Sensaciones. Por fin tenemos en nuestras manos este ansiado artefacto sonoro, y hemos de decir que nos ha sorprendido gratamente. Por su tratamiento, por su sensibilidad y fortaleza, porque es su primera experiencia en un estudio de la que salen victoriosos, y porque en cada surco (una licencia literaria) hay gotas de sudor, esperanzas depositadas, sentimiento, pasión, y que no podía permanecer en barbecho. Debemos hablar sobre él. Es una máxima que nos hemos autoimpuesto. Somos independientes, no nos debemos a nadie, y las batallas de la industria no son nuestra guerra. Nuestras peleas y deudas son aquellas que hemos contraído con aquellos que nos habéis concedido un voto de confianza, así que manos a la obra. Con todos vosotros el añejo aroma de Ibizzissippi, los doce compases baleares, el calor, el boogie… el rock… el blues… Uncle Sal.
Contrastes. Esa es la primera palabra que nos viene a la cabeza cuando hablamos de estos tipos, y con poca o ninguna conexión con el mundo del rock. Tan dispar como el blanco y negro o el yin y el yang. Pertenece a la añorada adolescencia. “Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor…” Indudablemente el invasor son las masivas fiestas rave que se extienden por Ibiza, mientras los galos son Uncle Sal y la aldea un lugar familiar llamado Can Jordi donde la diversión está asegurada con unos anfitriones que un día soñaron convertir un grupo de amigos en una banda de rock siguiendo los pasos de Canned Heat, los hermanos Allman, Robinson o los más cercanos Caledonia Blues Band. Tras unas cuantas horas en ese campamento base y alguna que otra aventurilla peninsular, deciden afrontar nuevos retos, reunir unas cuantas canciones, unos pocos sueños, y enfocar toda la energía necesaria en grabar su ópera prima. “Little Cabin Music”.
Sutiles. Como si fueran las viñetas de una historia el desarrollo del disco guarda relación entre sí, se nota que Gabe (percusiones varias), Fastfingers (bajo), Banker (guitarra y voces) y Soulman (voz, guitarra, slide y armónica) junto al productor Joan Barbé tienen un profundo background y que han pasado por infinidad de experiencias que aportan riqueza a su música. Como el trayecto de un río, nace en las alturas, continúa por remansos, rápidos, meandros, algún lago, pantano o humedal puedes encontrar y en su tramo final se funde con el mar. Ese nacimiento es “Devil Paid My Dues”, una trepidante cascada a modo de slide con el que las tesis vacías y desfasadas (si, existen) que aseguran que para deslizar ese slide has de ser oriundo de Louisiana, Mississippi o Tennessee quedan inmediatamente rebatidas. O la necesidad de que por tus venas corra sangre negra para sentir el blues. Patrañas. Llegamos al remanso producido por el salto de agua en “Oh, My Dark Gone Soul”, donde una cálida voz enloquece mientras sientes cómo erupciona la epidermis e inmediatamente después los pies no cesan de bailar un intenso rockandroll del que podríamos decir eso de potencial single, la herencia británica en “Down The Line”. Durante el curso fluvial el bravo soplido de una armónica en “NYC Blues” nos acerca a los rápidos del trayecto y la calma tensa llega con “My American Song”, una bella oda que cuando uno escucha… Si, el título ya lo dice, pero su acústica recuerda una bella estampa crepuscular en la isla. Un viaje vital donde descubrimos frondosos paisajes a orillas de “Mississippi State Line” mientras el hammond electrizante del señor Barbé marca sonidos profundos, seductoras melodías y nostálgicas armonías en “A Runnin’ Buffalo”, los meandros del recorrido. En el agua también hay crossroads, y llega el momento de los afluentes con dulce aroma de “Lazy Magnolia Blues”. Sensualidad. El acento americano con sabor mediterráneo de un trabajo homogéneo que irremediablemente ha de concluir en una desembocadura exclusiva: “The River Song”. Júbilo y melancolía, compañía y soledad. El vértigo, la libertad. El viejo Young. Uncle Sal.
[…] restante que no puede dejar pasar el tren y pillar de inmediato el CD, del que en su día hablamos https://gravelroad76.wordpress.com/2015/04/18/uncle-sal-blues-que-emerge-de-las-cienagas-ibicencas/ y seguimos en cierta manera enamorados, al igual que del trabajo fotográfico de Andrés Iglesias […]
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[…] restante que no puede dejar pasar el tren y pillar de inmediato el CD, del que en su día hablamos https://gravelroad76.com/2015/04/18/uncle-sal-little-cabin-music-gravelroad76/ y seguimos en cierta manera enamorados, al igual que del trabajo fotográfico de Andrés Iglesias […]
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