Todos sospechábamos que cuando todo este embrollo iniciara el proceso de evaporación, bien fuera por el arduo trabajo de la comunidad científica, del colectivo sanitario, las entidades gubernamentales o por la propia responsabilidad individual, el circuito cultural comenzaría programando a toda velocidad aquellos eventos que se vieron maniatados y suscitan el interés de la afición. Con independencia a la disciplina de la que hablemos, certámenes masivos o actuaciones más livianas, algún día tendríamos que volver a sentir el placer del directo, vibrar con los amigos, los voltios, los vatios y las euforias. Afortunada y personalmente hemos podido disfrutar de no pocas ocasiones frente al escenario, y si bien es cierto que el uso del bozal unido al mismo punto de vista durante la celebración de las audiciones puede no resultar demasiado alentador, ni tan mal, oiga. Hay que adaptarse al medio, proceder cual camaleón. No hay que desesperar, y una de tantas organizaciones que vuelve con renovada ilusión, aun habiendo vivido instantes de inquietud por las circunstancias, las incidencias o las limitaciones que todavía siguen azotando al sector, es La Grapa Black Music Festival.
Contemplando, por supuesto, la delicada coyuntura, posiblemente reciban menos visitantes que en ediciones anteriores, sin embargo, los responsables han logrado reunir un cartel más que interesante para sus más acérrimos seguidores. Cienes y cienes, por cierto. Se lo han currado desde que iniciaron esta travesía allá por 2015. Se lo han ganado. Y si solemos aplaudir la labor que realizan colegas distribuidos por los cuatro rincones, no podíamos olvidar a estos astures que reparten entusiasmo por el pueblo de Avilés. A lo largo de estos años han emparentado el nombre de la aldea marítima con todas aquellas fisonomías emparentadas a la música negra: Jazz, Soul, Blues, R&B, Groove, Funk, Cajún, Brass y otras tantas. El interés incrementaba a la misma velocidad que aumentaban las visitas de gente venida de diversos puntos de la geografía, atraída por el buen rollo generado o por las bondades de un festival que modificaba sus ubicaciones dentro de la misma localidad. El objetivo, hallar un espacio que pudiera acoger al personal. Beneficio para todos. Beneficio para paisanos y foráneos, beneficio para el turismo y el festival, para la hostelería, el público, los patrocinadores, los sponsors y los artistas. Hasta que desgraciadamente el reloj se paró. Hasta que llegó la impertinente, maldita, réproba e indigna diecinueve que nos robara parte de nuestras intenciones y energías.
Tras el aciago veinte veinte que mantuvo el movimiento giratorio del planeta en modo standby, vuelve a escena con la lógica cautela que requiere el desafío La Grapa Black Music Festival, y con ello vuelven a asomar los sonidos de Louisiana, el emblemático pasacalles de una agrupación de metales que dinamiza el participativo jolgorio… Nos hemos venido arriba, porque eso no sucederá por las actuales medidas, pero al tratarse de una de las particularidades que caracteriza al festival desde sus orígenes, no podría faltar en esta reentré. Defendiendo el sonido New Orleans, cortará la cinta protocolaria en la Pista de la Exposición de Las Meanas el viernes 6 de agosto la escuadra madrileña NOLA Brass Band, dejando en bandeja y preparado el auditorio para que la extraordinaria Shanna Waterstown imparta una de sus clásicas cátedras de Blues & Soul. Vayamos por partes. Los madrileños se han convertido, tras siete años de existencia, en uno de los principales conjuntos nacionales del género, pudiendo actuar tanto en salas de renombre como en conocidos festivales. Enclave de Agua, FestiMad o Blues Béjar Festival por citar algunos figuran en su curriculum, y actualmente excava terrenos más rockeros como así lo atestigua “The Brass Band Experience”, proyecto en el que homenajean a Jimi Hendrix.
