Tanto va el cántaro a la fuente… Sabíamos que podía suceder, y al final ha sucedido. Cinco años llevaba Neil Young lanzando advertencias al inquilino de la Casa Blanca por utilizar canciones como “Rockin’ In The Free World” o “Devil’s Sidewalk” en sus mítines sin el debido permiso, y al fin interpuso una querella en un juzgado de New York por infringir sus derechos de autor. La fuerte personalidad del viejo Young es de sobra conocida por los amantes del rock and roll, y estaba claro que no podía ver pisoteado su honor, pues como él mismo dijo no puede permitir que su música sea mancillada en campañas políticas divisorias, donde la ignorancia y el odio son parte de los argumentos esgrimidos. Posiblemente sea, como en otras muchas facetas, un pionero, ya que el historial en este terreno del señor presidente incluye varios artistas entre los que figuran Aerosmith o The Rolling Stones, quienes advirtieron en emprender acciones legales por el uso ilícito de “You Can’t Always Get What You Want”, y una vez abierta la veda…
Hasta los familiares de Tom Petty vieron cómo (mal)empleó “I Won’t Back Over”, manifestando posteriormente que el rubio de Florida nunca habría autorizado el uso de su obra, y menos en campañas de odio como las del presidente de USA. El uso de canciones reivindicativas o fortalecedoras en el mundo político es algo bastante usual, que alguien pensará, pero que desde las altas esferas se apropien ilegalmente de una letra o una melodía que para más inri no tenga nada que ver con los propósitos del autor, debería ser un acto perseguido y penado. Un conflicto más en el largo historial del caballero. Nos de que en esta ocasión va a ser algo más molesto que una piedrecilla en el zapato, porque los 150.000 dólares que exige el musico (el máximo que permite la ley americana) por cada vez que ha recurrido a sus canciones no es ninguna broma. Por lo tanto, los abogados van a tener que trabajar duro a no ser que lleguen a un previo acuerdo, pero lo cierto es que el viejo Young no se va a conformar con un simple apretón de manos. ¡Bueno es el tío! Y bien hace, desde luego. Tal vez siga los pasos de su amigo Springsteen, quien viviera la misma situación con su carismático “Born In The USA” hace más de treinta años. Tal vez veamos a alguno tragar saliva. Keep On Rockin’!