Un buen número de aquellos que nos encontramos frente a frente en Cangas con estos tipo procedentes de Arizona aún estamos con la sensación de haber vivido un espejismo.
Un concierto de más de dos horas y esa energía derrochada por la banda que acabaría contagiando al público asistente terminaría envolviéndonos a todos en áurea de rock y desmadre generalizado… Escuchando en la soledad de mi salón su primer disco, cada tema me lleva en un espacio virtual a esa noche sagrada, la noche en la que fuimos bendecidos con birra fría a ritmo de Hogjaw… (escribiendo el especial Hogjaw en Cangas)