Curioso. El último disco de Drive-By Truckers, elaborado a partir de descartes de su anterior entrega “The Unraveling”, contiene precisamente esta canción. Normal. La música en vivo ha entrado en un profundo síncope y los soldados de esta cruzada han de ingeniar todo tipo de componendas para paliar tal desbarajuste. Lógico. Hace escasos nueve meses la edición de su anterior disco consiguió buenas tasaciones, y algunas composiciones quedaron postergadas, nunca olvidadas. Sensato. El mundo está en una encrucijada político-sanitaria-económica- escéptico- social de complicada diagnosis, y si a ello añadimos que Estados Unidos tiene en un futuro inmediato unas cruciales elecciones, el conjunto alabama-georgiano no podía dejar escapar esta oportunidad para matizar una serie de detalles una vez más. Cabal. Uno de los principales rasgos de unos tipos de verbo fluido y discurso crítico, unos tipos que siguen demostrando su decidido compromiso no sólo con el rock and roll, sino con el mundo entregando vitaminadas poesías y mordaces mensajes, estimulando al gentío con románticos suspiros y seduciendo con su rica combinación de sonidos cimentados en el sur, sí, pero de múltiples variantes también. Raro. Eso sería si usted desconociera, por cualquier circunstancia, a Drive By-Truckers, pero está nada mal comenzar la relación en el número trece, con “The New OK”.
Su actividad discográfica había decaído estos últimos años probablemente por los proyectos personales de sus integrantes, pero cuando se reúnen… Un cruce de miradas (aunque sean virtuales), propuestas por parte de unos, sugerencias por parte de otros y surge de nuevo la tentación por fabricar algo nuevo, por girar posteriormente en camarilla y predicar desde cientos de escenarios sus manifiestos. Eso es precisamente lo que debía haber sucedido durante el curso presente, y un buen número de prosélitos teníamos fe en recuperar las (muy) buenas sensaciones de uno de sus oficios quince años atrás. La cita debía ser en un espacio abierto (en todos los sentidos) donde abundan los abrazos, la satisfacción, el fervor, el compañerismo, el jolgorio y el aprecio hacia el rock and roll, sin embargo… Sucedió aquello que nos tiene maniatados, algo que nos mantiene más divididos aún. Algo que nos obliga a permanecer en un estado de inestabilidad y nos recuerda nuestra vulnerabilidad, que al fin y al cabo es el gran enigma que en miles de años no ha tenido resolución. En esa tesitura de constantes interrogantes sobre nuestra arrogancia encontramos gente como Drive By-Truckers. Gente entregada, gente competente y gente terapeuta habituada en entregar sesudos trabajos en sus dos vertientes, gente que debió, como el 99% de la población, cambiar de agenda y estrategia. En ese impasse nace “The New OK”, un elepé que podría ser calificado como apresurado, dada la proximidad de sus últimas entregas y alguien podría no entender la premura o la licencia, pero como ya hemos dicho el futuro es incierto y más en este período de urgencias y distancias.
Tal vez no sea el disco del mes o del año, pero seguramente no sea tan previsible como un colega nos dijo. «Ok, lo escucharemos», que le aseguramos. Eso hemos hecho, y con el recuerdo fresco de su anterior lanzamiento, podríamos decir que la experiencia no ha resultado tan desalentadora como vaticinaba aquel, ya que el tándem Patterson Hood–Mike Cooley es suficientemente sólido como para no defraudar. Palabra maldita en nuestro particular vademécum de terminología, por otra parte. En ese hipotético y remoto caso de displicencia, no estaríamos en estos instantes tecleando y dando forma a un par de ideas, no hablaríamos de “Tough To Let Go”, canción que resistía en el cajón desde hace unas cuantas estaciones y llegado el momento, han registrado con precisos metales que refuerzan la melancolía soul del siempre agradecido hammond. No hablaríamos de “The Distance”, que permanecía en estado de hibernación desde principios de década y guarda su vigencia terminando la misma, no hablaríamos de su virtuoso laboratorio de fábulas y armonías, de su impulsiva creatividad ni de furiosas historias como la ramoniana despedida “The KKK Took My Baby Away”, a la que la desgarrada voz de Bobby Matt, al igual que “The Unraveling”, le sienta de maravilla. ¿Qué habría ocurrido meses atrás si la hubieran editado? Ni tan siquiera podíamos imaginar el panorama actual, la pérdida de algunos sueños u otras pérdidas que aún duelen más… Ni tan siquiera habríamos imaginado esta grabación en invierno, y estamos observando la hojarasca otoñal mientras ponemos los cinco sentidos en “Sarah’s Flame”, oda con el inconfundible sello del señor Hood que alimenta el ánima con su nostálgica cadencia y crispa los ánimos con sus versos enrabietados. Ese malestar es, aparte de su elegancia armónica y su grosor musical, parte del escalafón logrado, y como grandes cronistas de la actualidad está también patente en “The Perilous Night””, clásico rapapolvos hacia este caos llamado civilización o el lamentable episodio vivido en Minneapolis que originara “Watching The Orange Clouds”. Es tiempo de lluvias, vientos y nubes, pero aparecerá el arcoíris. Tranquiliza el soul de «Sea Island Lonely”.