en Ourense como en Cangas no son los lugares más propicios para ver como se las gasta un batería tras sus tambores, al contrario que en El Gran Café donde sí pudimos ver y apreciar a Andrew en acción. Estaba físicamente muerto, pero de su interior sacó esa fuerza que caracteriza a los grandes del rock, y os puedo asegurar que hacía tiempo que no veía aporrear de tal modo una batería. Saltando en todo momento, sonriente, marcando él los inicios de cada canción cuando la banda dudaba que tema tocar,….. sí, posiblemente fuera su actitud desafiante la que consiguió que el concierto de León en comparación con las dos noches anteriores fuera el más contundente de todos en lo que a fuerza se refiere.

22256811_1515296848537317_9090222623866657136_oFinalmente sería el concierto más anárquico de los tres que vivimos. Como bien te decía anteriormente, la banda tenía un tiempo limitado y por eso decidieron dispararnos un tema tras otro sin un instante de respiro.. Si el concierto tenía que durar poco más de una hora ellos lo tenían claro, nos ofrecerían un setlist lo más amplio posible tocando las canciones más aceleradas y recortando esas largas jams que tanto nos habían asombrado en los concierto anteriores…

Uno de sus primeros temas sería «Rhythm On The Road», y creo que con eso ya os digo todo. «Georgia Mud», «Glory Bound», Cold Night»… y así canción tras canción hasta llegar a «Gypsy Of Love», donde la sala terminaría vitoreando y gritando como locos. Vivimos momentos graciosos como cuando anuncian «Blame It On The Whiskey» donde tras irles a buscar un par de whiskeys a la barra, Steve riéndose nos mira y nos dice “La culpa siempre del Whiskey” jajaja. “The Devil Is Your Only Friend“Steppin'»… No recuerdo el orden de algunos temas, posiblemente no recuerde ningún orden jajaja, solamente sé que al final la hora acordada terminaría prolongándose hasta casi dos horas de concierto y gracias a ello aprovecharían para ofrecernos aquellas ansiadas jams que en un principio no tendrían pensado tocar… También tuvieron el detalle de dedicar “Mary Anne” a la chica gracias a la cual ese concierto finalmente pudo realizarse sin mayores contratiempos (la que condujo casi 400 km para llevar un par de músicos perdidos a buen puerto jajaja).

El Grán Café poco a poco se fue transformando hasta ser un verdadero descontrol, aquella olla a punto de ebullición terminaría explotando por los aires: cuerpos danzando sobre los hombros, cervezas derramadas por los suelos, el olor a whiskey impregnando el ambiente, almas perdidas danzando sin cesar, gargantas gritando hasta desgarrar sus cuerdas vocales….. y la noche (bueno el concierto) llegaría a su fin con un momento apoteósico, con un Robert Jon tirado sobre el suelo del Gran Café  cantando la última canción de esa inolvidable noche de León, mientras el público de la sala lo rodeaba, vitoreando  y aplaudiendo  sin cesar a una banda que sin duda alguna han dejado huella a su paso por nuestras tierras… Ellos son Robert Jon & The Wreck y los que pudieron verlos en esta gira han sido unos verdaderos afortunados.

Y antes de finalizar y dejarte con un vídeo de esa noche, quiero agradecer a varias personas su esfuerzo, su recibimiento, su buen hacer y sobre todo su amistad: Carol, Ivan e Isra y a Juan Tomé por esas fantásticas fotos, y especialmente a Alba, porque sin ella todo esto posiblemente sería imposible.

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