Muchos factores y bastantes razones evidencian la amarga situación de la industria discográfica. Si, la excusa perfecta son las nuevas tecnologías, pero particularmente soy de la opinión del inconformismo de una industria que se tapa los ojos ante la realidad, no adapta su estrategia comercial y afronta esas plataformas como un incentivo más para su mercado. Y aunque las ventas y beneficios de esos sellos hayan menguado, la oferta sigue caminos diametralmente opuestos. La poca o nula apuesta en savia nueva por parte de las disqueras contrasta con el hervidero de nuevas formaciones que demuestran calidad suficiente como para moverse dignamente en el panorama actual. Aunque una cosa son los sellos y sus intereses, y otra la oferta de la que disponemos. Podríamos hablar largo y tendido del asunto, pero no es el caso. Hoy nos centraremos en uno de tantos casos de los que hablamos. The Soul Jacket.
En realidad es algo que teníamos en mente desde hace demasiadas semanas, incluso meses, pero las circunstancias unas veces empujaban a mantenerlo en standby y otras a pensar que se estaba haciendo tarde para ello, pero “Black Cotton Limited” no podía pasar de puntillas y debíamos dedicar unas líneas a un disco sencillamente redondo. Quince canciones con evidentes rasgos americanos, pero corazón gallego. Y cántabro, porque aparte de grabarse en GuitarTown Recording Studios (Muriedas, Cantabria), a los mandos de la nave se encuentra Hendrik Röver, de quien no creemos hagan falta presentaciones. Una perfecta continuación a “Wood Mamma” (2012), comenzando con la bienvenida soulera y receptiva de “People”, donde la carismática voz de Toño se funde con unos exquisitos metales de Harlem y finalizando con bellas corrientes gospel en “Natalie”, la melodía perfecta para un epílogo fuertemente sostenido por el sugestivo Hammond y unos metales aplastantes.
No cabe duda que los chicos se han afanado en reunir canciones que enganchan, han trabajado y depurado los arreglos consiguiendo con ello realizar, por ejemplo, maravillas como “The Fisherman & The Silver Key”, el clásico in crescendo que parte de la melancolía acústica y acaba en la algarabía global de una jam donde se aprecia la calidad compositiva e instrumental de una banda en pleno proceso de crecimiento, pero con unas bases bien asentadas. Suben revoluciones inmediatamente con “Where’s My Money” y “Sleeping Bag Boggie”, dos rockanroles de manual que bien podría haber firmado la vieja guardia californiana con agresivas y precisas guitarras de Jorge y Guillermo y la negritud funky de Xabier al Hammond. Como si de una suite se tratara abordan el instante de “Brothers”, una historia dividida en tres elegantes entreactos entre la psicodelia del primer corte, el country final y los poderosos desarrollos instrumentales y armonías vocales del viejo blues en el intermedio, siendo tal vez el punto álgido del disco.
Lírica que transporta y ritmos que atrapan, gemas como “Black Cotton”, que no deja de ser una declaración de intenciones en toda regla, momentos delicados y hormigueo en “Pictures On The Wall”, atmósferas funkys creadas en “Flamingos”, y el wah-wah que nos recibe en el ritmo contagioso de pantalones de campana y estrambóticas camisas estampadas en “The Boxer”. Raíces negras que continúan con “Do It Right”… ¡Madre mía cómo tiene que sonar eso en directo! Imagino el local en cuestión respondiendo las peticiones de Toño, los chasquidos siguiendo el ritmo impuesto por Mauro y convirtiendo eso en una iglesia baptista… Y la envolvente “Smokin’ House”, el momento de evasión hechizados por el shuffle de Jann, el omnipresente Hammond, unas guitarras alucinógenas con las que alcanzas la tercera fase y la voz pausada de Toño que invita a la reflexión. Hazte un favor. Reflexiona con The Soul Jacket.