Viernes 7 y sábado 8 de octubre de 2016 en Fábrica Llobet, Calella (Barcelona)
Ante todo ya sabéis que no voy a ser objetivo en esta crónica porque sencillamente amo este festival. Me parece increíble poder disfrutar de esto a cinco minutos de casa, un sueño hecho realidad. Primero hay que darle las gracias a los miembros de la asociación Rock On The Rocks, creadores de este gran evento llamado Calella Rockfest que por cuarto año gracias a su trabajo y buen gusto consiguen que estos dos días sean una reunión de amigos en un clima tranquilo y de espíritu familiar, donde a cada paso que das te encuentras algún conocido o amigo (o amigo de un amigo), creando un ambiente único. Con unos precios más que asequibles y gente fenomenal entras en una espiral de buen rollo del que no consigues despertar hasta el domingo cuando tristemente te das cuenta de que ha terminado y tienes que esperar otro año para volver a disfrutar de él.
Como cada año la cosa prometía mucho en estas dos jornadas y nos plantamos a primera hora el viernes para poder disfrutar de The Electric Alley, una banda a la que tenía muchas ganas de ver en directo después de haber escuchado varias veces su disco “Get Electrified”. Si una cosa tienen claro en este festival son los horarios, el primer año fue un desbarajuste y la cosa cambió de tal forma que ahora van prácticamente clavados a los tiempos estipulados, siendo este punto la pescadilla que se come la cola; se agradece la puntualidad, pero por otra parte si una banda te sorprende tiene pocas probabilidades de alargar porque no hay lugar para bises. Creo que este fue el caso de The Electric Alley, una gente que arrancó muy temprano abriendo la tarde/noche y que sorprendió muy gratamente a todos los que madrugamos musicalmente hablando. Las guitarras y las voces sonaban estupendas, y entramos rápidamente en su rollo. Buenos temas, frescura y desparpajo en el escenario y una simpatía con la que en pocos minutos nos tenían ganados a los presentes que por desgracia a esas horas no éramos muchos, pero supimos valorar su esfuerzo. Hablando más tarde con ellos nos contaban sus planes y esperamos poder disfrutarlos muy pronto, será todo un placer. Muy buena gente además de músicos estupendos.
Una hora después del inicio del festival saltaban al escenario Stonerider, y a pesar de que son estupendos y suenan muy bien (el primer tema sonaba a Allman Brothers total, lo cual ya es muy buen síntoma), el bajón fue notable. Su tercer disco ha sufrido un cambio radical respecto a los dos primeros y han suavizado las guitarras hasta un punto en el que no parece la misma banda, aunque no por ello gozan de una calidad incuestionable y aguanté varios temas delante. Mediado el concierto llegaba el momento de tomar energía y saludar a los amigos a los que no habíamos visto aún. Los tendremos en cuenta, pero quizás ese no era su momento.


23:00… Humm, como ya empieza a ser habitual era el turno de una rock star que atrajera a más público. Si el año pasado fue Glenn Hughes esta vez le tocaba al señor Joe Lynn Turner que por lo que veo despierta el mismo número de simpatías que antipatías. Personalmente siempre me ha gustado su voz y tenía muchas ganas de escucharle. De lo primero que te das cuenta enseguida y no podemos negar que este hombre no parece de este mundo, ya no tanto por su estupenda voz sino por su aspecto. Acompañado de la banda sueca Dinazty dio un concierto basado en una especie de greatest hits perfectamente dispuesta. Empezó con “Highway Star”, continuó con “I Surrender” y así sucesivamente todos los éxitos hasta acabar con “Smoke On The Water” donde por cierto, momento digamos embarazoso cuando el guitarrista continuó con el riff cuando Joe había cantado la estrofa, dibujando graciosos semblantes entre los músicos. Francamente creo que cumplieron con su trabajo, gustaron al público que en estos momentos era un poco distinto al habitual, desapareciendo o retirándose a los dos minutos de acabar Turner. Para los dos últimos temas salió a cantar Nils Molin, el frontman de Dinazty junto a Joe, consiguiendo un divertido final de fiesta.
