
Por una vez hemos cambiado de estrategia y por esta vez, sin que sirva de precedente, hemos sondeado el fondo marino antes de dedicar unos minutos a pescar cómodamente desde la superficie, descubriendo relucientes corales, ondulantes algas, peces globo, alguna morena al acecho entre piedras y excesiva basura. Ya estamos preparados para la batalla. La caña, revisada y dispuesta. Los aparejos, todos clasificados en la cesta de mimbre. Crema protectora, gafas solares y paciencia, puesto que se requiere paciencia para lanzar la caña a sabiendas que no siempre podrás recoger el carrete con la recompensa imaginada. Como la vida misma, vamos. Como el Rock’n’Roll, ya que vamos a hablar de Blackberry Smoke, una banda que lanza y lanza la caña, se afana en la tarea, busca nuevas localizaciones donde arrojar anzuelos incluso redes utilizando para ello buenos materiales, pero… Le acompaña un sambenito que uno acaba de entender muy bien su porqué. Ni tan siquiera comprende a qué viene tanto pitote cuando salen a la palestra Charlie Starr y sus compañeros, o la ímproba justificación que ampare las acusaciones sobre su supuesta languidez. Por eso hemos comenzado esta vez leyendo unos cuantos artículos sobre “You Hear Georgia”, el disco que presentaban hace escasas fechas. Por eso hemos comenzado estudiando movimientos ajenos antes de mostrar los propios.
Visto el resultado, pasará por ser la primera y última vez que ojeemos antes de esbozar nuestra opinión. Conste en acta que ni somos eruditos ni lo pretendemos ser. Simplemente contamos con este espacio para compartir nuestro parecer, y cuando nos parece oportuno, a por ello de cabeza. Y en este caso, después del continuo aluvión de invenciones, campanadas, comparaciones, abolengos, propiedades y toda una recapitulación de fundamentos arbitrariamente asignados siempre al de enfrente, nos parece muy oportuno, porque Blackberry Smoke es una banda querida y sobre todo respetada personalmente. Ello no significa que seamos quijotes, ingenuos o condescendientes, ni mucho menos, pero los inventos con gaseosa. Las comparaciones con cautela. Las acusaciones, compulsadas. Los patrimonios, en reserva. ¿Qué no son la alegría de la huerta cuando saltan al escenario? Cierto es, son como percheros instalados en la tarima, pero si escuchas en directo “Hey Delilah” es muy, pero que muy probable que los pies comiencen a taconear como si estuvieran en una fiesta campestre, corees con absoluta despreocupación su pegadizo estribillo y contonees las caderas con fricción semejante al slide. ¿Qué repiten fórmulas ya utilizadas? Hummm… Desde Robert Johnson, Sister Rosetta, Chuck Berry etc., el número de forjadores de nuevas tendencias ha ido en paulatino descenso, si bien hemos podido disfrutar sorprendentes novedades en diferentes generaciones, por supuesto.
Y sí, repiten con el característico Southern Rock que les ha aupado, a pesar de los pesares, a contar con un buen séquito de seguidores, lo cual significa que entre filias y fobias ganan las primeras. Canciones como la inaugural “Live It Down” o la titular “You Hear Georgia” pasan por ser composiciones difícilmente ambiguas, pues lucen en el lomo el sello Blackberry Smoke, eso es innegable. Tanto como la lap steel de ascendencia country en “Lonesome For A Livin’” donde colabora con su cavernosa voz el cowboy Jamey Johnson, contrastando con el estallido guitarrero preludio al final “All Over The Road”, una de esas canciones llamadas a ocupar privilegiadas posiciones en listas de ventas… que tampoco pasan por su mejor momento. Bueno, es algo sabido y manido, pero no se preocupe usted. Ese no es un tema que vayamos a abordar. En su lugar hablaremos también de otro invitado de renombre como el señor Warren Haynes que interviene en “All Rise Again” con su inconfundible timbre vocal y su no menos inconfundible guitarra transmitiendo composturas y tratados concebidos en la vida y obra de los Gov’t Mule. Hablaremos también del señor Dave Cobb, reputado productor en multitud de proyectos y diversos artistas dentro de la escena yankee que cincelaría, al igual que ha sucedido en otros casos, este álbum el RCA Studio A de Nashville.
Hablaremos de nuevas incorporaciones como los experimentados Benji Shanks (guitarra) o Preston Holcomb (percusión) así como el brillante trabajo coral de The Black Bettys, compañeras habituales de la banda en diversas apariciones. Hablaremos de un disco evidentemente sureño, porque los Starr, Jackson, Still y Turner (por partida doble) conocen al dedillo los entresijos de este galimatías que comprende diferentes cunas y principios vinculados a un Southern Rock en ocasiones entendido como una referencia que vivió su época dorada el siglo pasado, pero va a ser que no. Con formaciones como Blackberry Smoke y otras muchas que hoy en día se desenvuelven en similares componendas o hasta estereotipos según para quién, podríamos asegurar que la subsistencia del género es un hecho incuestionable. Aunque haya disparidad de criterios con respecto al progreso, el trayecto o los riesgos de Blackberry Smoke (¡¡por favor, que los siga habiendo, faltaría más!!), nuestro punto de vista se mantiene en una zona similar antes de haber testado “Old Enough To Know”, una suculenta degustación de reminiscencias soul donde la templanza melódica circula alrededor de la susurrante voz del señor Starr que a continuación entra en fases un tanto más apremiadas en “Morningside”, otra determinante odisea plagada de ecos y voluntades llamada a tener un peso específico en sus funciones, pues las posibilidades para que los elementos que la componen se multipliquen en vivo son tan tentadoras como probables. Las guitarras comunican, los teclados regulan y las fantasías emergen gracias a la graduada cadencia. Un psicotrópico zigzag. Como cierre al elepé, “Old Scarecrow”, representativo convenio de afinidades y acentos sureños defendidos con determinación y dejando patente que “I ain’t ever gonna change my ways” digan lo que digan, piensen lo que piensen, oigan lo que oigan. “You Hear Georgia”, de Blackberry Smoke.