En cuanto a Shanna Waterstown, que se podría convertir en uno de los baluartes de la edición, cerrará por todo lo alto esta jornada inaugural con su característica combinación de Blues, Gospel & Soul que le ha permitido colaborar con iconos como James Brown, Buddy Guy o Maceo Parker y recorrer varios países participando en valorados certámenes internacionales. Comenzó a temprana edad en el coro de una iglesia baptista de su Florida natal, poco a poco fue adaptando diversos métodos hasta ubicar su propio estilo y componiendo sus canciones distribuidas en dos estupendos discos como «Inside My Blues» y «A Real Woman», dos títulos reveladores y representativos de su aptitud. La clausura se convertirá en un necesario chute de energía teniendo en cuenta los dos concursos programados. Los primeros en saltar al escenario de La Grapa Black Music Festival, y en sustitución a Enlace Funk Experiment que debieron suspender su intervención en Avilés por contagio de uno de sus componentes, los bilbaínos The Cherry Boppers, quienes repartirán a diestro y siniestro su vivificante pócima de Funk & Groove. Con tres trabajos a sus espaldas, unos cuantos kilómetros en furgoneta y bastantes países visitados concurriendo en acreditados tablaos (entre otros el galo Saint Paul Soul Jazz Festival, el germano Theatron Festival o los más cercanos Festival de Jazz de San Sebastián e Imagina Funk), el sexteto demostrará a la asistencia que su directo es un extraordinario antídoto para la desgana y el pesimismo. Sentada estará la peña, sí, pero con estos tíos enfrente no se contempla la inactividad. Los pies zapatearán el animado ritmo impuesto desde el principio, las palmas pasarán a ser un integrante más y los coros se sucederán, puesto que las altas temperaturas que distinguen sus funciones son una de las muchas virtudes que les jalonan.
Como broche de oro al fin de semana, un hombre que firma su sobrenombre con caracteres del dorado metal, un referente mundial de la música afroamericana en su extensión: el señor Big Daddy Wilson (Adam Wilson Blount de nombre real). Posiblemente atraviese por un gran momento, y esto favorezca a que sea una figura de las más requeridas dentro del circuito para organizadores y para bastantes compañeros de gremio que sueñan con una colaboración del bluesman de grave y sensual voz. De hecho, ya ha auxiliado en alguna ocasión en algún álbum. En su historial podemos descubrir el curioso encuentro de un oriundo de Carolina del Norte con el Blues, la metamorfosis de chico de coro a intérprete principal, la conversión de un muchacho de campo que abandonaría, la escuela en plena juventud para afiliarse un poco más tarde en el Ejército, ya que el trabajo escaseaba para los afroamericanos del sur, su posterior incursión musical alemana, su relevancia en el ámbito internacional… En fin, datos que ayudan a comprender el sentido y la jerarquía del Blues, el crecimiento de un hombre que hasta la fecha tiene una respetable colección de discos que ampliará en septiembre. Varios de ellos le han proporcionado buenos réditos, caso de “Get On Your Knees And Pray” su estreno con Mississippi Grave Diggers en 2004, “Time” en 2015 o el último de 2019 “Deep In My Soul” Un fichaje de altura para un certamen que regresa con ilusión y con toda seguridad afianzará su candidatura en la relación de espectáculos necesarios. Recordamos que se trata de un festival con acceso libre que, al igual que en similares acontecimientos, será obligatorio solicitar las invitaciones con anterioridad para así evitar problemas de aglomeraciones. Para su reserva se habilitará un enlace en la página web, donde habrá que proporcionar los datos personales y un número de teléfono de contacto de cada asistente.
La distribución de la VI edición de La Grapa Black Music Festival que se celebrará en la Pista de la Exposición de Las Meanas de Avilés es la siguiente:
Viernes 6 de agosto la Pista de la Exposición de Las Meanas de Avlilés
NOLA Brass Band 22.00h
Shanna Waterstown 23.30h
Sábado 7 de agosto la Pista de la Exposición de Las Meanas de Avlilés
The Cherry Boppers 22.00h
Big Daddy Wilson 23.00h