01:00… Todos teníamos ganas de ver a Backyard Babies, uno mismo se estrenaba con los nórdicos y aunque no pueda decir que tenga su discografía al completo había ganas a pesar de que las críticas de sus últimos conciertos no eran todo lo buenas que se podía esperar así como sus últimos trabajos, que tampoco parecían transmitir buenas sensaciones, pero se presentaba la oportunidad de sentirlo en primera persona. Admito que el comienzo me desorientó por unos sonidos pregrabados de percusiones y diversas distorsiones (sonidos a los que tengo cierta aversión), pero al margen de esa pequeña circunstancia se entregaron y cumplieron su cometido ofreciendo un set dinámico, fresco y directo, lo que en definitiva creo que debe proponer una banda de estas características. No se puede negar que tienen buena presencia, actitud y grandes canciones (esas bases antes mencionadas desaparecieron), Dregen mantiene una estupenda pose rockera saltando y tocando unos solos que parecen sencillos o al menos él hace que lo parezcan y sudando la gota gorda sin quitarse en ningún momento la capucha, lo cual nos hacía sufrir más a nosotros que a él. Aparte de esas manías mías he de admitir que dieron la talla, mantuvieron el nivel de energía y feedback que se necesitaba a esas horas para tenernos a todos contentos y lo suficientemente fatigados como para irnos a casa relajados y felices. Fin de la primera noche.
Si el día anterior fue espectacular esta segunda jornada se preveía mucho mejor, casi sin dormir y después de estar desde muchas horas antes con amigos nos acercamos otra vez a la fábrica Llobet con muchísimas ganas de empezar la fiesta. Arrancamos puntuales a las 19:30 con Ben Poole, que en principio no debía presentar ninguna sorpresa. Por lo que había oído hasta el momento música que se nutre de blues en su vertiente más íntima combinada con ritmos funkies que animan a mover el cuerpo. Nada nuevo, que pensaba, teniendo presente que hoy en día es una fórmula bastante extendida, pero mira tú por dónde que este chaval de tanto en tanto le da por explotar y subirse a las nubes, aunque creo que le falta un poco de rotundidad, temas más redondos y tal vez la parte vocal sea una asignatura pendiente. Sin embargo el sonido limpio y cristalino que le saca a sus guitarras es espectacular, y maneja con gran soltura la mano derecha. Tal vez en otra ocasión hablemos sobre éste punto, ya que a pesar de que hay mucha gente que sigue este camino es bastante improbable que alguien nos sorprenda a estas alturas, pero hubo lapsos donde Ben se crecía y acababas cerrando los ojos y pensando ‘¡estoy en la gloria!’ Momentos brillantes que agradeces poder disfrutar y vivir.
Sobre las 21:00 estábamos impacientes por ver a Imperial Jade, los chavales de casa. Igual que consideramos el Calella Rockfest como nuestro festival, tenemos a Imperial Jade como nuestra banda. Son los amigos que te encuentras por la calle y a los que ves cuando vas a tomar una copa a su local. Nos encontramos con Alex, uno de los guitarras en la calle y nos comenta que no va a haber prueba de sonido, que van a saco, te ríes y aquí no pasa nada. Empieza a sonar la introducción de la banda como siempre “Ladies & Gentleman… Imperial Jade” y salen a matar, lo habitual en ellos. Sin embargo te das cuenta de que algo pasa, una de las guitarras no se escucha, los bafles no paran de zumbar… Suena “Mr. Rock N Roll” y ellos a por todas, saltando, doblando guitarras y el sonido sin mejorar. Cuando por fin la cosa parece que se va arreglando a Alex se le rompe una cuerda, pero sigue arpegiando y toca el solo como si nada. Estas cosas son las que te hacen ver que a pesar de los imprevistos la banda ha madurado y empiezan a tener tablas sobre los escenarios. Sus temas suenan uno tras otro incluyendo un magnífico medley de Led Zeppelin. Arnau a la voz sale más lanzado de lo habitual y los guitarras se han tranquilizado un poco, menos saltos y más profesionalidad a las cuerdas… Personalmente quizás lo prefería al revés.


