The Elven: “Solstice” | GR76


El solsticio representa el cambio, el cenit o la luz, y aquí estamos ante otro fenómeno que sin pertenecer al mundo astronómico podría conservar varias de sus características. En cierta manera es astral, ya que sus múltiples órbitas determinan el valor de su ponencia. Es un cambio de orientación, si bien los integrantes de esta concurrencia polifónica mantienen la complexión de sus respectivas aventuras y es una asombrosa fuente de luz porque, al igual que el acontecimiento solar, irradia nostalgia y felicidad a partes iguales. En cuanto a la asimilación de planteamientos e insinuaciones, se dilata en la mente siendo un profundo desfiladero que guarda en su interior cantidad de ecos y detalles que, de alguna forma, llevan su audición a una frontera donde los sentidos se manifiestan con brillante cromatismo y cierto paroxismo conduciendo, además, a enigmáticos confines dado que su entramado musical es soberbio y osado. Culpables de esta confluencia, Rod Tirado (bajista) y James Vieco (cantante y guitarrista) de la banda Saturna más la organista Tabatha Puig y el baterista Javi Gómez que tuvieron a bien reclutar a un buen amigo como guitarrista solista, el señor Isaiah Mitchell de los californianos Earthless.

Una vez presentados los artífices de este estreno, deberíamos señalar que la creación o idea de The Elven se remonta cinco años atrás cuando los dos compañeros sentían la necesidad de crear nuevas canciones al margen de la banda barcelonesa. Para llevar a cabo el cometido, nada mejor que contar con el respaldo de amigos, y según tenemos entendido en un corto espacio de tiempo ya tenían esbozadas, o mejor dicho, compuestas unas cuantas. Ocho. Las mismas que aparecen en el álbum. Las que grabaron en Analog Drive-in Studios de Barna. Las que te ayudarán a soñar, una de las grandes virtudes del rock and roll en su extensión. Soñar, recapacitar, sentir, gozar, compartir, festejar, perseverar o descubrir. En una palabra, vivir, algo que percibirás en “Solstice” desde una brillante introducción como es “Shine” que, aparte de su intrínseco simbolismo, nos sumerge de inmediato en un recóndito universo de guitarras candentes, opulentas melodías, frecuencias palpitantes, apremiantes exclamaciones y capas psicodélicas que se prolongan hasta llegar al tenue epílogo “All Of A Sudden” que, sin duda, favorece a la reflexión e induce a la conexión espiritual durante los dos minutos largos de un electrizante desarrollo instrumental.

Al margen de la alta productividad o capacidad creativa que esta gente (y más concretamente un James Vieco de quien nos consideramos profundos admiradores) ha demostrado al cabo de los años, “Solstice” no es un mero capítulo más a añadir en su historial. Puede que sea un ejercicio de tenacidad, una prueba de genio e ingenio, un compromiso auto adquirido o una sencilla (pero concienzuda) puerta hasta el momento desconocida, pero lo cierto es que en sus múltiples contornos y secciones, el trabajo contiene elementos que hacen de él un volumen de obligada atención. Tal vez sea una opinión personal de escaso fundamento, pero hasta el orden asignado al disco nos resulta interesante, ya que, como ya hemos apuntado, el estado anímico de la persona receptora pueda verse reforzado con títulos como “Far Beyond” donde quizá la poderosa voz de Vieco evoque estrellas inmortales mientras la compañía interviene con florecientes combinaciones que determinan su identidad. Los estándares de décadas pasadas continúan en la profética “Closer To Freedom” que origina delirantes emociones o en la envolvente “New Pair Of Wings” en la que la guitarra de Isaiah capitanea con mesura un interludio esférico, expansivo, embriagador.

La segunda mitad de la entrega camina por los mismos derroteros aunque suben de revoluciones, lo cual ni mucho menos significa que las cuatro primeras no resultaran tan enfáticas. Simplemente, y siguiendo las normas no escritas de progresar a medida que avanza la reproducción, embrujan con la denodada permeabilidad de “Stand Right Next To Me”, canción que admite numerosas adhesiones y recibirá otros tantos peritajes ya que en su interior encontramos, aparte del evidente y sensual saxo que remueve por dentro delineando increíbles contornos, diversas corrientes, métricas revoltosas y espacios abiertos que irremediablemente confirman la calidad de un quinteto demoledor. El piano revoltoso de Tabatha da la efusiva bienvenida en “Out The Door” y la maquinaria carbura a pleno rendimiento en una composición que podría franquear sin ningún reparo áreas fronterizas o comarcas del sur, y antes de la consabida despedida, otra obra marca de la casa: “Wherever I Go”. Aquí las fuerzas flaquean. Emerge la pasión y el rítmico groove insuflado por Rod y Javi estalla mientras un resbaladizo slide agrieta la piel, mientras las incógnitas se evaporan y el entorno se nostálgico. Como el solsticio, que en definitiva es el punto de encuentro de un estreno fascinante y un proyecto ilusionante.

Deja un comentario