Días atrás hablábamos del debut de una banda griega de buenos augurios (The BuzzDealers) llamados a obtener cierta relevancia en el mundo underground en un futuro inmediato, dejando caer en ese escrito la existencia de un emergente circuito heleno sin apenas mencionar nombres, porque sabíamos que tarde o temprano uno de sus estandartes asomaría por aquí. Ha llegado el día. Ha llegado a nuestras manos (en realidad lo hemos venido escuchando en plataformas digitales estas últimas semanas) la reciente entrega de 1000Mods, y después de unos cuantos debates internos sobre la posibilidad de dedicarle una líneas, vamos a intentarlo. A pesar de su corta trayectoria, ya que su ópera prima (“Super Van Vacation”) tiene tan solo nueve años, los tíos se han hecho un hueco en el panorama internacional gracias a una compacta trilogía hasta el día de hoy, fogueándose en grandes festivales europeos y americanos donde han conseguido un importante séquito de incondicionales que aumentaron el año pasado en una ruta austral.
Así que la publicación de nuevo material se presumía interesante, y durante estas últimas semanas, aparte de ocuparnos de otros lanzamientos y distintas cuestiones, hemos dedicado el tiempo suficiente para tener una opinión formada o para compartir nuestros pareceres. Podemos adelantar que, aun conservando su particular memorándum conceptual, percibimos algunas variantes a las variaciones de dos doradas décadas del rock’n’roll. ¿Las últimas? De momento, y si nadie pone remedio al asunto, posiblemente. No obstante, todos los nacimientos (o casi todos) de nuevas tendencias, nuevos movimientos o nuevas conductas en el terreno artístico suelen aparecer tras o en épocas grises en muchos aspectos, e indudablemente la grave crisis actual es uno de esos casos de grietas, controversias y sombras. Quién sabe si esta vicisitud origina una sorprendente corriente cultural, quién sabe lo que nos deparará el futuro y quién sabe lo que sucederá con el planeta o la raza humana, algunas de las, curiosamente, divagaciones de este “Youth Of Dissent”.
Su acreditada asociación de ecos provenientes de la turgente artesanía de Palm Springs o las furiosas guitarras de Seattle toma en esta oportunidad la vereda de la última, si bien es cierto que añaden más elementos al característico sonido de un conjunto que ha crecido en nombre y apetito. Buena prueba de ello es “Lucid”, precisa bienvenida para reflejar no solo su estado creativo, sino cierto inconformismo por parte de una formación implicada en descubrir nuevas maneras que puedan reforzar su candidatura. Para lograrlo, nada mejor que recurrir a las viejas pero efectivas artimañas como «So Many Days», canción que gravita en torno a la década de los noventa con esmerada ambientación, pero no te quedes en las apariencias, porque ese desarrollo impugna una serie de aseveraciones y podría ser la llave que abriera la caja de los truenos “Warped”. El furor, la inevitable influencia de las camisas de franela, el gravamen a una escena fundamental para comprender el alcance del rock en el siglo XXI, aunque el elepé cuente con sobradas muestras de gratitud hacia la capital de Washington, no en vano su elaboración tuvo lugar en Bridge Studio y Studio Litho (grabación), y Resonant Mastering más Red Room (masterización y mezclas respectivamente) de Seattle.
La aparentemente relajada “Dear Herculine” fusiona guitarras pesadas y dominios psicodélicos mientras “Less Is More” es un tanto más espontánea en el sentido de su construcción, y “21St Space Century” es un conciso entreacto instrumental que cierra la primera parte y consecuentemente, recibe a la segunda. Dani (vocalista y bajista), Giannis (guitarrista), Giorgos (guitarrista) y Labros (baterista) aportan más indicios sobre ese circunstancial cambio direccional en “Pearl”, donde una punzante guitarra secciona de cuajo la sólida densidad rítmica que a continuación expande todo su beligerante arsenal en “Blister”, discrepantes reflexiones en voz alta que aclaran la personalidad de unos tipos con un amplio manual de comportamiento en todas sus facetas, pues su música es tan poderosa como su carga lírica. Todas esas sensaciones y esos preceptos apuntan en el escalofrío “Young”, bucólica composición que resquebraja piel y mente en inmateriales purgatorios o pronunciados desfiladeros a los que consciente o inconscientemente dirigirás los pasos para hallar el amparo de las tres dimensiones… Y una vez allí, la explosión, el delirio, la fricción de dos humeantes guitarras, la conmoción. A duras penas llegamos íntegros al rapapolvos “Dissent”, pero habrá que afanarse en agitar la cabeza y hasta imaginar algún pogo debido a la celeridad de su propio esquema y un solícito mensaje que da pie a ello. Extenuados por el esfuerzo, su innata facilidad para idear espacios facilita el desahogo intrínseco del adiós “Mirrors”, extensa creación de múltiples referencias, equilibrio y seguridad que en cierta manera recapitulan algunos secretos del próvido hard rock. Avalan su carácter en una enérgica simbiosis, confirman su afán.