Ibai García: “Si consigues buena comunicación en el escenario, todo va sobre ruedas” | GR76


Ibai García es un habilidoso guitarrista del que hemos hablado alguna vez, ya fuera sobre anteriores formaciones que componía, sobre algunos conciertos en los que dejaría muestras de su dominio a las seis cuerdas o aventuras que actualmente compagina. Una de ellas, su reto personal. Su apuesta con la que recientemente ha publicado “Chasing The Blues”, estreno francamente ilusionante del que ofrecimos nuestro punto de vista y que, visto su enunciado, poco más habrá que añadir sobre su dirección. En esta ocasión será él mismo quien hable con nosotros sobre el disco, sobre lo que espera o desea pase con él, sobre la tan ansiada presentación que se realizará el viernes 3 de mayo en la sala bilbaína Rocket o sobre su propia figura. Por cierto, gran figura, porque es un tipo grande y un gran tipo al que agradecemos haya robado unos minutos al reloj para atendernos en estas, imaginamos, esquizofrénicas horas en cuanto a ajustes, pruebas o preliminares a la velada barra representación barra gala barra presentación de mañana. Por supuesto, no olvidamos a otro gran tipo que seguirá presente por mucho tiempo.

Acabas de iniciar nueva aventura bajo elocuente nomenclatura (Blues Project) y apertura equivalente (“Chasing The Blues”). ¿Persigues algo en particular o es un título referente al interior del disco?
Pues el título hace referencia a que, aunque en el disco tocamos otros palos como el funk, soul, southern rock, etc., hay un nexo común que es el blues que siempre está presente en cada canción.

Y para grabarlo te has juntado con varios amigos. ¿Cómo surgió la posibilidad de contar con ellos?
Aritza Castro (baterista), Fernando Solla ‘Fo’ (bajista) y yo llevamos tocando juntos unos veinticinco años, desde los años noventa. Primero tuvimos una banda de blues fusion llamada Master Trio y con ellos fundé también Lomoken Hoboken, aunque luego hubo cambios en la formación. Llevábamos mucho tiempo pertrechando esta nueva Blues Band y al final se hizo posible. Charlie Santiago (cantante) se unió enseguida. Me encantaba su trabajo en otras bandas y había colaborado varias veces con Lomo. Andábamos con ganas de hacer algo juntos. En cuanto a la incorporación de Isra Santamaría (organista), añadir un quinto miembro es un lujo que había que permitirse, porque su aportación es monumental.

¿Fue complicado coordinar agendas para su grabación teniendo en cuenta que estáis inmersos en diversos proyectos?
Lo cierto es que la grabación ha tenido muchas fases de composición, arreglos, colaboraciones… La mayoría se desarrolló tras la pandemia, pero con mucha calma la verdad, porque como indicas todos estábamos en otros proyectos y había que sacar tiempo para diseñar algo nuevo y competente.

¿Y en cuanto a conciertos? ¿Cómo os las arregláis?
Bueno, es complicado, pero salvo excepciones la primera banda que marca en rojo la fecha es a la que damos prioridad, sin distinciones.

El próximo 3 de mayo, aunque anteriormente os hayáis dejado ver, levantáis el telón en casa, en la Sala Rocket. ¿Hay nervios por ser la tan perseguida presentación?
Siendo realista te diré que todos tenemos mucho rodaje y esa tranquilidad necesaria para que fluya la improvisación. Lo importante en este tipo de bandas es que haya buena comunicación en el escenario, y si consigues eso, todo va sobre ruedas.

Si nos lo permites, “Chasing The Blues” es un disco que en cierta manera, y aun conociendo tu trayectoria, llegó a sorprendernos. ¿Cómo fue su composición?
Cómo podréis observar en los créditos del disco, hay canciones completas y arreglos de todos los miembros de la banda. Mi naturalidad para crear riffs y licks de blues y rock sureño, unida a la calidad en la composición y en la producción que han aportado tanto Fo como Aritza, que tienen una visión mucho más global, ha hecho posible un disco tan colorido.

En él se aprecia, obviamente, tu inclinación por el blues, si bien tocáis, como antes has dicho, otros palos que refuerzan su carácter y de paso, vuestra compenetración. En ese aspecto, ¿tenías en la cabeza algún esquema previo o el trabajo conjunto ha sido fundamental?
Todas las decisiones las hemos tomado entre los tres. Teníamos muy claro que el proyecto iba a tener una esencia blues total, pero queríamos darle otros matices que nos permitiesen divertirnos luego en directo.

Háblanos un poco de tus compañeros de viaje.
Aritza es la mente prodigiosa y el que dirige la banda desde atrás. Cualquier banda querría tener a un tío así. Fo aporta serenidad y es mi asistente para todo, desde buscar el mejor sonido (porque además fabrica pedales e incluso amplis), hasta focalizar la armonía perfecta para que la canción funcione. Charlie es puro espectáculo, su registro de voz es inmenso y es capaz de poner patas arriba cualquier sala o festival. A Isra le llamo el ‘Golden boy’. Todas las bandas potentes de la zona se lo disputan, porque es todo clase y experiencia.

