The Soul Jacket: “KICK Radio” | GR76


Cierto es que “KICK Radio”, el sexto disco de su colección, lleva un par de meses en circulación. Cierto es que bastantes páginas web, magazines y publicaciones especializadas han analizado el material. Cierto es que algunas de ellas hemos podido leer, lo cual podría suponer que difícilmente digamos algo que no se haya dicho ya. Cierto es que The Soul Jacket es una de las ciento diecisiete bandas que respetamos y seguimos desde sus inicios, y cierto es que sus anteriores grabaciones han sido sometidas a nuestro particular peritaje. Cierto es que tras “Let Me Stand”, su anterior elepé, supimos que había una serie de composiciones con alto porcentaje de ser editadas finalizando el propio veintiuno, pero hubo que cambiar un dígito al calendario para que ese álbum viera la luz. Cierto es que esperábamos con impaciencia ese día, y cierto es que no pudimos cumplir con nuestro objetivo principal, que no era otro que describir las sensaciones que nos transmitía el álbum en cuestión.

Porque, si bien la confianza en los gallegos seguía (y sigue) intacta, una serie de circunstancias no permitían que realizáramos la tarea. La primera voluntad se vio eclipsada, dejando arrinconada la idea. No cuajaban los (nuestros) conceptos, quizás a esa consideración de sus autores sobre una obra conceptual, quizás porque ese argumento ha sido el eje principal de casi todas esas descripciones leídas, quizás debido a la orientación establecida, quizás por nuestras limitaciones, las reservas producidas tras una primera exploración o nuestro respeto hacia los seis, hacia Mauro, Jann, Xabier, Guillermo, Jorge y Toño. Ojo, no se vayan a apelotonar las fieras. No estamos diciendo nada (ni pretendemos) negativo sobre “KICK Radio”, porque para empezar, si así sucediera, mantendríamos la boca cerrada. Huimos tanto de la crítica voraz como del agasajo gratuito. Por eso no sabíamos cómo enfocar el relato. Lo más sensato, ser consecuente y no disfrazar nuestro punto de vista.  

Que, dicho sea de paso, ha variado tras unas semanas de tregua, tras un período de paréntesis. Si estabas en situación similar, ya sabes lo que puedes hacer. Insistir. Poner los cinco sentidos. Descubrir nuevos horizontes. Escuchar con atención sus once canciones, que por cierto, se devoran de un tirón. Si eres una de esas afortunadas personas que desde el primer minuto detectaron sin problema el sinfín de corrientes y variantes de esta cosmopolita emisora de ondas hertzianas, poco nos queda por apuntar, pero si en caso contrario pertenecieras al conjunto de desubicados, sintoniza el dial como sucede en “Gonna Do It” y siente el influjo de su recomendación, siente la atracción de su gradual cadencia, el sugestivo poderío de los metales, las activas guitarras y el incansable aliento a mover las caderas que seguirá a continuación en “Never Did That Before”, canción donde se destapan muchas de las esencias del firmamento Soul Jacket, ese que en cierta manera almacena procederes varios de la música racial que fuera popularizada en estaciones radiofónicas en épocas pasadas. Buen ejemplo de ello, “Scratch My Back”, sucesión de flexibles ramificaciones que unificadas crean un estimulante groove psicodélico bien reflejado en la ilustración de Raúl Maya.

Es indiscutible el apetito de la banda, su seguridad y su ambición. Aquí entonamos el mea culpa, porque reiteramos nuestra equivocada primera impresión sobre “KICK Radio”, un disco pleno de recovecos, ademanes y curiosas combinaciones de vacilón funk (“That’s Right”) y académico rock and roll (“Getting Good”) que sorprenden por su disposición y un ensamblaje casi inaudito, una meritoria y desarrollada revisión de la clásica “Just Dropped In (To See What Condition My Condition Was In)” o inyecciones de adrenalina como las recibidas en el sensual R&B “(Fighter Girl) Play The Night Away” o en “Never Did That Before”, otra muestra de casta en la que la garganta de Toño parece llevar la batuta, cuando en realidad todos los integrantes tienen su cuota de responsabilidad en un arreglo que significativo barruntamos en sus funciones, porque aquí se respira fraternidad, compañerismo, conexión y mucha, mucha satisfacción. Está claro que su rico vivero de géneros y talantes permite estas avenencias y en los últimos años habían dejado suficientes señuelos como para negar su alta capacidad de mimetismo, así que no nos deberíamos rasgar las vestiduras cuando en realidad pedimos que haya riesgo en el mundo artístico. Huimos del conformismo, ¿no? Y “Bendita Muerte” podría representar parte de ese compromiso creativo debido al evidente cambio de idioma y un nuevo lenguaje en el aspecto melódico, pues su sonido fronterizo es buena prueba de ello, hermanándose perfectamente con el eco jamaicano “El Hombre de las Estrellas” que sirve como introducción a la inspiradora serenata “Just Like A Burning Day”, idónea despedida a un disco fabricado de nuevo en Radar Estudios de Vigo. Su casa, su laboratorio, su hogar.

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