Toby Connor: Hope is free | GravelRoad76


Domingo 18 de enero de 2015 en Coppola, Bilbao

Es domingo, y las calles se encuentran casi desiertas. Se pueden contar las personas que pasean refugiadas bajo paraguas, al igual que algún vehículo transitando por las húmedas calzadas. Es invierno. La calidez del refugio hogareño contrasta con las bajas temperaturas y la humedad del ambiente, pero son días de ceremonias. Cada cual tiene las suyas. Cada cual elige sus templos. Y nosotros en su momento encontramos ese calor familiar en un rincón que ha sabido combinar el arte culinario con el musical. Su modus vivendi, ofrecer comida al estómago. Su otra función, alimentar el espíritu. Así que nos aventuramos a caminar unos metros retomando un camino que teníamos en standby debido a la tiranía de la siempre inoportuna gripe. Nos esperaba Toby Connor en Coppola Bilbao.

22256536_1513530072047328_621877578796596105_oEn realidad poco sabíamos sobre Toby Connor. Ligeros apuntes que hablaban de un songwriter venido de Manchester, un disco editado hasta la fecha, “The Truth Of The Matter Is” y que el mes pasado ya había pasado por Bilbao, concretamente por Hika Ateneo, pero ya digo que ha sido demasiado tiempo viviendo junto a los antigripales, bastantes recaídas sufridas. Uno de esos personajes a los que catalogamos como trovadores del siglo XXI, tipos que viajan con su guitarra como equipaje de mano y cantan sobre sus ángeles, demonios, amores y desamores. Un hombre simpático que nos conquistó con su cercana timidez y sus espasmódicos movimientos, imaginando por un momento el nacimiento de esa canción, o a Dylan, Orbison, Young

Un solitario pie de micro aderezado, una añeja guitarra acústica, una envolvente voz y el sollozo de una armónica evidencian rasgos inconfundibles, mientras la luz íntima y el calor del público cercano aportan la intensidad necesaria en uno de estos momentos que animan a afrontar la semana con otra perspectiva. Comienza puntual, sosegado, y poco a poco va deshojando los pétalos de rosas que componen ese primer trabajo aludido que fuera bien acogido y con el que, aparte de sus aventuras previas (The Paris Riots) y paralelas (Blow), viaja desde entonces, aunque esta vez no llevara consigo ningún ejemplar. Una cita emotiva junto a un tipo honesto, un tipo que va añadiendo un poco más de tensión y que en unos minutos acaba por meterse al público en el bolsillo con una extraordinaria visión de “Hallelujah” de Leonard Cohen, el claro ejemplo de epidermis volcánica global.

Las voces que en un principio se adivinaban y hasta entorpecían el desarrollo de la actuación van desapareciendo permitiendo escuchar la grandeza de canciones sin trampa ni cartón, dulces estrofas como besos que van directamente al corazón y enérgicas como puñetazos en el mentón. Razón más que suficiente para corresponder e intentar evadirse por unos minutos de la rutina, canjearlos por otros donde la pasión envuelve el ambiente y se respira sentimiento y mucho respeto, porque hasta el cielo ese día se unió y sollozó. Privilegios del norte. Sentimientos del rock.

Rafa Robledo

 

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