Gracias, Charlie Watts | GR76


Hay quien asegura que el cúmulo de necrológicas está capitalizando el mundo de las noticias últimamente, pero no nos engañemos. Es una constante de la vida. Es el sino de la existencia. Es, aunque no nos acostumbremos a su crueldad, el desenlace final, lo cual no significa que sea la finalidad. La finalidad de esta aventura debe(ría) ser encontrar la felicidad y, The Rolling Stones han sido, son y serán hasta que estiremos la pata, una de tantas y tantas razones que nos han brindado momentos de felicidad desde el día que escuchamos por primera vez alguna de sus míticas canciones, alguno de los gorgoritos del señor Jagger, alguno de los caracoleos de Roonie o Keef o ese persistente compás fijado por el caballero de la retaguardia: Mr. Charlie Watts, el hombre de quien el propio Keef llegara a asegurar que los Stones no tendrían razón de ser el día que éste faltara.   

Escasas fechas atrás la banda compartía un comunicado en el que se anunciaba la baja de Charlie en la próxima gira de la banda porque su salud precisaba de cuidados, y quizá en ese instante la cabeza nos jugara una mala pasada lanzando interrogantes, imaginando escenarios o planteando hipótesis que surgen sin que las podamos evitar, porque seguramente tú llegaste a pensar que… O tú, que no querías leer lo que estabas leyendo… O tú, que dudabas de la idoneidad de esa gira sin el siempre elegante swing del caballero… O tú, que querías creer que sería una cuestión puntual… O yo, que tenía esperanzas en poder ver una vez más a los tres fundadores… O el viejo Keef, que probablemente haya supuesto alguna vez que él tenía más papeletas para emprender el último viaje… Pero no. Charlie Watts, con la excepción de Brian Jones, pasa por ser el primer veterano camarada que abandona los viajes, las tramoyas y los vericuetos de la vida terrenal, si bien nunca le extrañaremos porque eso es una quimera y un imposible. Los Stones son inmortales y sus canciones son inmortales. Charlie Watts es inmortal, y su legendario golpeo de caja permanecerá.

Han pasado unas pocas horas desde que saltara la terrible noticia, y aunque en principio poco teníamos que aportar a todo lo que se ha dicho hasta ahora y se seguirá diciendo, hemos querido lanzar un pequeño homenaje a un hombre que siempre nos ha intrigado por su forma de ser, por su compromiso, por la imagen que proyectaba, por su discreción, por ser un tipo diferente y cauto en este universo paralelo… Quizás eches de menos en estas líneas títulos, fechas, detalles incluso anécdotas, pero te puedo asegurar que no me sale, por mucho que lo intente. La prioridad de cualquier escrito radica en el ritmo o en el poder de sugestión, lo sabemos, pero el ritmo lo ha puesto en estos últimos años este hombre que ha mantenido contra viento y marea su lealtad a sus viejos compañeros, mientras el poder de sugestión lo ha transmitido tras la batería. Sin extravagancias. Sin locas juergas ni salidas de tono. Con mesura, con elegancia, con silencio… aunque en alguna ocasión haya dado un puñetazo en la mesa (en la privacidad, claro) y en cierta manera demostrara al resto quién era el mayor (y probablemente más sensato) del conjunto. Charlie Watts, el hombre que rehuía el ruido y se va con un sonoro agradecimiento por parte de la afición.

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