¿Es posible hablar sobre The Magpie Salute sin mencionar a The Black Crowes? Bueno, en realidad debíamos hacer referencia a los cuervos para, como mínimo, enunciar la cuestión, no obstante intentaremos no recurrir a estos para hablar del nuevo disco de los primeros, que no es otro que la continuación de su ópera prima en estudio. ¿Vaya enredo de guarismos, no? Veamos: el año pasado publicaron ese debut, y el año pasado tuvimos el privilegio de comprobar el comportamiento de esas canciones en directo. Fue algo esperado, lo cual no va en detrimento de su actuación, ni mucho menos. Fue, como lo describimos en su momento, reconfortante e inolvidable, porque ver de nuevo, y a pleno rendimiento el tándem Marc Ford–Rich Robinson fue un emocionante y constante hormigueo; una (otra) de esas concurrencias que orgullosos llevaremos en la psiquis durante tiempo.
Después de aquella sustancial experiencia, entendíamos que tarde o temprano llegaría este “High Water II”, porque nos constaba que habían dejado registrado un buen puñado de composiciones originales. Quizás habría sido una extravagancia debutar con un doble edición, así que una vez transcurridos catorce meses entre ambos elepés, ya tenemos entre las manos un resultado tan enfático como el anterior. Por otra parte, un resultado pretendido, ya que el ánimo de sus autores era que no rivalizaran en consideraciones, sino que fueran entendidos como un correlativo manual. Dos ejemplares que tuvieran un continuado nexo de unión empleando diferentes esquemas entre sí. ¿Paradójico? Sintomático tal vez.
Posiblemente nuestra percepción se vea mediatizada por el respeto que nos infunde la banda comandada por el binomio Robinson–Ford, pero no es menos cierto que el criterio permanece inalterable. Si nos parece apropiado, surgen las ideas y el tiempo nos lo permite, compartimos unas líneas. Si alguna de estas cláusulas flojea, mejor olvidar la urgencia y continuar con otra tarea. Después de varios intentos fallidos, la funda del disco obra el milagro y la sobriedad de su ilustración funciona como el resorte necesario para analizar este trabajo. De paso constatamos la importancia de las carpetas, las portadas, los diseños… No es que sea un excesivo derroche de grafismo, pero es sincero y directo, sólido y liviano, sin trampa ni cartón. Somos The Magpie Salute, te miramos a los ojos y simplemente convidamos a escuchar nuestras plegarias, sentir la fuerza del blues, la estimulante nostalgia de nuestras profundas raíces y el recio rock’n’roll imperante desde el prólogo “Sooner Or Later” hasta el epílogo “Where Is This Place”.
La orientación de las canciones quizás aporte mayor intensidad que su antecesor y puede que en este aspecto la producción tenga un papel relevante, sin embargo podemos encontrar ceremonial gospel en “In Here” o conmovedoras y reconocibles evocaciones de la factoría Ford como “Lost Boy” que contrastan con aceleradas creaciones como “Gimme Something” o su inmediata prolongación “Leave It All Behind”, ambas dos con el cometido vocal de John Hogg como epicentro. Comedido en “You And I” y distinguido en “Mother Storm”, donde las ricas armonías evocan décadas pasadas y el celestial piano de Matt Slocum acaricia el corazón fraccionando el reloj e introduciendo al oyente en un recóndito sortilegio.
La toma de contacto es fructífera, positiva y seductora, encontrando gran parte de esos clichés a los que recurrimos con demasiada frialdad, sí, pero la coordinación de todos los elementos denota persistencia y compromiso con el público y ellos mismos. Escucha “A Mirror” y lo comprenderás. Siente el shuffle de Joe Magistro y el groove del magistral Sven Pipien. Comprobarás cómo tus pies cobran vida propia mientras el resto de la banda acrecienta la elasticidad de su envolvente métrica y cederás ante los dominios de “Life Is A Landslide”, una introspectiva evasión establecida a partir de los psicodélicos arreglos de guitarra, las hipérboles de voces reflexivas y el sinuoso traqueteo del compás. Un álbum que incrementa nuestra impaciencia moderada aguardando la trilogía, imaginando la necesidad.