
Un tipo experimentado, un tipo convencido y un tipo inspirado. Un tipo que tras recorrer un sinfín de kilómetros y otros tantos escenarios durante más de veinte años bajo filiaciones como Soul Gestapo, Los Tupper y haber colaborado con gente dispar como sus vecinos Los Deltonos o los australes Radio Birdman o Johnny Casino, ha decidido soltar amarras y emprender una aventura en solitario, sin cadenas, ataduras o similares. Ese es Aitor Ochoa, un hombre inquieto dispuesto a recorrer una travesía capitaneando la embarcación Mad Mule tripulada por Luis Ibáñez, David González “Fuzzio” y Fernando Chiquito con quienes conseguirá llevar con toda seguridad a buen puerto “All These Words Will Die Before The Morning”, excelente título para una no menos meritoria ópera prima creada, firmada y sellada en su propia disquera, Magnolia Recording Co. Quien desconozca su bagaje como músico y compositor hallará en este álbum las pistas suficientes como para descubrir su perfil, sus angustias y sus ilusiones, mientras que aquellos que en cierta manera dominen ese pasado, se entusiasmarán por la edición de un disco que traza una perceptible línea divisoria entre sus etapas. La ambientación, la transmisión, las melodías, las diásporas, los encuentros, los tributos… Magnolia y Jason Molina, Mad Mule y Crazy Horse.
El viejo Young, de quien suele recrear en sus actuaciones “Powderfinger”, es sin duda, desde una reveladora labor gráfica, la notable referencia de una obra que atrapa desde los primeros compases de “Me & You”, enérgica bienvenida con guitarras orgullosas, guitarras retadoras y eléctricas guitarras que dejan sin aliento con su expeditivo temperamento. Dos minutos y medio pasados que bien podrían dilatarse en el espacio y el tiempo, pero para eso está la épica belleza de un desarrollo como “Evil”, donde esa dimensión aludida podría estar representada en las resonancias de acantilados cántabros, el susurro del viento, el oleaje racheado, el auxilio y la soledad. La protección. La obligación de fabricar canciones. La necesidad de compartir sentimientos. La serenidad de un escritor temperamental que te parte en dos con la melancolía de “Nothin’” o “Remember Me”, la determinación de “Mule” o la extraordinaria firmeza de una cuerda floja llamada “Sleepwalker”, una delicada fuerza interior que agrieta sueños y con vehemencia señala. Enseñanzas absorbidas, anécdotas compiladas y conocimientos adquiridos a lo largo de los años son la base de este trabajo, probablemente hayan moldeando su personalidad y tal vez tengan su trascendencia en un escalofriante epílogo de diez minutos de pasiones y distorsiones que nos remiten al catedrático Young, sí, pero sus corrientes nos unen inconscientemente (o consecuentemente) a Atlanta, Chicago, Ibiza o Zaragoza. La caprichosa catarsis emocional y la esperanza de “There Is A Light”. Luz en la oscuridad.
Aitor Ochoa & Mad Mule – «There Is A Light«