LONG LIVE LA GRAPA
Fotos de Maximino González Martín
Segunda edición de esta apuesta por la música negra y de baile. Esta vez con cambio de ubicación, de la plaza de La Grapa a la plaza de Carlos Lobo, un sitio con menos capacidad pero que al final resultó de lo más cálido y acogedor para los que allí nos reunimos.
Tuve la suerte de poder asistir a las pruebas de sonido de todos los grupos, y de este modo aprecié el buen rollo que desprendían todos los participantes de esta edición y viví en primera persona los últimos retoques de la organización para que todo saliera perfecto. El festival también tenía como novedad el añadido de un segundo día, quedando constancia de un paso adelante de la organización.
Pero pasemos a lo importante, la música.
VIERNES 12
The Black Note daban el pistoletazo. Esta banda madrileña con algún miembro de Avilés practica un Soul, Rhythm&Blues y donde Blanca de la Plaza y Mónica Menéndez se erigen como líderes. Desde el primer momento demostraron su buen hacer y simpatía delante de una plaza en la que aún se mezclaban unos tímidos asistentes y algún curioso de paso. La banda fue desgranando su primer disco «Not in Vain» con algunos clásicos del soul y poco a poco fuimos perdiendo esa timidez, sobre todo los niños que fueron los que se acercaron y bailaron en primera fila.
A Black Note le seguiría la propuesta más rockera del festival, los gallegos The Hellbuckers, presentando su primer larga duración «Demons», (personalmente es lo que más ganas tenía de ver), y no me defraudaron. Son puro rock and soul, de una gran calidad que nos hizo disfrutar a los aún pocos que allí nos reuníamos. Carla, Chewis, Cudi y Marcos son una propuesta a seguir, que estoy seguro que nos seguirán dando grandes alegrías.
Los encargados de cerrar el primer día fueron los de Newcastle, Nick Pride & Pimptones, espectacular Nicky en lo musical y visual y una banda elegantemente uniformada y que fueron desgranando su propuesta soul/ funk/ jazz y eso que se viene llamando Northern Soul (que me perdonen si la etiqueta no es la adecuada) en una plaza que sin llegar al lleno, ya había adquirido un poco de color y el personal bailaba al ritmo de los ingleses.
El viernes se cerraba con las buenas sensaciones de la organización y la expectación de lo que se nos avecinaba en el que iba a ser el día fuerte del festival.
SÁBADO 13
La que nos tenían preparada la organización era de aúpa, una Brass Band se iba a encargar de dar inicio al segundo día recorriendo las principales calles del casco antiguo de Avilés llenando las calles de ritmo y por unos momentos hacernos creer que podíamos estar en NOLA, ante el asombro de gran parte de la gente que se encontraban sentados en las terrazas de los bares y restaurantes y los transeúntes que fuimos encontrándonos en el camino. Los encargados no venían de Tremé sino de Pamplona, Broken Brothers Brass Band. La propuesta fue de lo más original y de la que se habló mucho en los siguientes días en periódicos locales y de la región, un gran acierto.
La Broken Brothers Brass Band hizo su entrada en la plaza de Carlos Lobo para a continuación subirse al escenario y ofrecernos el resto de su propuesta en la que incluyen a un rapero dándole otro toque a lo que es una Brass Band, donde la diversión y ese toque «protesta» en sus letras se dan la mano.
The Lucilles, la banda afincada en Madrid, fue la banda más numerosa del festival, 10 miembros y la que aglutina más nacionalidades (Portugal, España, México, Argentina, Francia) encargándose de poner el toque elegante con ese Soul que tanto me recuerda a las bandas vocales femeninas de los 60. La banda venía a presentar su nuevo disco, «Northern Exposure» e hizo bailar hasta el apuntador, con una gran presencia escénica de Lucille Hurt. Si pasan por tu ciudad no dejes de ir a verlos.
Shaolin Temple Defenders fueron lo mejor del festival, los de Burdeos salieron a matar con ese funk tan adictivo y con un frontman que si bien lo ves bajo y pasa «desapercibido» mutaba en una bestia parda arriba del escenario haciéndonos bailar y sudar a una plaza que se encontraba llena, donde las caras de felicidad eran palpables y donde la banda de lo más engrasada lo daba todo, con el mejor sonido de los días (llevaban su propio técnico de sonido, ese que alargó la prueba de sonido a más de una hora, un trabajo que tendría su premio en un magnífico resultado final, palpable en la posterior actuación ). Otra banda que si se dejan caer por tu ciudad, no te lo pienses dos veces.
The Criers con Adrián Costa al frente tomaban el testigo de los franceses y cerraban esta segunda edición. Costa, otro desconocido para mí, pero que los días antes al festival pude escuchar los varios proyectos en los que ha estado involucrado y disfrutarlo en directo una semana antes en el festival Bluesfera en Villamanín de la Tercia (León) que nos dejó con un gran sabor de boca. The Criers salieron a escena con un público muy ambientado y con ganas de diversión, tras la gran actuación de los franceses, y vaya que si caldearon al público. The Criers se enfrentaron a su concierto con todo su arsenal, sin dejar nada en la retaguardia, y sí, nos hicieron bailar y saltar e incluso durante su actuación un buen puñado del público presente llegaría a cruzar el umbral de la locura. Desgranaron su primer disco, el muy recomendable «Sexercise», con alguna versión potente y llevada a su terreno como el «Manic Depression» de Hendrix y una muy divertida «Don’t Take My Coconuts» de Kid Creole and the Coconuts. (Gracias Jorge por el aporte).
El final de fiesta lo puso de nuevo la Broken Brothers Brass Band saliendo a la plaza con los pocos que aún seguíamos vivos tras el vendaval sufrido estas tarde noche de sábado, y la fiesta continuó en un cierre magistral.
Esta es la breve reseña de un festival que todos esperamos que crezca y que a bien seguro lo hará, sobre todo por el empeño de sus organizadores Dani y Víctor. Antes de despedirnos no podríamos dejar de darles las gracias por todo el esfuerzo y dolores de cabeza para que Avilés tenga un festival de estas características.