Pues los Black Crowes han sido, son, y seguirán siendo, pese a idas, vueltas y revueltas, pese a tejemanejes o circunstancias, pese a perdones, caprichos o extravagancias y pese a quien pese, una de las bandas más universales del, valga la redundancia, universal rock. ¿Que su carrera artística se ha visto salpicada de innumerables contiendas, luchas fraternales, batallas legales y comprometidos episodios? Tan real como su extensa colección de galardones, éxitos y excelsas giras mundiales. ¿Que se han peleado cuerpo a cuerpo con grandes corporaciones siendo tildados de arrogantes? No vamos a alimentar más la leyenda. ¿Que desde sus inicios su actitud ante los medios ha sido cuestionada? La actitud la ponían encima del escenario. ¿Que por la formación ha desfilado en tres décadas un gran número de magníficos músicos? Es extenso el inventario y la hemeroteca no engaña. ¿Que la relación de los hermanos Robinson ha pasado por sonoros altibajos enturbiando otras muchas? Quien más quien menos tiene sus etapas controvertidas. ¿Que en estos momentos cuentan con unos cuantos asalariados? Sí y no. Sí porque no nos pondremos una venda en los ojos negando la evidencia, pero particularmente siempre he visto en afirmaciones del pelo cierta soberbia, esa de la que precisamente los hermanos Robinson son tachados. ¿Que las carreras por separado de Chris y Rich no han rozado el nivel alcanzado con la madre nodriza? Aunque haya habido muy buenos intentos y hayamos disfrutado de ilusionantes proyectos, no vamos a negar la mayor.
Al margen de pleitos, compañías y refriegas, un retorno de los cuervos siempre será bienvenido, y la reunión para celebrar el trigésimo aniversario de “Shake Your Money Maker” parecía una muy buena elección. Después de una edición especial que incluía remasterizaciones, grabaciones en directo de aquella prometedora gira, otras descatalogadas e inéditas pistas bajo su primer apelativo, Mr. Crowe’s Garden, debían dar un paso más adelante, teniendo en cuenta que sus anunciados conciertos de regreso tenían prácticamente agotadas las entradas. No se pudieron realizar por el asqueroso virus numerario, pero los días 16 y 18 de octubre la afición podrá disfrutar en Barcelona (Sant Jordi Club) y Madrid (Wizink Center) respectivamente. Por su parte, el disco “1972”, recién publicado por su compañía, Silver Arrow Records, consta de seis adaptaciones de artistas de la talla de The Rolling Stones, T-Rex, Rod Stewart, Little Feat, David Bowie o The Temptations, extrayendo algunas referencias de un año en el que se grabaron unas cuantas canciones que figuran en el olimpo del rock. Seguramente el número no satisfaga a la troupe de seguidores, porque puede hacerse escaso. Podrían ser quince, o veinte, o haber grabado un disco doble o incluso triple, porque el background de estos tíos es proporcional a su impresionante calidad, de esas que no se pueden calibrar con unidades estándar de medición. Además, esa falta de implicación que hay quien esgrime para señalar a gente con valía como Joel Robinow (teclados), Brian Griffin (batería), Isaiah Mitchell (guitarra), que junto al perseverante Sven Pipien (bajo) acompañan a Rich (guitarra) y Chris (voz y armónica) Robinson en esta nueva aventura, desaparece de inmediato para un servidor.
Amamos a The Black Crowes. Es una banda con la que hemos crecido. Es una banda a la que siempre hemos recurrido, tanto en buenos momentos como en los menos buenos. Es una banda que nos ha regalado grandes canciones ahora mismo consideradas himnos, como ellos consideran “Moonage Daydream” del Duque Blanco o “You Wear It Well” de Rod the Mod. Probablemente tendrían sobre la mesa un listado ingente de indispensables piezas de orfebrería musical realizadas por otro número similar de artistas, pero de entre toda esa incendiaria vorágine eligieron seis. Gráficas, definitivas, populares o chocantes, eligieron seis. Debían haber escrito y grabado originales, que habrá quien defienda, o debían haber limado asperezas con fulano o mengano antes de contactar con ¿mercenarios? Perdón. Discrepo. Aquí hay currelas. ¿Era Warren Haynes un mercenario cuando aprovechó la oportunidad con los Allman Brothers Band? ¿Acaso Nils Lofgren cuando pilló la vacante de Little Steven en la E Street Band? ¿O el propio Charlie Starr cuando recientemente sustituyera en varios conciertos a Isaiah Mitchell mientras giraba con su banda Earthless? Mercenario es un apelativo despectivo y poco deferente con quien se está ganando el pan como usted, como yo, como la emprendedora que está levantando un negocio personal con ahínco o como la vecina del cuarto que tiene su piso catalogado como vivienda turística. Gente bregada en este circo como los mencionados no merecería este tratamiento, sin más. Opinión personal. ¿Que los hermanos son los auténticos jefes y administradores de la firma? “Papa Was A Rollin’ Stone”, sin más. ¿Que nos gusta la censura pero no ser censurados? Los chismes seguirán, es inherente al ser humano, “Easy To Slip”. ¿Que se trata de una maniobra ocasional? Como dicen los Stones, de quienes por cierto, revisionan “Rocks Off”, it’s only rock ‘n’ roll, but I like it. ¿Que el show debe continuar? “The Slider”, un flashback de los Black Crowes para escépticos, exigentes y fervientes.