22:30, Ten Years After. Teniendo en cuenta que hace ya unos años pude ver a Alvin Lee en persona, no pensaba que esta gente fuera a sorprenderme. El teclista y batería eran los originales y cumplieron con su labor aunque Colin Hodgkinson (ex-Whitesnake y Spencer Davis Group) fue el que más destacó de los veteranos. Madre mía, como tocaba, parecía más músico de jazz que de rock. A la guitarra y voz Marcus Bonfanti, de quien había escuchado hablar mucho pero apenas conocía, un error por mi parte. Tocando una de las SG más bonitas que he visto nunca, estuvo genial en todo momento. Compacto, seguro de sí mismo y con unos solos vertiginosos que nos hicieron volar. Quizás choca la imagen de un tío tan joven con esta gente pero el resultado es estupendo. Cayeron los temas conocidos incluidos los habituales solos de batería y bajo ofreciendo un eficiente set en parte debido a la aportación de un brillante Marcus Bonfanti, que supo darle un sonido más fresco a un repertorio con unos años de recorrido. A partir de ahora pienso tener a Marcus en cuenta con su banda.
Y ya para terminar lo que habíamos esperado toda la noche. Está claro que si no nos despegamos de las vallas en toda la tarde era para conseguir estar en primera fila para esto. Faltaba poco para la una de la madrugada cuando aparece la banda: Steve Conte, Rich Jones y Sami Yaffa se plantan delante con Karl a la batería… ¡¡y empieza el show!! Dejemos aparte si el señor Monroe es más o menos simpático, de lo que no hay duda es que en el escenario es una bestia. Los fotógrafos van de culo, ya que tienen pocos minutos para sacar unas cuantas instantáneas y Monroe tampoco está muy quieto para facilitarles el trabajo. Salta, se sube a las vallas, lanza el micro, se lo enrosca al cuello al más puro estilo Iggy Pop, lanza el pie de micro por todas partes… ‘No te pongas a tiro, que recibes’. Miro a derecha e izquierda y veo a toda la gente coreando las canciones. Me gusta ver cómo jóvenes de 16 años se saben todas las letras, ¡¡no todo está perdido!! Suena “Ballad Of The Lower East Side” y no puedo más que sonreír y saltar. “78”, “Goin’ Down With The Ship”, “Dead, Jail Or Rock’n’Roll”… saca el abanico, se cambia de gorra, toca la armónica y otro trasto raro que suelta sonidos psicodélicos mientras nos mira de reojo y se ríe pensando ‘como mola esto’ y de cuando en cuando coge el saxo. Estampa el pie del micro en las luces, salta desde la batería y desmonta dos piezas del techo, se espatarra en el suelo y pienso que no podrá levantarse, pero que va, esta en forma el tío bebiendo sin parar zumo de manzana. Vuelve a las vallas, se agarra a la gente, me choca la mano, le pega una patada al segurata que quiere aguantarle y todo el mundo saltando y cantando, tira púas, baquetas, setlist, todo lo que está suelto. ¡¡El pobre tío de los cables va loco!! Suena “Up Around The Bend” de la Creedence, se marchan y vuelven para tocar dos temas más, “I Wanna Be Loved” y “Feel Alright ”. Estamos cansados y sudando pero vale la pena y de aquí no se mueve ni Dios hasta que esto acabe. Hora y media de concierto y esto se acaba. Sabes que ha sido fabuloso y que falta un año para volver a disfrutar de él. Ya estamos impacientes. Volveremos.
Fotografía de Encarna Cano Martínez
A continuación podrás ver uno de los videos que los amigos de LA NIT DEL LLOP grabaron en Calella Rockfest y amablemente ceden para acompañar esta crónica, en concreto Ten Years After with Marcus Bonfanti, pero si quieres ver más no tienes más que clickar en este enlace donde podrás encontrar diferentes momentos de las actuaciones de Backyard Babies, StoneRider, Michael Monroe etc.
Buena crónica si señor coincido 100%
y pedazo de festival…..me empieza a dar mal rollo publicitarlo pa que no pase como con las playas recónditas…..que luego se masifican y ya no són lo mismo…jeje, es broma, altamente recomendable!!
Por cierto el bueno de Joey abrió con «death halley driver» creo.
Salut y Calellarockfest forever!!
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