Danny And The Champions Of The World, el soul es la solución | GR76


Viernes 9 de marzo de 2018 en Kutxa Beltza (Kafe Antzokia), Bilbao

Sold out. Entradas agotadas. Sin billetes. Penúltimo alto en el camino y primer lleno en el itinerario. Factible anuncio conociendo los protagonistas, sorprendente y meritorio al tratarse de una semana bastante calentita en cuanto a acontecimientos musicales en el botxo y alrededores, donde se pudo comprobar la buena disposición de un público que en buena medida concluía ese viernes habiendo disfrutado de tres fogosos días frente a los escenarios en otras tantas jornadas que se antojaban imprescindibles. Rostros conocidos, caras habituales y repetidos semblantes reunidos una vez más para disfrutar de las virtudes del inmenso rock n’ roll, así que conocido el desenlace, el buen trabajo de la promotora Noise On Tour se ve recompensado con el brillante aspecto de una sala colmada para recibir la no menos brillante luz de Danny And The Champions Of The World. El mismo día se había anunciado que el aforo completo estaba a punto de caramelo, por lo que con suficiente antelación estábamos por las inmediaciones de Abando, procuramos evitar aglomeraciones e intentamos conseguir privilegiadas posiciones.

Raudos subimos las escaleras de Kutxa Beltza que generalmente suben al cielo, y el viernes nos condujeron a un remanso de paz y tranquilidad aunque estuviéramos embutidos en una muchedumbre ávida por sudar, cantar, bailar y soñar con el amplio formulario terapéutico del señor Wilson y sus campeones. El pequeño, coqueto y cómodo apartado superior de Kafe Antzokia acogía por primera vez a la formación británico-australiana, y la imagen no podía ser mejor viendo ojos excitados, sintiendo contagiosos nervios y escuchando encendidos diálogos a nuestro alrededor en los minutos previos a la actuación. No había lugar a dudas. Se presagiaba una excelente velada. De hecho podemos calificar la función como maravillosa, comenzada con puntualidad británica y concluida con bilbaína solemnidad, iniciada con la determinación de «Let The Water Wash Over You (Don’t You Know)» y finalizada con la formalidad coral de “Restless Feet”. En el medio, largos minutos que cortos se hicieron gracias a los brillantes aportes del señor Paul Lush con la Telecaster, los sugestivos apoyos de Tom Collison (the new kid on the block) en los marfiles, los deslizantes alientos de Henry Senior tras el lap steel, la potencia y delicadeza del motor pilotado por las baquetas de Steven Brookes, la métrica mantenida por las cuatro cuerdas de Chris Clarke y el savoir faire del alma de la formación: Danny George Wilson, más conocido como Danny Champ y más conocido por una legión de amigos que regularmente acuden a sus recitales. Bilbao no iba a ser menos, y tras aproximarse al lado más bailable y considerado (“Consider Me”), se muestra cercano y agradecido a las personas que han facilitado este viaje por una tierra que lleva en el corazón.

Emocionante discurso y dedicatoria exclusiva a Chus (Copernicus Dreams) en “Never In The Moment”, envolvente odisea que seguramente el cántabro percibirá de otra manera a partir de ahora. La densidad del ambiente se une a visiones y entrañables ensueños cuando “This Is Not A Love Song” verifica que somos peregrinos en busca de libertad, “Stay True” muestra el cariz de un tipo movido por la cadencia del corazón y la gravedad del alma, y el ritmo de “Waiting For The Wheels To Come Off” hermana calles del Bronx con plazas del botxo gracias a las tonalidades del intrépido Nord del nuevo chico de la comunidad. La audiencia goza, la audiencia danza, la asistencia da palmas, y vibra con el sensible soul disfrazado de ferviente rock n’ roll, el funky o country bajo referencias pop, y hasta se adivinan desarrollos psicodélicos que se suman a una velada embriagadora. Una fiesta organizada por un sexteto generador de energía magnética que desata pasiones y agita brazos con sus corrientes y apasionadas telecas (“Gotta Get Things Right In My Life”), sensibles acústicas (“You’ll Remember Me”), fortalecedoras narrativas (“Clear Water”) y la inenarrable sensación de paz obtenida en “(Never Stop Building) That Old Space Rocket” acredita nuestra sana costumbre por pisar santuarios los días que ofician ceremonias. Y si esa frecuencia corresponde al radiante destello de Danny And The Champions Of The World, seremos recompensados. Somos afortunados.

«(Never Stop Building) That Old Space Rocket» by Danny And The Champions Of The World at Kutxa Beltza

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