La cálida sesión acústica en BBK Kuna de Mississippi Queen & The Wet Dogs | GR76


Jueves 25 de abril de 2024 en BBK Kuna, Bilbao

Asistíamos el pasado jueves de nuevo al ciclo de BBK Kuna organizado al alimón por las entidades Emankor Sarea y Noise On Tour en el que barajan todo tipo de suertes culturales entre exposiciones, conferencias, charlas, obras teatrales o musicales desde principios de año. Las jornadas han sido y están siendo, porque la programación continúa, numerosas en todos los sentidos. En cuanto a oferta y en cuanto al seguimiento, lo cual es una excelente noticia para los agentes implicados, para el restaurado edificio de Bilbao la Vieja y para el público porque la iniciativa está calando dejando entrever que tiene recorrido. En su momento ya informamos de las intenciones de los organizadores y de la extensa relación que habían logrado reunir, así que ya solo quedaba ver la respuesta y presenciar alguna de las citas programadas, siendo esta que nos ocupa la segunda sesión (aunque nos habría que ese número gustado fuera mayor) musical que presenciamos: Mississippi Queen & The Wet Dogs, formación que dicho sea de paso, hemos tenido la oportunidad de ver en sus variados formatos. En esta ocasión se presentarían en forma de dueto volviendo a sus raíces, a la columna vertebral, a su creación como tándem.

Al tratarse de un nuevo espacio con diversas estancias que se pueden adecuar a diferentes actividades, las sesiones musicales se caracterizan por su tratamiento acústico, por una ambientación más sensible, sensitiva o entrañable que para un servidor es tan poderosa como las masivas afluencias o audiencias rebosantes de energía cinética, eléctrica o lumínica. Al fin y al cabo, toda esta historia se impulsa gracias al rock and roll y el rock and roll se manifiesta de varias maneras. No hay una única fórmula. No hay una conducta particular. Mientras haya voluntad, mientras el público receptor y el colectivo emisor conecten, mientras el espacio designado reúna las mínimas condiciones para la representación, para los aplausos, los achuchones y las comuniones, y mientras ese lapso de tiempo haya servido para la fugaz ausencia mental debido, fundamentalmente, a canciones sentimentales o melodías vigorizantes, nada que objetar. Y si añadimos a la ecuación la fortalecedora armonía del soul, la afectuosa escolta del rhythm and blues, el encanto del funk y demás bondades de la música afroamericana, pues qué quiere que le diga. Una absoluta maravilla. Como maravillosa es la voz de Inés. Como maravillosa es la pericia de Aitor

Por lo tanto, y expuestas algunas de las razones que instaban a que hiciéramos un pequeño hueco en nuestra rutina, nos presentamos en BBK Kuna con la suficiente antelación como para pillar un sitio óptimo, puesto que el acceso es de carácter libre hasta completar aforo. Además, Mississippi Queen & The Wet Dogs llevaban una temporada sin muchos conciertos ofrecidos porque se encuentran preparando nuevo material y también deben, como todo pichichi, atender su vida profesional y personal. Otro motivo para responder a su llamada. Durante los minutos previos la gente iba llegando paulatinamente, lo cual explica que había ganas, que había cierta inquietud por constatar las cristalinas cuerdas vocales de Inés y el desprendimiento de Aitor con la guitarra, los coros y el buen sentido de humor del que siempre hace gala. Hablando de gala, fue cautivadora. La gala, queremos decir. La sesión, la función, la audición. Generalmente, en este tipo de congruencias optan por reinterpretar legendarias canciones que tenemos almacenadas en nuestras neuronas, o sea, se meten en la piel de personalidades de la cultura contemporánea forzando, de alguna manera, la complicidad del respetable.    

Desde la apertura vía Vintage Trouble (“Nancy Lee”) hasta el acalorado colofón final mediante Sharon Jones (“Nobody’s Baby”) y pasando por ilustres como Marvin Gaye (“Ain’t No Mountain High Enough”), prestigiosas como Carole King (“(You Make Me Feel Like) A Natural Woman”), fundamentales como Janis Joplin (“Piece Of My Heart”), o excitantes como los White Stripes (“Seven Nation Army”), quedamos atrapados en sus redes, un totum revolutum que les sale de perlas y el personal disfrutaría dando palmas al son de las canciones, colaborando en algún uhuhuh… general o atendiendo con buen talante cada una de las canciones o explicaciones sobre la alguna composición propia. Por otra parte, algo no muy habitual pues si han de estropear alguna canción (que por supuesto no sucede, es algo que comentan con sorna y gracia), es preferible que pertenezca a otros autores. Pues algunas de su propiedad cayeron como “Try Me” (título de su estreno discográfico), “Lucky Red Dress”, la vacilona “Don’t Wait Up” o “Ray Of Sunshine”, cuya especial dedicatoria debería usted, si todavía no ha tenido la oportunidad, descubrir en primera persona. No es la única que guarda esas premisas, y en ese selecto grupo de homenajes se encuentra “NYC”, canción (compondrá su próximo trabajo) que interpretaron ante un público atento y receptivo, lo cual alabaría Inés al ser una solitaria isla en el océano. Aplaudir, cantar o mover los pies enérgicamente no está reñido con la consideración hacia el resto de asistentes u oficiantes, cosa que de cuando en cuando sucede, cómo no. Las incómodas chácharas para otros menesteres. Los brindis animados y los rayos de esperanza, con Mississippi Queen & The Wet Dogs.

2 comentarios

  1. Mil gracias, Rafa, por tu dedicación a la música y a los músicos en general, por tus crónicas tan detalladas y ricas en descripciones siempre y, más concretamente, por tus amables palabras en este texto. Un abrazo! Firmado: Los Michichipis.

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