Sábado, 26 de mayo de 2015 en Aldea de San Miguel, Valladolid
Volvemos a la Aldea, volvemos al Cuco y saboreamos las fiestas de este increíble pueblo durante todo el fin de semana…
La Aldea de San Miguel es de los pueblos más peculiares de la península. Se trata de un lugar donde se mezclan, desde hace años, las antiguas costumbres de celebración durante las fiestas (como puede ser el lunes de romería o “tomar el bollo” en el antiguo asilo con todo el pueblo), con el rock y el blues más salvaje que nos traen los amigos del Cuco y de Teenage Head Music.
Uno se siente como en casa siempre que pisa la aldea, y es que con cada nueva visita conocemos más de sus gentes, que te saludan, te sonríen y te invitan a algo pese a ser un completo forastero.
Este año el cartel del Aldea Rock nos atrajo como insectos a la luz de una lámpara. Un cartel completito de estilos, con el folk rock acústico de The Morning Reaver, el rock blues de Jared James Nichols y el power punk de The Empire Strikes.
Los primeros comenzaron con retraso (estaba programado para las 22:30 y comenzó casi una hora tarde), pero no supuso ningún problema para nadie, allí todos habíamos ido para quedarnos hasta la hora que hiciera falta…
Álvaro y David demostraron que no sólo los grupos extranjeros saben de qué va esto del rock. Los vallisoletanos presentaron su último trabajo “Crows on the wire”, con una finura al tocar y un sonido envidiable pese al viento y al frío que podían complicar la actuación.
El folk y el rock se mezclaban en perfecta armonía y nosotros disfrutamos como locos con todos sus temas. Nos pareció un concierto más que acertado para abrir a la estrella estadounidense Jared James Nichols y esperamos que sigan dándonos muchos más conciertos como el de aquella noche.
El frío era cada vez mayor pero nosotros ya estábamos calentitos. Los estadounidenses subían al escenario a presentar su trabajo “Old Glory and the Wild Revival”. Siempre con una sonrisa de oreja a oreja, Jared nos sorprendía con una destreza a la hora de tocar digna de un verdadero bluesman veterano.
Horas antes, la banda se había dedicado a hacerse fotos con todas las señoras mayores y no tan mayores del pueblo, lo que hizo aún mayor la sorpresa de estos al ver el recinto del Aldea Rock hasta arriba de rockeros patilludos y rockeras lanzándoles ropa interior al escenario.
Gozamos con los incansables punteos de temas como Crazy, Get Down o Playin’ for Keeps mientras nos saciábamos con cerveza fresquita a un precio ridículo en comparación a lo que estamos acostumbrados los chicos de ciudad. La cerveza, además de barata, no podía ser otra que San Miguel.
Aprovechamos este concierto además para conocer en persona al que consideramos el mejor fotógrafo de rock de la península, el incansable Fran Cea, que más de una foto nos ha prestado para las crónicas. Siempre estaremos agradecidos con él por su trabajo.
Jared se despedía y comenzaban los finlandeses The Empire Strikes.
El frío a esas horas era algo a tener en cuenta y muchos buscaron refugio en el interior del Cuco mientras que los amantes del punk rock, al estilo Hellacopters, nos quedábamos para seguir con la fiesta.
Sonaba “1983” un disco salvaje, como bien muestra su portada, repleto de temazos bailables y coreables. Nuestra interpretación favorita fue la del tema Saved by the Women en el momento más álgido de la noche.
Los finlandeses aprovecharon para declararse fans de Jared James Nichols y para agradecer a las otras dos bandas sus actuaciones.
¡Three more! Tuvimos que gritar para que no se fueran del escenario y cumplieron para satisfacción de todos los que allí estábamos.
El Aldea Rock llegaba a su fin pero aprovechamos para hacernos unas fotos con los finlandeses que no dudaron ni un segundo en concedérnoslas, además de darnos una púa de regalo.
Éramos nosotros los que nos refugiábamos ahora en el Cuco y nos llevábamos la sorpresa de ver a los estadounidenses aún por allí.
La sorpresa vino a raíz de que estos tenían actuación al día siguiente en Barcelona y tenían bastante prisa por tocar, sin embargo estaban disfrutando tanto que a las 4:30 de la mañana aún seguían allí haciéndose fotos, bailando y cantando el “marihuana” de los Porretas a grito pelao. Y es que el Cuco engancha, allí las cosas son como tienen que ser y sólo siguen el orden de lo establecido por la música que compartimos y por los que la escuchamos.
Nuestro primer Aldea Rock nos dejó con muy buen sabor de boca, muy buena organización, conciertos de calidad desde el primero al último y lo mejor de todo, el ambiente de hermandad y buen rollo que se respiró durante toda la noche. Esperamos que perdure por muchos muchos años más.