Martes 25 de febrero de 2020 en Kutxa Beltza de Kafe Antzokia, Bilbao

Un martes de sesión rockanrolera en fechas de carnaval. Un martes cualquiera, un martes normal. Hay quienes lucen sarcásticos atuendos, se parapetan tras el tradicional antifaz, con originales indumentarias se camuflan o quienes mantienen su disfraz habitual. Gente que se apunta a momentáneos recorridos y gente que desfila como acostumbra, personas que acuden a celebraciones paganas y personajes frecuentando litúrgicas reuniones, o dicho de otra manera, don carnal, tradición, US Rails, rocknroll. El carismático sirimiri reaparecía timorato en el botxo, recibíamos a los chicos de Philly que días antes habían comenzado nuevo tour europeo y tras una jornada de merecido descanso en su camino, parada, fonda y audiencia una vez más en Bilbao. Sí, caíamos en las redes de US Rails otra vez, y si repetíamos por algo será. Será porque las anteriores ocasiones habíamos salido del show con buen sabor de boca, será porque en estos últimos años sus canciones nos han acompañado regularmente o será porque nos apetece volver a disfrutar con el inconfundible rock americano que destila la formación, por la libertad del country, la nostalgia del blues o la armonía del soul. Fuera como fuera, tocaba recorrer un trayecto que fácilmente podríamos completar con los ojos vendados y subir las escaleras de una caja mágica que despoblada nos recibía cuando abrieron las puertas del recinto, pero…

Durante los minutos de espera el goteo humano era incesante, se apelotonaban paraguas y chubasqueros por los rincones, y podríamos decir que Kutxa Beltza registró una notable asistencia. Sin rozar números extremos, pero lo suficiente como para resguardar con cierto recelo tu metro cuadrado vital. Entre conversaciones se nos va el santo al cielo y recordamos que estos son tipos puntuales. A alguno el inicio le pilló a contrapié. Como recordamos, unos tipos campechanos y afables, que también. Unos tipos orgullosos de su glosario musical, sus huellas y varias cicatrices que determinan el carácter de un férreo conjunto que comparte faceta coral, autorías y rota el micrófono principal. Por otra parte, la gran seña de identidad de unos tipos que en consiguen la complicidad del personal con sus arengas y sus predicados, pues las canciones de los Rails conservan un gran componente envolvente y cautivador. Tienen la dosis adecuada de sosiego y furia, como dejaron patente alternando viejas composiciones del señor Arnold (“Eagle & Crow”) con recientes dedicatorias del señor Bricklin (“Hard Headed Woman”) o densas historias dirigidas por las batutas del señor Muir (“Water In The Well”) con creaciones vertebradas por resbaladizos slides del señor Gilliam (“Drag Me Down”). Tienen alma, tienen savoir faire. Tienen la facultad de atracción necesaria como se pudo comprobar en diversos lances de la función. Por ejemplo, la alucinógena “Everywhere I Go” cumplió su cometido introduciendo al personal en una esfera tridimensional, el instigador ritmo de cantina “Declaration” obró proclive al incesante movimiento de caderas y a su intrínseca apelación, y en “Old Song On The Radio” encomiaron al participativo orfeón y al aliento de una concurrencia venida a más a medida que se fue metiendo en harina. Para ese entonces Jackson Parten, el quinto tripulante de la nave, procedió estático en su misión salvo en su presentación, mientras los solícitos mensajes provenientes del escenario eran recibidos con gran entusiasmo. “Follow The Lights” había sobrecogido con su electrificada acústica y unos salmos celestiales que coparon la hora y media aproximada de un concierto en el que la avenencia del quinteto procedió trascendental, “Heartbreak Superstar” enseñó credenciales y con “Mile By Mile” mantuvimos la compostura pese a que el mercurio alcanzaba respetables graduaciones. Para combatir las altas temperaturas, nada mejor que un refrigerio. Nada mejor que una romántica adaptación como “Barbed Wire”, respetuoso preludio a un final en la cumbre con “Do What You Love”, un volcán en erupción, el perfecto epílogo a una noche plagada de ecos de ayer y clamores de hoy. Laureles y encomios para US Rails. No dejes pasar el tren, pues afortunado serás.

En Barcelona, el señor Jackson Parten no tocó, los cuatro solos se bastaron para hacer disfrutar al las 80-100 personas que nos citamos en Rocksound. Como la ultima vez un concierto para recordar, ahora bien si la entrada valía 12€ anticipada o 15 en taquilla y con este aforo, como les salen los números?
Salud
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