Sábado 21 de diciembre de 2013 en Sentinel Rock Club, Erandio

Las comparaciones son odiosas. Flaco favor hacemos a las bandas que nada más asoman la cabeza comenzamos a comparar con fulano o mengano, cuando pasan por la mente los típicos y tópicos nombres recurrentes para ubicar el sonido de una banda… Se trata de Rock n’ Roll, únicamente Rock n’ Roll, donde cabe todo tipo de propuestas, ideas, fórmulas, pero con la actitud como bandera. Por supuesto si no hay buenas canciones, lo anterior es papel mojado, y tras lo vivido el pasado sábado en Erandio, podríamos decir que tenemos más vikingos a seguir. Unos chavales simpáticos, tímidos por momentos (a ver quién no lo es estando a mil kilómetros de su hogar, en su primera experiencia fuera de sus fronteras), que lograron caldear el ambiente en un reducido espacio donde apenas cabrían 30 o 40 personas. Con la salvedad del pequeño local, respetando y valorando los esfuerzos de promotores y propietarios, el resto de la velada fue grande, desde que Twin Wolf, encargados de abrir la lata, salieron a escena. Ya nos habían avisado con anterioridad que iban retrasados, así que por una vez que alguien se digna en tener la deferencia de informar, habrá que corresponder, y nada mejor para aliviar la espera que unas risas con esos rocanroleros que nos cruzamos de cuando en cuando… cuando las guitarras rugen, como era la ocasión.

Mientras las masas se agolpaban en el tradicional mercado de Santo Tomás, preferimos afrontar la primera noche de invierno en compañía de unos pocos, huyendo de concentraciones, esperando que la noche donde aulló un lobo venido de Cataluña fuera fructífera. Un lobo que surgió de una idea bicéfala (de ahí tal vez el nombre de Twin) y que posteriormente se ha convertido en un aguerrido cuarteto que no gozó de un buen sonido, pero lo solventaron con ganas y actitud, apoyándose en una robusta base rítmica y una pareja de enérgicas guitarras que pasean por terrenos desérticos, como “Green Rose”, donde la voz rasgada acompaña un bacanal rítmico que recuerda a… no, habíamos dicho que nada de comparaciones. Cubrieron expediente y completaron una actuación en la que mostraron las garras vía “Dark Sun” con sonidos oscuros y profundos procedentes del interior de la cueva del lobo, y seguramente no tarden mucho en volver a coger las maletas, porque dejaron al personal con ganas de más, ofreciendo un sonido más recio que sus partenaires, pero de ese suplemento se encargarían Martin, Linus y Jens unos minutos más tarde, donde repasaron su álbum debut.
Suben al “tablao” tres jovenzuelos venidos de las frías y ventosas tierras de Suecia, en una intervención que fue in crescendo y que terminó, al menos para el que suscribe, haciéndose corta. Guitarra, bajo y batería. Para qué más. Lo necesario. Con el feeling suficiente para ofrecer un compacto abanico de influencias condensadas en piezas en las que el virtuosismo sobra, en las que las composiciones son capaces de aniquilar al más rocoso. El lugar queda envuelto en una espesa atmósfera de aires lisérgicos mezclados con animadas y hasta “bailongas” (Linus dixit) melodías en unos 55 minutos de entrega, y aún comenzando algo dubitativos, a la segunda demuestran la fuerza del trío: “Trees”, que evidentemente no ofrece el acompañamiento de las teclas que guarda la edición de estudio, pero en la que cada uno de los vikingos tiene sus segundos de gloria en tan sólo tres minutos. Según transcurre la actuación se les nota más cómodos, más cómplices con el público, y comienzan las notas de una coreografiada y festiva “Summoning The Not Living” con la que la se ganan los aplausos que no cesarían en la velada, y cambian de idioma en “Försummad Och Bortglömd” y “Asmodeus”, que para algo son suecos. Versátiles y fogosos, hasta hubo algún que otro guiño a otra cuadrilla de vikingos. Sí, has dado en el clavo. Se trataba de ellos, pero no te equivoques, que las comparaciones son odiosas. Sobre el escenario, Vidunder.