Zålomon Grass: “Space Opera” | GR76


Después de la edición de dos interesantes epés en los que el terceto vigués Zålomon Grass enseñaba sus afiladas garras y parte de sus inquietudes musicales, llega el momento del estreno en forma de un elepé presentado como disco conceptual plagado de guiños a obras clásicas del género, definiendo su sonido como Cosmic Blues. Y si ellos así lo especifican, habrá que respetar su criterio. Por nuestra parte no hay resquicio alguno de duda sobre su sugerencia o proceder, ya que seguimos sus pasos desde que emprendieron el camino bajo esta entidad o al margen de ella, pues sus integrantes son unos tipos curtidos en el circuito gallego y conocidos en el resto del territorio. Formaciones como Spoonful!, You Dog, Karma Animal, The Soul Jacket o Los Naipes entre otras, avalan en cierta manera la casta de Gabriel McKenzie, David Rodd y Mauro Comesaña, guitarrista, bajista y baterista respectivamente, siendo el primero encargado de la labor vocal respaldado, eso sí, por sus compañeros.

En los dos años que separan su debut y “Space Opera” han conseguido cierto status debido a un atractivo material y por supuesto, a unos sudorosos e impactantes oficios que fructíferos se presienten en la anunciada gira con motivo de la publicación del álbum. De momento, amplia en cuanto a fechas y estaciones, lo cual debería ser una extraordinaria oportunidad para reclutar nuevos fieles y distribuir no sólo su ópera espacial con la que afianzan su fórmula, sino el resto de mercancía por cuantos más rincones puedan. Y esa fórmula es tan sencilla como comprometida, puesto que de inmediato saldrán las comparaciones con algunos legendarios tercetos que ostenta(ba)n similares maneras. Británicos  unos, californianos otros, andaluces, madrileños o vascos; escandinavos también. Pero estos chavales son de la ciudad olívica. Son intrépidos, están implicados y entregan un conjunto de enfáticas canciones. De sopetón y sin demasiadas complicaciones lanzan las primeras andanadas por medio de “Cosmic Relief”, elocuente bienvenida en la que la densidad es proporcional al ánimo mientras la encolerizada métrica dispuesta resulta tan sugerente como los equilibrados giros en sus tres posiciones, batería, bajo y guitarra.

A Cantabria se trasladaron con la intención de grabar en Guitartown Recording Studios, el laboratorio del señor Hendrik Röver, dejando el proceso de masterización en manos de David Rodd, quien procedería a ello en su taller de Vigo, en Rodd Studios. Esos trajines han dado un óptimo resultado. Ha salido bien la jugada, ya que mantienen intacto el espíritu mostrado en “The Four Track EP” o “Three Hundred Years” multiplicado, eso sí, con finos sondeos, con inspiradoras progresiones o clásicas simientes adecuadamente utilizadas en cada una de las piezas que componen este puzzle psicotrópico. El single “The Drill” lo teníamos bien masticado porque en enero lo publicaron junto a “Don’t Let Me Go Down (Space Opera)” que cierra y cede el encabezamiento a este nuevo capítulo, siendo además dos buenos ejemplos de polos opuestos. Dos dimensiones. Dos conductas. Por una parte tenemos los sonidos trepidantes y por otra, la trascendencia de espacios oscilantes que tan bien resuelven y combinan en general como en casos particulares, algo que sucede en “All Hands On Deck”. La intuitiva concordia inicial que permite al subconsciente conectar con un místico vacío, se transforma cuando aparecen los clamores, cuando retumban los tambores y cimbales, cuando aparece un compás retador. Los cuellos se desatan, comienza el headbanging y la enajenación transitoria desaparecerá al tiempo que una resplandeciente guitarra descubra las proporcionadas simetrías de “Harder To Rise”, contagiosa estructura que sin discusión alguna captará la atención en sus futuras actuaciones debido, principalmente, a su emoción.

Un espejo, o mejor dicho, un fiel reflejo de las escuelas donde esta gente ha ahondado se puede apreciar en los siguientes números que no dejan de ser arquetipos de su propuesta. En la setentera “Heard It On The News”, un muestrario de instintos y herencias atraído por bolas de cristal o líneas psicodélicas, en la bluesera “Too Late Now” que no necesita mayores comentarios o consejos salvo que sea escuchada con tenue luz o a poder ser, bajo el influjo de la luna o en la orgánica “Groove To Prove”, cuyo enunciado dispone por sí sólo al movimiento sensual del esqueleto sin posibilidad de escapatoria. Y como colofón a esta ópera que, sin ser prima, podría ser considerada primera por cuanto es un lanzamiento en formato elepé, llega el estremecimiento con el comentado desenlace, la desarrollada conclusión, el expresivo akelarre en el que afloran ninfas, brujos y alquimistas entonando la rogativa central. Buen síntoma sería que bandas como Zålomon Grass u otras muchas del entorno tuvieran el respaldo necesario (y no vamos a promover debates estériles) o la repercusión que estimamos deberían tener porque el Rock n’ Roll es, ante todo, terapéutico, auténtico, un necesario refugio y libertad. Un viaje sin equipaje, como “Space Opera”.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s