Red Beard: “Die Trying” | GR76


Desde el día en el que el conjunto guanche Red Beard publicara sus primeras composiciones, sus integrantes han volado varias veces a la península y traspasado fronteras compartiendo escenarios con afamados artistas, aparte de haber completado una discografía bastante elocuente y representativa, por supuesto. Ritmos sureños, vientos camperos, ecos americanos. En ese círculo concéntrico (o cromático) se mueve el ánimo musical del corpulento Jaime Jiménez Fleitas, el hombre que ideara la formación dando sus primeros pasos bajo un perfil que ha ido afinando y afilando con el paso de los años. No vamos a decir ahora que sean unos veteranos en este cosmopolita ecosistema como tampoco diremos que la banda haya sufrido una exagerada transformación en su estrategia creativa, pues sería faltar a la verdad. No obstante, en una historia que roza la década podríamos señalar un par de etapas, ambas calzando botas tejanas. La última de ellas, y hasta que nadie levante la mano o aparezca un nuevo ejemplar, esta que de momento sellan con “Die Trying”, disco que saliera hace un par de semanas y grabaron en el mítico Muscle Shoals Sound Studio de Sheffield, Alabama.

Hablemos de “Die Trying”, pues. Hablemos de sus esquinas, sus nociones y contornos. Hablemos de la ruta americana que manan sus poros. Hablemos de los sonidos que emergen de la estepa tejana, de los humedales de Louisiana o de los arenales de las islas afortunadas, aparte de otras muchas ópticas o quimeras que sirven como fuente de inspiración al señor Jiménez Fleitas, a la postre conductor principal de esta guagua de rumbo establecido y destino… Bueno, el destino lo marcan las canciones, la aprobación del público, la difusión de los medios, el reclamo del circuito, el número de conciertos ofrecidos, el nivel de ventas, descargas o escuchas por streaming (cuestión para pormenorizado tratamiento)… En definitiva, esa alineación de factores que se alimentan mutuamente, el perseguido Dorado que las personas buscamos en cualquier orden de la vida y que, en este caso, los chicos deberían hallar porque el disco que nos ocupa tiene en su interior varios campos magnéticos de complicada, muy complicada escapatoria. No sería sencillo quedarse con un ídem personal, pero si tuviéramos que especificar algún título que nos haya llamado la atención por su dinamismo, por su carácter, su dimensión coral, su métrica absorbente, sus significativas cortesías o sus cautivadoras aportaciones instrumentales, quizás optaríamos por “I Got What You Need”.

O puede que la inmediata “Getting Loco”, empleada para el cierre, fuera otra magnífica canción para funcionar como single promocional, ya que en sus escasos tres minutos de duración reúne los requisitos necesarios para ser considerada como tal. Es directa, es delirante, es rabiosa, es, como especifica el enunciado, una imaginativa camisa de fuerza que pone las pilas y también un magnífico termómetro que verifica la graduación adquirida por la banda en esta dura travesía. Y aunque las dos manifestaciones a las que hacíamos referencia al inicio tengan elementos comunes y en ocasiones se nos vaya la pinza indicando tal o cual vertiente, la clave de este berenjenal no se ciñe a una unidad, un apelativo o un simple formulismo lanzado al azar. Es una gigantesca encrucijada, una soberana entelequia como la celebérrima “Can’t You See” de la Marshall Tucker o la no menos apasionante “Down South Jukin’” de los Skynyrd. Es iconoclasta como “You Can’t Stop Me” o una irónica estratagema encerrada en rimbombantes definiciones o augustos apellidos como “Never Sounded So Good”, un eficaz antídoto como “My Kind” o un cadencioso latido como “For The Travellers”. Es simplemente Rock n’ Roll. Unas veces mordaz, otras ceremonial, caso del eje central. Una canción que cede su lema puesto que, y no es más que una opinión muy personal, el arreglo final es suficientemente descriptivo del cariz del álbum en general. Orgánicos Hammonds, líricas orquestadas, precisas guitarras y cáusticas cadencias mientras en su desarrollo aparecen motivos e indicios así como un alegato en toda regla, un mensaje válido para todo tipo de luchas o batallas. Un mensaje para masticar. Un mensaje para sembrar y recoger.

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