Sábado 15 de agosto de 2015 en Moledo, Portugal
Para aquellos que un día fuimos abducidos por la atmósfera sonora creada por Josh Homme, John Garcia, Brant Bjork y Chris Cockrel en Palm Desert, entrar en el Sonic Blast Festival es como una regresión en el tiempo a los primeros años de la década de los 90.
Tras unas semanas de sol y calor, justo cuando se celebra el festival cuyo lema era “Sun, Beach & Pool”, llega un frente por el norte de Portugal y Galicia el cual provoca que en vez de un día soleado nos encontremos con un cielo gris que poco a poco se va oscureciendo más, hasta el punto de que por momentos la densa niebla y una leve llovizna terminan haciendo presencia durante alguno de los conciertos del sábado día 15.
Nada mas llegar y tras recoger nuestras correspondientes pulseras identificativas, decidimos tomarnos una cerveza justo antes de entrar en el recinto del festival. Estamos sentados en la entrada y ya podemos apreciar el buen ambiente reinante, tras una conversación y un momento de relax es hora de vivir la verdadera esencia del festival, la música en directo.
Lâmina, la banda portuguesa creada en 2013 por Vasco Duarte, Katari, Filipe Homem Fonseca y Sergio Costa, serían nuestra primera toma de contacto. En su momento cuando hicimos la promo del festival ya mencionamos su concierto como uno de los recomendables. Cuando apenas llevaban un tema tocado, hace aparición la lluvia, provocando un éxodo masivo del público que se encontraba sentado frente a ellos en la hierba hacia la pasarela lateral, donde la mayoría de los presentes menos algunos valientes, nos cobijábamos del chaparrón que caía de los cielos mientras seguíamos disfrutando de la tormenta sónica ofrecida por esta banda que conjuga perfectamente su alma Stoner con una buena dosis de Doom Metal.
A pesar de que la lluvia no dejaba de caer, nosotros no pudimos evitar la tentación de bajar nuevamente a la húmeda hierba y ponernos frente al escenario para así dejarnos poseer por la fuerza de sus acordes y la contundencia de sus acelerados ritmos, a los cuales nuestras cabezas encapuchadas acompañarían en un continuo movimiento descontrolado.
“Big Black Angel” y “Cold Blood” son dos de sus temas más conocidos, pero durante su concierto no sabríamos decir cual sonó mejor ya que en general la banda ofreció un enérgico show desde el minuto uno, un concierto en el que pudimos apreciar a una potente banda donde destacamos esa la imagen de Katari aporreando su batería como si no hubiera un mañana, un fotograma que quedará grabado de por vida en nuestras retinas.
Somali Yacht Club eran los siguientes en hacer aparición en el pequeño escenario de las piscinas, un escenario que a esas horas se encontraba encharcado hasta los topes, donde los amplificadores eran amparados con bolsas de basura para que la lluvia no hiciera estragos en ellos. Nada más salir el vocalista y guitarrista Mez, lo primero que dice es: “Veníamos a un festival donde tendría que hacer sol, pero parece que seguimos en Ukrania (risas)”… Entonces comienza a sonar esa batería y un pesado bajo, ambos marcando un ritmo continuo y siempre siguiendo esa distorsionada guitarra encargada de marca la ruta a seguir…. Tras la apisonadora que fueron Lâmina, ahora era momento de dejar que nuestros cuerpos se sumergieran en un continuo trance, un viaje psicodélico bajo la lluvia de Moledo que parecía no querer perderse un detalle.
La pasarela donde muchos se resguardaba de la lluvia terminó vacía y poco a poco todos esos cuerpos se fueron apiñando frente a Somali Yacht Club, dejándose dominar por los pausados ritmos, en unas melodías interminables, mientras algunos valientes optaban por darse un chapuzón en la piscina… Suena “Up In The Sky” y los últimos indecisos terminan por abandonar sus lugares de resguardo dejándose llevar por la música sin importarles la lluvia. Con “Crow” la pequeña, verde y húmeda explanada, se encuentra cubierta de cuerpos encapuchados moviéndose al unísono en un balanceo constante, pareciendo una danza ritual.
En cuanto deciden que van a tocar una canción en homenaje al sol, entonces de repente para de llover, ni ellos mismos se lo creían. Esta fue la anécdota curiosa del concierto, un show que estaba llegando a su fin y tras el cual muchos de los asistentes pidieron insistentemente que siguieran, pero los tiempos de un festival están marcados y eso sería imposible, aunque como bien dijo Mez: “Vamos a tocar la última, pero tranquilos es una canción muy larga”. Entonces suena “Sightwaster” una canción que alargarán hasta el momento de despedirse, un tema que define perfectamente a este trío ucraniano, un grupo que nos ha sorprendido gratamente y a los cuales ya no podremos dejar de seguir.
