Colamos una vez más a Rafa Robledo en uno de los templos del rock de Bilbao. En esta ocasión con motivo de la visita de un prodigio de las seis cuerdas, Mr Bonfanti. Un tour que para muchos pasó desapercibido y del cual os traemos un pedazo, para que así lo tengas en cuenta la próxima vez que se acerque por vuestros hogares.
Miércoles 30 de septiembre de 2014 en Kutxa Beltza de Kafe Anzokia, Bilbao
Dejamos otro septiembre, saludamos un nuevo octubre, y nada mejor para ello que el encuentro con Marcus Bonfanti, una de esos personajes que nos han acompañado en múltiples horas de lectura, escritura, actividad, o descanso y soledad, cuando las luces iluminan calles y plazas mientras escuchas el silencio de la urbe y una profunda voz se funde con una sedosa guitarra. Melancolía otoñal. Despedidas y bienvenidas. Contraste otoñal. La fuerza del viejo blues te abduce y los famosos doce compases permanecerán en tu interior desde aquel lejano día que descubriste la belleza de sus quejidos, el poder de sus llantos y la calidez de sus armonías y melodías. El blues, palabra tantas veces utilizada y otras tantas poco valorada. En ocasiones hemos oído afirmaciones poco afortunadas que hablan de un género en desuso, de una métrica repetitiva, de su poca evolución… (¿?)
Motivos más que suficientes para dirigirnos a Kutxa Beltza de Kafe Antzokia y vivir otra jornada donde los cinco sentidos se transforman en un sentimiento, que es de lo que se trata. Si tienes una oportunidad, por pequeña que sea, aprovéchala. Tu pasión te guía, te susurra al oído y te enseña el camino, observa tus movimientos y cuando has obrado bien, te recompensa. Te obsequia con momentos vibrantes como el que disfrutamos frente a Marcus y sus compañeros Craig y Matthew, la base rítmica de un compacto trío que en unos noventa minutos dejó asombrados a los pocos elegidos que nos reunimos. Y es una pena, porque calidad les sobra. Indudablemente hablamos de un martes, de un gran número de eventos en donde hay que barajar posibilidades tanto de asistencia como económicas, pero creía que al tratarse de la primera visita de los chicos la sala acogería más público. Una reflexión, sin más, y conste en acta que en la columna del debe tenemos un buen número de bandas a las que en su día no pudimos ver.
Cuando supimos que su gira tenía parada y fonda en Bilbao el interés por asistir pesaba más que otra posibilidad, se trataba de una ocasión inmejorable para comprobar in situ las artes de este inquieto chaval que ha editado tres discos en solitario, compartido escenario con Saint Jude (otra banda sinónimo de calidad), integrante de varios proyectos británicos de Rock&Blues y prometedor futuro ligado a los veteranos Ten Years After, con quienes grabará nuevo trabajo. Extenso currículum para su edad. Excitante espera. Allí estábamos, compartiendo risas y cervezas con quienes coincides habitualmente cuando tres siluetas se acercan al escenario, se colocan en sus puestos… !Y fuego! El destello de un brillante dobro ilumina la sala y desde el minuto uno adivinamos que va a ser una noche mágica, una velada donde los juegos de manos no tienen trampa, todo es perceptible, no hay truco, y bajo la chistera no se esconde nada. Bases ejecutadas a la perfección por parte de los partenaires Craig, un mazas dotado de gran groove tras las baquetas y Matthew, el clásico bajista que mantiene la misma posición durante el recital pero cuya destreza y compás con el instrumento es tal que los movimientos de cabeza serán tus compañeros de viaje en los próximos minutos. Y por supuesto, queda Marcus, la técnica personificada, un felino en las distancias cortas. El escenario, su hábitat natural. Fiero cual león, dulce como un gatito, brillante como la pantera, ágil y rápido como un guepardo e intenso como la mirada del tigre.
Sobriedad, honestidad y un setlist que evidentemente centra en “Shake The Walls”, emotividad cuando a la tercera cambia el dobro por una Gibson SG y seduce con “Honey”, previa a una contundente “Goin Down”, la profunda voz de un británico en las plantaciones de algodón de Mississippi, el endiablado slide que recorre los pantanos de Louisiana, la semilla que otros compatriotas sembraron y ha florecido. Los minutos van descubriendo unos entregados tipos que van engrasando la máquina y como si de un efecto dominó se tratara, van cayendo piezas a cada cual más potente y aplaudida, y cuando saluda a la gente de Bilbao, diciendo eso de «Es un placer, maravillosa ciudad…» ese aplauso se torna en masivo. Más tarde presenta la embriagadora “Cheap Whisky”, una de las canciones favoritas de un hombre que se muestra tímido y reservado en los descansos, pero cuando le atrapa el diablo… La transformación. Dr. Jekyll y Mr. Hyde. La noche y el día. El ying y el yan. “Blind Alley” o “Give Me Your Cash”, la que en principio sería pieza final, pero ese día la destinada era “Long Haired Country Boy”, preciso y precioso fingerpicking de un himno country, precedido por la exquisita “Now I’m Gone”. Una actuación para el recuerdo. Now I’m gone. Palabra de Mr. Bonfanti.