Sabemos que hay uno en especial al que echas mucho de menos, a quien se le recuerda a tu lado o tú al suyo, un tipo que dejó un gran vacío no solo en Baraka, en Bizkaia o en el circuito de blues. ¿Cómo os conocisteis Manu y tú y cómo surgió la posibilidad de formar una banda que se convirtió en Lomoken Hoboken?
El Oso y yo nos conocimos varios años antes de Lomo. Él tenía una potente banda de blues con su hermano Pedro, los Tupanca Corral, y yo estaba con Aritza y Fo en Master Trio. En aquellos años de forma habitual hacíamos jam sessions en unos locales de Baraka y había un ambiente de cojones. Entonces, fruto de un parón de las dos bandas y de aquellas jams surgió Lomoken. Era el tío más auténtico que he conocido jamás y no hay día que me cuelgue la guitarra que no me acuerde de él.

Tenemos la impresión de escuchar su Strato en “Never Coming Down”, su voz en “A One And Only Soul” o adivinar su figura en la instrumental “Striking A Match”. Oso siempre estará presente, ¿no?
Su legado es inmenso para los que le conocimos. Tenía el talento, la pasión y el conocimiento para ser el frontman legendario en que se convirtió. Su aportación a la música blues en Euskadi nunca será suficientemente reconocida.

Hablando de Baraka, ¿cómo ves la actual situación en la margen izquierda a la vista que van desapareciendo locales?
Es realmente llamativo que, con la concentración histórica de bandas que hay en la margen izquierda, no haya apenas locales ni públicos ni privados para hacer conciertos. Esperemos que la situación dé un giro en los próximos años…

Bueno, dejemos los temas escabrosos y hablemos de “Chasing The Blues”, ¿no? Antes hemos hablado de tus compañeros de viaje, pero también hay varias colaboraciones.
Ha sido un lujo poder contar con verdaderos ases y amigos como Carlos Velasco, Ander García, Jaime Alvarelos, Kike Mora, Richie Salvador o Edgar Blues, que con su maestría han aportado una calidad mucho mayor a la grabación.

¿Estás contento con el resultado final?
Ha costado mucho tiempo acabarlo por múltiples circunstancias y nunca está uno conforme al 100% con el resultado, pero en general hemos plasmado las ideas que queríamos y Pedro Monge ha sabido sacarle un buen sonido a la mezcla.

Hay diferentes y muy importantes parcelas que no hemos tocado como la técnica o la ilustrativa. ¿En manos de qué personas recae esa responsabilidad?
Tanto los colaboradores como la banda base hemos grabado todo en nuestros pequeños estudios domésticos, el trabajo de edición ha recaído sobre todo en Aritza y la producción en Fo. Después Pedro desde sus Chromaticity Studios le ha dado el toque final a la mezcla. Respecto al artwork, la portada se decidió hace mucho tiempo cuando Iñaki Bilbao (pintor emblemático de Bizkaia) se sacó de la manga esa maravilla de óleo ferroviario. Siguiendo la temática elegimos otro de los óleos que David García (profesor de Bellas Artes de la UPV) tenía en su estudio para la contraportada. Con su aportación, la de Pedro Larrauri, y la de mi pareja Miriam rematamos el diseño interior con un resultado realmente interesante.

Bajo nuestro punto de vista, la apertura con “Don’t Leave Me Alone Tonight” resulta acertada porque empuja a continuar y posteriormente la escucha es ágil y cómoda. ¿En qué medida es importante el orden de las canciones?
Es muy importante y hoy en día aún más. La mayoría de gente, al haber una oferta musical tan amplia en las plataformas, no invierte más de 30-40 segundos en dar una oportunidad a algo nuevo. Por lo que hay que elegir muy bien lo que ofreces como muestra.

El verano está a la vuelta de la esquina y con él los conciertos y los viajes. ¿Qué previsiones tenéis?
Estamos empezando a conseguir buenos contratos con festivales del género. Hace poco estuvimos en Levante en el ArenalBlues y fue una pasada. El Arrasate Blues es nuestra siguiente parada, pero tenemos pendiente anunciar alguna otra fecha que nos hace especial ilusión. Y cuando acabe el verano iremos a tope a presentar el disco por salas en toda la península.

Antes de finalizar, háblanos de “A One And Only Soul”. ¿Cómo surgió? ¿Cómo trazasteis los arreglos? ¿Por qué tiene (es apreciación personal) tantas dimensiones y a su vez una única frecuencia?
Es la única canción compuesta íntegramente por mí del disco. Está dedicada a Miriam y está hecha con mucha pasión y dedicación. En un inicio grabé yo incluso la línea vocal, pero en cuanto Charlie empezó a cantarla en directo ya no hubo dudas sobre cómo debía quedar plasmada en el disco.

¿Vuestras actuaciones están bien estructuradas o siempre habrá margen de improvisación?
Siempre hay un guion muy claro, pero un tema de cinco minutos puede pasar a ser de ocho si nos venimos arriba con los solos. This is the blues! (risas)

Si crees que hemos olvidado alguna cuestión importante, es el momento.
Agradecer mucho la labor de difusión que hacéis desde GravelRoad76 y animar a la gente a que se venga el viernes al estreno en la Sala Rocket. Hemos fijado un set list muy potente y vamos a estrenar un par de temas propios y alguna versión que deleitará a los asistentes.

Gracias por la cortesía, Ibai. Nos vemos en el camino.

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