Tras concierto de Somali Yacth Club llegaba el momento de tomar un respiro. Los conciertos abandonaban definitivamente la zona de las piscinas para pasar para el escenario principal, así que nosotros de camino decidimos descansar, beber algo e intentar secar un poco nuestras ropas mojadas. Milagrosamente ya no caía agua así que esperamos fuera del recinto mientras charlábamos entre conocidos y observábamos como cada vez llegaba más gente. Sacamos una conclusión: en general el público estaba expectante principalmente por la presencia de dos bandas: Vintage Caravan y Pentagram.
Los franceses Libido Fuzz eran los encargados de abrir el escenario principal. Nada más comenzar su concierto nos enganchan con su magistral modo de entremezclar sonidos setenteros, con una buena dosis de psicodelia y boogie. Un canción como “I Was Made On A Desert Road” es un claro ejemplo de lo que estos chicos son capaces de conseguir. Sinceramente con el inicio del concierto nos atraparon, incluso creímos ver la reencarnación más psicodélica de Jimi Hendrix, pero todo ello se fue desvaneciendo con el paso de los minutos. Posiblemente nuestras expectativas crecieron demasiado con sus primeros temas, pero al cabo de un rato se fueron metiendo en sonidos más oscuros y por momentos se perdía la identidad de la banda, esa identidad que adquieren con canciones como «Haight Ashbury» (para mi uno de sus mejores temas) y «Redemption Of The Bison».
Si de Libido Fuzz nos quedamos con la primera parte de su set list, con Wight no sabríamos que decir. Está claro que Alemania siempre ha sido un referente en lo que respecta a bandas de psicodelia, pero Wight van más allá, ellos son capaces de fusionar desde el funk a múltiples estilos étnicos con esa psicodelia a la que incluso añaden sonidos post metal y doom. Destaca entre todos los miembros de la banda, René Hofmann el frontman, encargado de cantar, tocar la guitarra, teclados e incluso emplea el talk box más de una ocasión, consiguiendo que su guitarra parezca recobrar vida. Temas oscuros como “I Spit On Your Grave” y “Wight Weedy Wight” se intercalan con otros mas bailables como “Kelele”, aunque es con temas como “Through The Woods Into Deep Water” donde demuestran su maestría a la hora de crear largos himnos psicodélicos, canciones donde gracias a la labor de la nueva incorporación, el percusionista Steffen Kirchpfening, ganan en fluidez y sonoridad.
Tras Weight llega uno de los platos fuertes del día. Estamos hablando de Vintage Caravan, esos jóvenes islandeses que desde hace un par de años están cosechando una gran popularidad dentro de las bandas que retornan a los sonidos de la década de los 70. En Moledo eran una de las bandas más esperadas y ellos no defraudaron con un concierto directo a la sien, con temas como “Shaken Beliefs”, “Midnight Meditation”, “Winterland”…
Oskar, cantante y guitarra estaba de cumpleaños y todos los presentes acabarían cantándole el happy birthday, justo después de que él mismo explicara el largo viaje que habían realizado ese día para llegar a Portugal desde su casa: 4 aviones y cientos de kilómetros sobre el asfalto. Podrían estar cansados, pero está claro que estos chicos disfrutan con lo que hacen y además les sobra energía para derramar sobre el escenario. Tanto las canciones más antiguas como las de su reciente álbum “Arrival” sonaron muy compactas, se nota que han trabajado duro este último año, porque la banda nada más encontrártela frente a frente demuestran una gran seguridad en sí mismos. Podríamos decir que a pesar de ser unos veinteañeros estamos ante una banda madura con la suficiente experiencia como para pasar por encima de muchas bandas de renombre.
Ofrecieron un show directo, sin concesiones, en el cual Alexander sería una vez más el punto de mira de cámaras y público. Él no para de saltar con su bajo por todos lados, moviéndose como alma endiablada, mientras Oskar desgarraba su garganta y asombraba a más de uno con su capacidad a la hora de dominar las seis cuerdas. A destacar en esta ocasión el nuevo miembro de la banda, quien para muchos seguro que pasaría desapercibido, pero para nosotros Stefán Ari ha conseguido reemplazar perfectamente el vacío dejado en la batería.
“Babylon”, “Crazy Horses”, “Expind Your Mind”, “Last Day Of Light”… fueron parte de un amplio repertorio, un fantástico concierto dado por estos tres jóvenes islandeses, los cuales serían despedidos por un público entusiasmado que no paraba de vitorear y aplaudirles mientras abandonaban el escenario. Sin duda alguna Vintage Caravan son una de esas bandas tocadas por la gracia divina.
