Ahora que estamos en pleno proceso de repaso anual en cuanto a las ediciones discográficas… Bueno, elaborando las clásicas listas de regalos para fiestas navideñas (para pedir, por supuesto) que habitualmente solemos realizar. Y para ello, aunque nuestra selección estuviera bien orientada, las sugerencias de gente afín siempre serán bien recibidas. Es evidente que cuatro ojos ven (en este caso podríamos utilizar mejor el verbo abarcar) más que dos, seis más que cuatro y así sucesivamente hasta obtener una amplia gama de posibilidades. En esta ocasión, y a pesar de nuestro previo estudio del anuario y cierto apego hacia los cántabros, se nos escapó “Silver Wedding”, desliz subsanado tras el oportuno mensaje de uno de esos confidentes que mantendremos de momento en el anonimato, si bien podemos adelantar que no se trata de ninguna persona interesada, sino más bien una voz autorizada. Coleccionista contumaz de música en todos sus formatos y habitual en espacios abiertos u otros más apretados, o sea, que se patea la geografía entregado a una de sus pasiones: el rock’n’roll.
Gracias a ese chivatazo, aquí estamos tecleando mientras “Beatin’ The Blue” suena a todo trapo, inaugurando así esta merecida celebración como es un cuarto de siglo ofreciendo conciertos, enchufando sus cachivaches, obligando al personal a mover el bullarengue y exhalando rocK’n’roll. Un cuarto de siglo ya, que se dice rápido y pronto, alternando filiaciones, quehaceres y voluntades en este circo sin leones pero con muchos equilibristas sin una red protectora. Es una aventura ardua y bastante dificultosa en varios aspectos, para qué lo vamos a negar, y un amplio porcentaje de gente de este circuito se resiste a tirar la toalla pese a los constantes reveses; el escenario debe tener su atracción, y seguramente la idea de subir una vez a sus dominios tenga más peso que cualquier otra eventualidad. Raúl Real (cantante y bajista), Manu Gastado (guitarrista y cantante), Pepe Terán (pianista) y Jesús España (baterista) son uno de esos ejemplos de gente con absoluta confianza en sus canciones y que a base de pundonor sacan adelante nuevos intentos como el que nos ocupa, un elepé en el que festejan la efeméride y de paso, deferencia hacia una de sus formaciones fetiche no solo en el aspecto musical, sino en el visual, como queda reflejado en la atractiva ilustración de portada. Sí, son ellos. Los Stones.
No obstante, los británicos no son los únicos que figuran en su particular combinación se compases y disciplinas, ya que podemos apreciar psicodelia californiana, underground austral, barroquismo escandinavo o universal R&B administrado con bastante soltura y determinación. “Gardens”, “Raindrops”, “Wonder Why” o “China-White Blues” podrían aproximarse a esos supuestos o tal vez se deba tan solo a una hipótesis personal, así que omitamos cuál de estas canciones suscita esos arbitrios dejando el trabajo de indagación a cada uno de los oyentes, porque este disco debe ser escuchado con detenimiento y disfrutado por su variedad, algo que puedes comprobar sin ir más lejos en “Long Distance Call”, la pieza de mayor duración del disco que cautivará a más de un partidario-barra-nuevo afiliado por su decidido acento funky, su sensualidad, su picardía y en su conjunto cierta apariencia vintage. Se perciben sincrónicas imágenes y huele a guateque. Emboba la armónica de José Sierra y engatusan los coros de Inés Pardo y Lara Sánchez. Reconforta el arreglo, sugestiona el desarrollo entre pícaro y vacilón. Y esa es una de las reconocibles marcas registradas de Los Tupper, su compromiso más su sugerente y travieso rock’nroll, algo que han ofrecido al público en estos veinticinco años de trayectoria sabiendo que la balanza no siempre está bien calibrada (“Fictional Life”), pero las puertas de la percepción (“She’s Got The Fire”) son lo suficientemente poderosas como para desestimar su peso específico en la cultura popular. Hazte un gran favor: dedícale unos minutos a Los Tupper. Olvidarás ahogos y penurias pese a que alguna lagrimilla podría aparecer recordando algunos episodios, algunas personas, algunas notas o algunos rincones. Escucha “Silver Wedding”.