Domingo 5 de noviembre de 2017 en Nave 9, Bilbao
A principios de la pasada semana el inesperado anuncio de una nueva e interesante sesión del Rabba Rabba Hey en Nave 9 nos puso en alerta: The Kleejoss Band volvían al botxo. Sin desmerecer ninguna de las ofertas de las que hemos podido disfrutar con anterioridad a ambos lados de la ría (la sede simplemente ha cambiado de orilla), ésta se nos antojaba de asistencia obligatoria, cuasi perentoria por diferentes razones, y entre ellas podríamos resaltar las risas. Estábamos seguros que sería una matinal de carcajadas, confidencias, brindis, abrazos, cervezas, algazaras y un poquito de rock&roll para amenizar el encuentro. Estábamos seguros que nadie podría amargarnos el aperitivo, ni tan siquiera la aparición de un cielo implacable que cerraba sus compuertas y asiduamente descargaba sus iras, así que provistos de paraguas y ropa impermeable nos dirigimos al lugar con la suficiente antelación como para poder saludar a los chicos y otros aliados que fácilmente nos encontraríamos en el concierto. Nos demoramos más de lo previsto aunque llegamos con tiempo al lugar y pudimos saludar, reír, charlar y posteriormente disfrutar y bailar con estos mañicos que estos últimos añicos nos han hecho ídem con sus cánticos, con sus pregones, han sido corteses con GravelRoad76 y no han dudado en compartir sus impresiones con nosotros en ocasiones.
Hablando de, nuestra primera impresión al ver el backline que traían consigo fue el atractivo parche del bombo. Ya lo hablamos con Joss, su dueño. Precioso. Y supimos de primera mano cuestiones que en ocasiones no controlamos desde la trinchera opuesta y delatan que estos tipos son unos sufridores del rock&roll. Son tenaces, son inquietos, son perseverantes. Son aragoneses. Con un mes escaso de la publicación de “Inception” han recorrido en furgoneta varios cientos de kilómetros, y lo seguirán haciendo porque sobre la mesa tienen un interesante planning que les llevará de costa a costa y les volverá a unir en una noche especial con sus hermanos ibicencos Uncle Sal. Eso ocurrirá en Zaragoza. Eso será una fiesta del ROCK&ROLL (esta vez lo escribimos con mayúsculas). Eso será una ceremonia religiosa. Eso será una celebración. Pero centrémonos e intentemos narrar lo sucedido el día de autos. Una jornada meteorológicamente desapacible como ya hemos apuntado, fascinante por el reencuentro y por comprobar el comportamiento de esas nuevas canciones en las distancias cortas. Poco se demora el comienzo, siendo la encargada de ello “Switch The Lights On”, precisamente la pieza que abre su nueva andadura con unas guitarras que prosperan in crescendo hasta lograr la distorsión e insuflar la suficiente energía como para obligar a disparar las primeras salvas al cielo, lanzar las cabezas al viento y poner brazos y puños en movimiento. Sin apenas segundos de respiro enlazan las primeras en un sólido entreacto e “Inception” irrumpe con sus aires camperos, sus preguntas, sus metáforas, sus demandas… cuando la guitarra de Coco brilla con luz propia y los coros no se hacen esperar. Ante el escenario todo cobra significado. Compruebas el talante de los chicos, te conmueves con la melancolía de pequeños relatos otoñales (“Worn Out And Jaded”), suspiras con la contagiosa velocidad de “Feather In My Cap” o repasas en minutos tu pasado reciente mientras “Villa Modesta” se apodera del ambiente. Tras el extraordinario “The Ballad Of Working Class Man” y el no menos gigante “Shoulder Of Giants” las gotas de lluvia son una especie de alegre alegoría de la emocionante sesión que estábamos viviendo cuando aparece un estupendo y caudaloso río de nostalgias y satisfacciones que inmortaliza a los mortales y te ofrece una mano amiga.
“River Sound Unleashed” era el momentáneo adiós, una odisea respetuosamente seguida por los asistentes que no podían sino ovacionar abiertamente este regalo y gritar de felicidad por el estupendo recital que estábamos presenciando. Sin embargo guardaban otro as en la manga. Tras la pertinente petición por parte del personal de más leña nos sacuden con los aires australes de “No Glam In Rock N’ Roll” y concluyen la función con el vertiginoso puente que lleva de una orilla a otra: “Farewell Lone Wolf”, apropiado para la despedida con sus coros, su alegría, y una fraternidad que sorprende a los chicos una vez abandonan los instrumentos, porque la gente quería más, no cejaba en su empeño y las caras entre satisfacción, incredulidad y agradecimiento de Coco, Joss, Kleiser y Guille eran el ejemplo. ¿Queréis más? Veamos si es verdad que sois de Bilbao, que uno interpreta muy subjetivamente cuando se los vuelven a colgar. William de Los Brazos es llamado a filas, recoge el testigo y entre la catarsis vocal del “Nah nah nah…” se marca un improvisado diálogo a doce cuerdas junto a Coco rematando la faena y aumentando la temperatura del local. El delirio. Kleejossdeputa.
Andanda! Qué guay es que habléis tan bien de unos rockeros mañicos de los que tan orgullosos estamos en Zaragoza! Qué buen gusto tenéis en este blog 😉 el 18 nos toca fiesta con ellos por aquí, pero no sé si la crónica podrá estar a la altura de esta que se me antoja perfecta. Enhorabuena!
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Gracias Bea!!
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