Walter Salas-Humara, desde la cercanía en La Ribera Bilbao | GravelRoad76


Domingo 1 de marzo de 2015 en La Ribera, Bilbao

11046824_828342727232736_2910034655494926276_n1

La oscuridad sollozaba de emoción, y las hasta ese día bravas aguas de la ría bajaban calmadas, al ritmo de “Susan Across The Ocean”, una canción tantas veces escuchada como sentida y que uno tan sólo fue capaz de tararear cuando la soledad de las calles nos arropaba en la vuelta a casa. Cuando algo termina así nunca acabará. Ha de continuar. Debe ser el apoyo necesario no sólo para afrontar la semana, sino para crear una necesidad que empuje a revivir una experiencia enorme y singular. Trascendental. Aunque he de admitir que nuestra presencia no estaba asegurada, y que por esas cuestiones del azar o por un obsequio casi divino que habrá que devolver logramos estar en el lugar, un local situado bajo el mercado que abastece de alimentos a gran parte de la población, pero esa noche era la indicada para alimentar el espíritu, olvidarnos del voltaje y cobijarnos al calor de la intimidad con un anfitrión cercano que cautiva por su humildad y humanidad. Walter Salas-Humara, narrador de historias rutinarias y comunes, creador de poéticas historias y gladiador en un coliseo donde los leones andan erguidos.

Un caballero que dio muestras de esa amabilidad intercambiando sonrisas, permitiendo las típicas fotos del momento con quien se acercara y firmando algunos ejemplares de su último disco. Si, éramos pocos y aquello era como una reunión familiar o el encuentro con un viejo amigo, porque podríamos decir que el recibimiento fue extraordinario, tanto en su función de bardo como en el trato personal. Ya hemos dicho que el epílogo vino de la mano de ““Susan Across The Ocean”, pero antes, en el inicio de los bises, Walter pregunta si queremos más, baja del aséptico escenario aderezado con una batería y nos regala un intenso “Going Round” a capela que sonó celestial y conmovedor, rodeado por unos asistentes en silencio como señal de respeto (aunque exista la excepción que confirma la regla). El primer entreacto finalizó con el dinámico “Tennessee Fire”, y para ese entonces nos abrió su alma y corazón con bellas melodías que obligan a cuestionarse la esencia existencial humana, los trastornos emocionales y su continua inestabilidad. Sensaciones que uno experimenta cuando recibe la fortaleza del soul, la dulce amargura del blues o el entusiasmo del country, la profunda raíz americana bien administrada con aproximaciones pop y hasta aventuras latinas.

Recorre los polvorientos caminos del sur en un viejo descapotable (“My Big Car”), percibe en su rostro los aires rejuvenecedores de “Way To Heavy To Float”, recuerda a The Silos de la mano del revolucionario son “Sangre y Lágrimas” y el sabor a tabaco mascado o el gusto de un añejo bourbon en el paladar llega con “Curve And Shake”, abrumadora oda que da título a su último disco en solitario. Nos envuelve con la desnuda calidez que ofrece “Satellite”, y suena arrebatadora la poética declaración de “I’m Over You”. La vida puede ser maravillosa, no cabe duda, y si tienes la fortuna de cruzarte en el camino con gente acogedora como Walter, que te da un pequeño empujón cuando canta “Never Lost The Sunshine”, has de intentar no perder una terapéutica reunión en la que cordialmente te despide Susan y recibes una exquisita bienvenida por parte de “Penelope” y “Margaret”. Razón más que suficiente para acudir y aparcar la rutina, disfrutar de minutos en los que se vive la pasión y se respira sentimiento, profundo respeto y emoción. Ese día el cielo se unió y sollozó.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s