Martes 28 de marzo de 2017 en Kutxa Beltza (Kafe Antzokia), Bilbao
Un día agradable, un día radiante, un día primaveral, un día que acabará en el álbum de recuerdos como una jornada especial. Poco apetecible si tenemos en cuenta los inconvenientes producidos por el polen, poco habitual para estos menesteres al ser día laboral, pero teníamos claro que debíamos superar la momentánea galbana que aparece a ciertas horas y hacer un pequeño esfuerzo por acercarnos a Kafe Antzokia. Bueno, en realidad el esfuerzo no era tal, ya que con relativa frecuencia veníamos avisando que la comparecencia de Levi Parham podía ser, aparte de una especie de compromiso personal, una excelente oportunidad para comprobar in situ su calidad, inmejorable para percibir las ingentes perspectivas ofrecidas en su peregrinaje por la fecunda ruta americana. Después de un par de tentativas prácticamente desapercibidas, el año pasado obtuvo unanimidad en juicios y opiniones sobre una obra que permitía prever su enorme potencial gracias a un título revelador: “These American Blues”. Un trabajo nostálgico, audaz, cuidado y orgulloso por el legado de los doce compases, la esencia, el blues. Unas arenas movedizas que te absorben e inmovilizan, unas delicadas melodías que adquieren otra dimensión cuando tu epidermis se altera. Una excitación, una sensación de paz y lucha interior difícil de evitar.
Volvimos a subir las escaleras de Kutxa Beltza que suelen llevar al cielo, y una vez traspasado el umbral de la puerta… Eco, soledad, vacío. Desangelado estaba a esas horas un recinto que nos agasaja con los frecuentes y bien recibidos ágapes que catamos mientras calculamos la afluencia que se puede reunir visto el panorama, pero afortunadamente vamos cambiando el semblante al comprobar que los parroquianos se van acercando poco a poco al local hasta completar un más que decoroso aforo para ser martes, más que digno tratándose de una época un tanto complicada, meritorio si tenemos en cuenta últimas audiencias de similares propuestas. Con una exigua demora respecto al horario previsto, suben al tablao del familiarmente conocido como Antxiki Levi y sus compañeros de aventura entre palmas y ovaciones; un breve saludo y al tema. El ritmo creciente “Central Time” es el encargado de abrir la caja de Pandora, donde tus pies marcan consciente o inconscientemente el compás de una canción tabernaria, expeditiva, desafiante, perfecto prólogo para provocar los primeros brincos cuando aparece “These American Blues”, los primeros coros, las primeras muestras de sorpresa por la solvencia y eficacia de Paul Benjaman en las seis cuerdas, un tipo que ofreció una extraordinaria master class. Solos estratosféricos, ritmos picantes y slides salvajes sin pedales ni historias. A pelo. A mano. Todo acompasado con una diestra espectacular, un fingerpicking que sacaría los colores a más de una starlete.
Descanso, tranquilidad, armonía, amor, “Love Comes Around”. Una historia sentimental que encoje el alma y pone en alerta en su versión directa. Una estructura compacta como una formación que a pesar de algún incómodo murmullo carente de diplomacia coquetea constantemente y solicita la colaboración del público con “Wrong Way To Hold A Man”, un cántico que emerge de la tierra y recuerda melodías nativas gracias al preciso ritmo de Dylan Golden Aycock en los tambores, la cadencia de Jordan Hehl al bajo y la épica de guitarras que conducen al precipicio.


Solemne, tántrico, ceremonioso. Todo cobra significado sobre el escenario, todo parte del sentimiento, se perpetúa con la misma emoción y constatas la entidad, la identidad y la naturalidad de unos tipos orgullosos de sus raíces cuando te paralizan con “Held In High Regard”, un rapapolvos en toda regla en el que Parham se cuelga la eléctrica por primera vez, llegando más tarde a otro de esos momentos en los que la mente se evade: “Waiting Game”, una dulce serenata que crece, prospera y finaliza en un homérico desarrollo a cargo del omnipresente señor Benjaman. Para enmarcar ese slide. Para enmarcar la actuación de un cuarteto que llora soul, respira country, siente blues, baila rock&roll y ofició una velada donde los relatos ganan en profundidad. Se transforman. Evolucionan, se renuevan; “Badass Bob”. No podemos decir más. No podemos sino recordar la penetrante y ronca voz, los diálogos a doce cuerdas, la huella de Pomoma y la confianza de un caballero oriundo de Oklahoma que nos sedujo con su música, su poesía y su melancolía. Lamentablemente se aproximan los minutos finales, pero en esta ocasión ese final lo has de escribir tú. Lo debes descubrir con “I’m Behind Ya”, sentir cantado “Chemical Train”, intuir prestando mucha atención a “All The Ways I Feel For You?” o experimentar con “Two Cookies”. Lo debes intentar.