Drive-By Truckers: “The Unraveling” | GR76


Una vez escuchado “The Unraveling” (tres, seis o siete veces, no lo recuerdo), el deseo por volver a estar presentes frente al quinteto alabama-georgiano crece a pasos agigantados, porque los tíos han firmado nueve canciones fieles a su temperamento. Canciones punzantes, canciones reflexivas, turbadoras y decididas. Como el resto de su discografía, vamos. Y si todo marcha según lo previsto, podremos disfrutar en la reunión anual de camaradas y cofradías de Azkena Rock Festival con la actuación de Drive-By Truckers. Quince años separan su primera actuación en Mendizabala de la inmediata, y desde ahora abogaremos para que la franja horaria asignada sea condescendiente con la portada del disco, porque intercambiar los sofocados rostros de entonces con el colorado ocaso del mañana…

Imagina la bella estampa, imagina la simbiosis del tornasolado firmamento con el brío del auditorio y la casta de una banda que a pesar de desajustes internos ha mantenido siempre el equilibrio y defendido su identidad rehuyendo en cierta manera la inmediatez; porfiando en su discurso y su profundo background. Tal vez, viendo el porte de su carrera en solitario, la desbandada del señor Isbell dos años después de aquel bautismo en Vitoria-Gasteiz fuera una muy frívola excusa para reprochar la (teórica) línea descendente de los Truckers, aunque nosotros no hayamos sido defensores de esa afirmación, pues seguíamos creyendo en sus facultades. Tras un par de malogradas publicaciones resurgieron con el elogiado «American Band» que les restituye el status perdido, y recientemente vuelven (casi cuatro años de separación) a la carga con un elepé donde las composiciones de Patterson Hood y Mike Cooley, unidas a la producción de David Barbe, tejen una polifónica tela de araña que detiene el tiempo y dificulta las maniobras por intentar huir.

El disco contiene una laboriosa disposición de elementos e incluye múltiples coordenadas que reflejan el carácter de Drive-By Truckers. Las canciones estimulan mente y alma, y los posibles formulismos sobre el talante de la banda son difusos espejismos, ya que la dimensión del propio ejemplar es tan profusa como el rock. Visto el rédito obtenido con su anterior trabajo, debían optar por la transformación o la continuidad, el refugio conocido o un inexplorado perfil. Con ligeros matices toman la segunda variante, y “Rosemary With A Bible And A Gun” asume ese rol de metamorfosis acogiendo en su seno instrumentaciones que robustecen la luminosa melancolía del piano y las cuerdas vocales del señor Hood. La introducción, sosegada y taxativa en su concepción, ya que, aparte del gradual incremento armónico, adapta la naturaleza de Drive-By Truckers con las formas de un viejo Young admirado en planteamientos musicales o temáticos, siendo buen ejemplo en este último apartado “Thoughts And Prayers” y “21st Century USA”, puya que sanciona la incapacidad política en su amplio contexto pese a que la situación actual en su país sea una inagotable fuente de censura.

No obstante, es una constante en sus manifiestos, como así lo demuestra una retahíla de cantares donde nunca han faltado los reproches a los distintos ejecutivos. En el aspecto musical, la escritura de la pareja HoodCooley ha estado emparejada a los recurrentes modelos sureños, sin embargo han ido evolucionando con el paso del tiempo añadiendo variadas combinaciones aun manteniendo la tradición campera (“Thoughts And Prayers”) o alcanzando remotos confines cabalgando gráciles corceles (“Grievance Merchants”), si bien hay tiempo para echar la vista atrás evaluando el cuantioso manual del conjunto y que por ejemplo sustentan “Armageddon’s Back In Town” o «Slow Ride Argument», frenético rockandroll que pone en órbita la voz del señor Cooley y de paso, las pilas al más remiso. Como buenos cronistas de la realidad, analizan el medio y la complejidad del ser humano en impactantes teoremas como “Heroin Again”, impetuoso ritmo de tono social proclive a la meditación o “Babies In Cages”, una de esas embriagadoras epopeyas enmarcadas en manglares del sur, en las puertas de la percepción o en espirituales esferas como las establecidas por los ecos de esperanza de “Awaiting Resurrection”. La voz del silencio. El lamento de un quebrado slide . El prolongado adiós.

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