Marc Rockenberg: “Go On” | GR76


El prolífico Marc Rockenberg se está labrando una solvente carrera en solitario gracias a títulos como el que hoy nos ocupa, “Go On”. El álbum fue publicado a comienzos del mes de septiembre y ocupa la cuarta posición de su apuesta personal, pero deberíamos recordar que ya era conocido anteriormente en el circuito underground, pues se encargaba de la batería en la agrupación barcelonesa Fuzz Forward que, sin ir más lejos, el año pasado copó bastantes anuarios gracias al disco “Parasites”. Por lo tanto, compatibiliza ambas facetas con regularidad, aparte de seguir trabajando codo con codo con su hermano Edko con quien comparte banda y que, en esta ocasión, se ocupa del bajo mientras el resto de instrumentos son cosa del propio Marc. Por algo le tildábamos como prolífico, como un tipo inquieto o perseverante, ya que sus respectivos trabajos se suceden con cierta asiduidad. Por otra parte, esta particularidad podría acarrear el tan cismático empalago entre la afición. Sabemos cómo fluctúa este asunto y cómo suele responder un considerable porcentaje de gente ante la teórica sobreexposición de bandas o artistas. Divergencias, aquiescencias, displicencias… Y decimos teórica porque las ganas o el afán de cualquier expresión artística nunca debería incomodar, fuese cual fuese la frecuencia de su emisión; bajo nuestro punto de vista, nada que objetar a la persistencia o compromiso auto adquirido por gente como Marc Rockenberg.

Pues estamos ante otro fidedigno testimonio de su ideario musical que, además, continúa perfectamente la línea concebida por el autor, aunque podamos advertir nuevos horizontes en el holgado panorama musical reflejado en sus anteriores obras. El nuevo episodio cautivará a sus simpatizantes y, sin duda, captará nuevas atenciones gracias a los siempre necesarios y agradecidos consejos de terceras personas, puesto que canciones como la impetuosa y excitante “Work It Out” han de ser recomendadas. O “Empty Lake”, que inconsciente o conscientemente dirige hacia anteriores generaciones y con toda probabilidad haya quien presienta diferentes identidades, pero no se devane usted los sesos con camisas de franela u otras recurrentes alusiones a movimientos o carismáticos personajes del rock n’ roll que, evidentemente los hay y debe haber porque esta corporación de juglares y tendencias subsiste a base de retroalimentación. Quien más quien menos sabe o conoce a fulano o cuenta en su discoteca personal con ejemplares de mengana, y la gente que se dedica a esto no iba a ser menos, así que antes de tener que incurrir en las tan trilladas referencias o similitudes, mejor escuchar con detenimiento “Soon Enough”, pieza que camina con gran sutileza entre la psicodelia y la sensibilidad, entre ecos californianos y románticos estímulos. ¿Un reflejo de su estado emocional? ¿Un retrato de su concepción musical? Una muestra de su abolengo, de su análisis, de su visión o misión.

Puede que ese sea su abecé, el campo de cultivo donde siembra sus ideas y, evidentemente, recoge sus frutos, su fuente de inspiración. El rock como concepto, queremos decir. Sin embargo, en esta nueva tentativa, y a pesar de revisar acostumbradas directrices, se pueden apreciar distintos enfoques que de alguna manera fortalecen el predominante carácter reflexivo de la escritura del intuitivo Rockenberg. Su eficaz apertura, “Over N’ Over”, conquistará sentidos, sentimientos y el interés por ir descifrando las once entidades que componen este rompecabezas polifónico. Rompecabezas por su enjundia, ni mucho menos como aleatorio enigma, ya que hay canciones sofisticadas tipo “Time Will Tell” que ejemplifica, con los bellos arreglos vocales e instrumentales, y aparte de su arrebatadora melodía, la madurez lograda por un compositor que en estos momentos y en el ámbito musical, goza de una inmejorable salud. Encontramos también canciones tiernas como la elegante “Hell N’ Back” que reúne una serie de ponderables condiciones para considerarla como single promocional, pues sus tres minutos de duración computan como si fueran unos cuantos más dado que hay varios recovecos, selectas sazones y diversas razones que nos impulsan a pensar en ello. Se nos antoja trascendental para la ilustración del cedé. Un sendero, un caminante solitario yendo hacia adelante. Colores cobrizos propios del otoño y al fondo, una verde espesura, cuasi primaveral. Más o menos, la simbología que encierra “Gonna Do”, una de esas novedosas composiciones que demuestran su conocimiento del medio, su perspicacia y por supuesto, su amor por el rock n’ roll personificado en “Sing About It”; su amor por la libertad individual, por las estrellas (“All Bets Are Off”) y los sueños, que es, a grandes rasgos, nuestra propia e intransferible opinión sobre un sugestivo disco y sobre “A Way Out”. 

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