Kafe Antzokia se queda pequeño para recibir a The Magpie Salute | GR76


Jueves 11 de octubre de 2018 en Kafe Antzokia, Bilbao

Demasiadas noches soñando este día, demasiados días imaginando este instante. Demasiadas horas (nunca suficientes) escuchando “High Water I” y unas pocas más desmenuzando su debut, “The Magpie Salute”. Demasiadas esperas, demasiados apetitos que podrían influir en nuestra percepción, que alguien pensará. Allá cada cual. Es rock’n’roll y seguirá siendo cuestión de sensaciones, gustos, corrientes o apegos, y el nacimiento de The Magpie Salute nos alegró sobremanera, así que una vez conocida su idea de pasar Pirineos, no se contemplaba el plebiscito; había que asistir, debíamos estar frente a ellos, debíamos estar presentes en la abarrotada sesión dominical de Kafe Antzokia, a donde nos dirigimos con la suficiente antelación como para evitar las aglomeraciones previas al concierto. Poco a poco se va animando la cosa y va llegando la marabunta impaciente a pesar de la pertinaz llovizna que pretendía amargar a una afluencia que sabíamos llenaría el auditorio, pues los días previos se agotó el papel. Aforo completo, no cabría un alfiler. Tras las dos largas esperas (una bajo los paraguas y otra bajo el capitolio del Antzoki) que aprovechamos para hablar con alguno de esos ocasionales visitantes gallegos, castellanos, astures, maños, riojanos, incluso procedentes de Iparralde, apagan las luces de ambiente, encienden las barras de incienso del pequeño altar sobre uno de los amplis de Rich, y entre aplausos aparecen Joe Magistro, Matt Slocum, Sven Pipien, John Hogg, Marc Ford y Rich Robinson haciendo lo propio con el respetable y dando la bienvenida con los efusivos acordes de una canción propicia para el día como “High Water” seguida de otra taxativa “Walk On Water”, algo que la mayoría de asistentes habíamos hecho horas antes, sin embargo ahora estamos resguardados del sirimiri. Ahora las gotas son de sudor y lagrimillas que brotan de alguna que otra mejilla.

Hay conciertos que sabes o intuyes que se convertirán en un momento inolvidable. Motivos para ello hay muchos, y sin temor a confundirnos, el de The Magpie Salute es uno de ellos. La plena convocatoria, la distribución de las canciones, los aplausos y los coros de la audiencia, la presencia de un extraordinario tándem como Marc FordRich Robinson, las nostágicas y respetuosas cortesías hacia Neil Young (“Big Time”), Bob Dylan (“Girl From The North Country”), The Allman Brothers Band (“Dreams”) o The Velvet Underground (“Oh Sweet Nuthin’”), el guirigay, el aliento y el entusiasmo… Magic Salute, que se oyó en el fugaz receso en el que alguien saldría a apurar algún cigarrillo, se acercaría a la barra o al baño. Eso sí, sería en las posiciones traseras, porque en las de vanguardia no se movía ni el tato mientras los trabajadores aprovechaban para realizar cambios en el escenario, pues llegaba el interludio íntimo, el momento acústico que comienza forzando unas cuantas peticiones de silencio con la emotiva interpretación de “Sister Moon” a trío guitarrero-vocal. ¡Un poco de respeto, por favor…! Un leve desliz, anecdótico quizás. Breves segundos de desconcierto ya que el volumen utilizado era completamente opuesto al utilizado en una primera parte donde sobrecogieron los graves y los amplios desarrollos, el perfecto equilibrio, la intensa suavidad y la categoría de cada uno de los protagonistas, ya fueran Joe Magistro o Matt Slocum parapetados tras batería o teclados respectivamente o cualquiera de los cuatro restantes, aunque en este aspecto tal vez John Hogg fuese el mayor damnificado, pues hubo fases en las que su voz no se distinguía como habríamos deseado. Impresionante groove y dominio de la situación por parte de Sven Pipien al bajo, y qué decir de Rich Robinson y una debilidad como el señor Marc Ford, uno de los más aclamados a la hora de las presentaciones. Extraordinarios en los diálogos a doce cuerdas, inspirados en los solos, quebradizos en los slides y dispuestos a utilizar sus cuerdas vocales, si bien no es la mayor de sus virtudes. Eso sí, lo suplen con galones, voluntad y destreza en “The Vulture” (Ford) o “I Know You” (Robinson) trasladándonos en el tiempo y el espacio o adivinando la mano amiga que te abraza y está contigo en los momentos menos buenos con “For The Wind”. Como un viento huracanado concluyen ese set desenchufado, y aparte de las dos últimas (maravillosas) revisiones mencionadas, el tercio final traza puentes entre una efectiva y picante “Old Lady Sunrise”, la dicotomía del adiós en “Send Me An Omen” y el éxtasis colectivo al advertir la extensa silueta negra de los cuervos añorados con “She Gave Good Sunflower”, “One Mirror Too Many” y “Horsehead” del tirón, sin anestesia. Con convicción, condición y aptitud. El orgullo de The Magpie Salute.

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