Tras la actuación de Vintage Caravan se comenzaron a hacer un montón de corrillos, todo el mundo hablando positivamente sobre la actuación que acababan de ver, al mismo tiempo que comenzaban los rumores sobre el estado de Bobby. Algunos lo vieron por el recinto y su estado físico no daba muchas garantías de que el concierto tuviera un final feliz, y menos cuando la temperatura ambiental apenas llegaba a los 15 grados, aunque lo positivo es que la llovizna ya no haría aparición. Pero todos los rumores no tardarían en caerse por sí solos.
Pentagram son una histórica banda de doom metal creada en los 70, donde el único miembro original es Bobby Liebling, un ser que un día decidió apartarse del mundo para encerrarse en el bajo de la casa de sus padres y así dejar pasar los días mientras el crack consumía su alma y destrozaba su cuerpo. Pero un día Bobby resurgió cual Ave Fénix de sus putrefactas cenizas, y tras décadas desaparecido, vuelve a los escenarios principalmente gracias al esfuerzo de un fan que se empeña en conseguir que Pentagram tenga una segunda oportunidad. No os voy a contar mucho más sobre su vida, para mas info os recomiendo el documental “Last Days Here”, ese documental que nosotros mismos vimos pocos días antes de esta noche en el Sonic Blast.
Se apagan las luces, al fondo del escenario se ilumina un gran rótulo con la palabra Pentagram en blanco, los asistentes se apelotonan para conseguir el mejor lugar posible, la banda sale al escenario y sin muchos preámbulos comienza a sonar “Sign Of The Wolf”. Una camisa dorada y una malla negra cubren el esquelético cuerpo de Bobby, cuya blanca melena parece incluso ser un gran peso para ese hombrecillo, que a pesar de parecer estar a punto de dejar este mundo tiene una fuerza interior endiablada. Sin apenas respiro comienza “Forever My Queen”, en ese instante muchos de sus seguidores ya están volando sobre las cabezas de las primeras filas, mientras gritan cada estrofa como si de un salmo se tratara. Ya no hay dudas. Bobb, a pesar de su aspecto moribundo está más vivo que nunca, y sus cuerdas vocales parecen haberse regenerado tras estos últimos años fuera de las drogas.
Pero Pentagram no sería lo mismo si Bobby no estuviera arropado por unos músicos del nivel de Victor Griffin magistral a las seis cuerdas, Greg Turley todo un portento de fuerza y técnica al bajo y Pete Campbell el encargado de destrozar la batería.
Clásicos como “Earth Flight”, “All Your Sins”,”Relentles”… fueron cayendo uno tras otro mientras Bobby tomaba una nueva bocanada de aire entre canción y canción. Se notaba por momentos fatigado, y estaba claro que con esa extensa gira europea que lo traía de Francia y al día siguiente lo llevaba a Bélgica, no le daba tiempo a recuperar. Tras una hora aproximada de bolo llega la anécdota de la noche, él decide ante el asombro de todos los presente e incluso de la banda, coger su bolso riñonera, su cazadora de cuero y marcharse del escenario. La leyenda sigue viva, mientras todos comienzan a gritar y a silbar, otros recordamos esa histórica noche presentación en el club Black Cat de Washington D.C. en 2005, cuando lo tienen que sacar al escenario agarrándole para que se aguante de pie y en cuanto empieza a cantar cae sobre la batería producto de una sobredosis. La leyenda dice que los médicos lo reanimaron en dos ocasiones esa noche, así que literalmente ya ha estado muerto un par de veces.
Cuando ya nadie daba por hecho que saldrían, ahí aparece Bobby sonriente, cargando nuevamente su riñonera y la cazadora de cuero, da las gracias y parece tener ganas de disfrutar. Comenta que tocarán un par de temas, pero finalmente tras la insistencia del público y la complicidad del resto de los músicos, el concierto termina prolongándose algo más de media hora, donde un renacido Bobby saca toda la fuerza oculta en su interior, una voz de ultratumba que nos deja a todos impresionados. Pasa el resto del concierto bailando, gesticulando, lamiendo la guitarra en cada solo, sacando sus ojos de las órbitas,…. un verdadero showman al cual todos terminan vitoreando como se merece.
Imposible será olvidar ese momento mágico, cuando la leve llovizna hizo de nuevo aparición en el festival, perfecta compañera para esa última canción. Bobby mira desafiante hacia el lateral del escenario, como con ganas de decirle a alguien: “Que te jodan, hago lo que yo quiero!” De repente mira a sus compañeros y comienza a sonar “Last Days Here”… muchos son los que intentan acompañar cantando cada letra de la canción, pero solamente se escucha una voz, la desgarradora voz de un reencarnado Bobby Liebling.
El Sonic Blast de Moledo (Portugal) ha sido una experiencia magnífica. Fue una lástima perdernos el primer día, pero sin duda el próximo 2016 intentaremos estar a pie de escenario desde el minuto uno. Es momento de agradecer a toda la organización el trato dado, así da gusto poder trabajar.