Julián Maeso: “Healing Gang” | GR76


No sabríamos especificar qué perfil de Julián Maeso nos atrae más. ¿Será su calidad artística o acaso su potencial humano? Evidentemente, su música nos acercó a la persona, pero algunos rasgos de su personalidad podíamos intuir gracias a un arsenal de descriptivas, consistentes y expansivas canciones. Por otra parte, poco imaginábamos en el intercambio de siglos que uno de los integrantes de los manchegos The Sunday Drivers, de quienes no podríamos considerarnos grandes seguidores, podría convertirse a día de hoy en un músico apreciado (lleva un tiempo con esa consideración) puesto que nos ayuda y protege con un recetario absolutamente beneficioso para cuerpo y mente. La honestidad demostrada en su travesía es directamente proporcional a su penetrante mirada, y su nivel creativo es tan extraordinario como la humanidad de la que ha hecho gala en no pocas ocasiones, y esta concretamente es una de ellas: “Healing Gang”. En plena gira de “Somewhere Somehow”, su anterior y ahora penúltima entrega, maese Maeso colaboró durante unos días con los Hermanos Maristas de Ghana y la oenegé SED como profesor de música en un colegio de Kumasi. Durante unos días estuvo aprendiendo mientras instruía. Durante unos días, pudo encontrar la paz que tanto ansiaba. Durante esos días se sintió libre, cultivó y recogió una cosecha especial.

Esa imborrable experiencia está presente en este esperado álbum no solo en un enunciado revelador, sino en el concepto global del trabajo personificado en una imagen capturada durante aquellos días en la localidad ghanesa resucitando, además, cuatro composiciones propias. No podemos tildarlas de antiguas en el sentido estricto del término, ya que todavía no alcanzan la etapa adolescente de apreciables cambios hormonales como es el caso. Asombrosas formas, nuevos ajustes y diferentes enfoques que confieren nuevas oportunidades a cada una de ellas. Tomas alternativas que sin duda fascinarán a sus incondicionales. Hablando de, en este punto siempre habrá cismas o sentires divergentes, suspicacias y debates más o menos airados. Equilibrios sobre el alambre. Aun siendo bastante escépticos sobre toda este desaguisado entre éxito o los disgustos originados por la escasa atención, entre el crédito y la injusticia o la falta de criterio por parte de la gente de enfrente, uno siempre ha procurado mantenerse en segunda fila observando corrientes y mareas o escuchando opiniones de voces autorizadas como la del toledano. Tampoco es cuestión de difundir conversaciones privadas, pero lo más probable es que usted encuentre alguna de sus interesantes reflexiones sobre este asunto por el espacio cibernético.

Mejor será que nos centremos en “Healing Gang”, un álbum absolutamente medicinal, como bien refleja el titular. Un álbum estimulante en todos sus ramales y todas las disposiciones que propone un Maeso arropado por una extraordinaria constelación de estrellas que es no es sino una excelente alineación de ilustres colegas: Martha High, Sabine McCalla, Nina de Juan, Aurora García, Maika Makovski, Gina Leslie, Leonor Evans, Aurora Neeland, Alberto Anaut, Noel McKay, Antonio Casado, Los Saxos del Averno o The JM’s Horns. Un plantel de lujo para un lujoso elepé realizado a caballo entre los estudios El Escondite en Madrid, La Casa de Madera de Villaluenga y Garaxe Land en Santiago de Compostela que se nos antoja de necesaria audición o pormenorizado estudio, ya que su interior alberga una inmensa suma de nociones de aquí y allí. En definitiva, las probetas que Julián está habituado a utilizar en su laboratorio y sin duda son su distintivo, su seña de identidad. Hallamos soberbias sinfonías de cosmopolita rhythm and blues en “I’m Out Of Here Tonight”, pícara sucesión de elementos de inevitable meneo de cadera, acompasado chasquido de dedos e influjo Stax, o en ráfagas de incuestionable espíritu guitarrero como la sudorosa y colaborativa “Wake Up Call” que exhibe el temperamento rocanrolero de un hombre que no claudica enfrentándose, con orgullo, a este entorno caníbal que soslaya y glorifica sin remisión, sin la adecuada paridad que mucha gente merece.  

Dada su impronta, indiscutible talento y compromiso no solo consigo mismo, sino con el mundo de la música en general, intuíamos que tarde o temprano Maeso retornaría su particular compuesto de sonidos raciales que no entienden de razas y sí de almas. Sonidos que de alguna manera determinan su talante, provienen del corazón e inmediatamente se instalan en la mente como “The Truth Became A Lie”, inicio de este emocionante viaje cuyo encabezamiento es suficientemente indicativo de su predicado y su musicalidad, sosegada, inspiradora y flexible. Tan poderosa que irresistible se convierte continuar (siendo conveniente a la vez), porque el delicado tratamiento de la inmediata “Healing Gang” destila armonía, sensibilidad y barre las penas al igual que las melancólicas melodías impregnadas de elegante soul en cualquiera de los dos movimientos de “Lights Of Hope”. El primero, inequívoco en su orientación, si bien presentimos aderezos del continente africano que posiblemente tan solo estén en nuestra imaginación, mientras en la segunda parte nos adentramos en un club de jazz sutilmente iluminado, situación que bien podría valer para una enternecedora “It’s Raining” de acentuados vientos, sedosas voces y escalofriantes frecuencias.

Asimismo, surgen interesantes paradojas tipo “Time Lost Along The Way”, creciente cadencia de espirituales voces y umbrales intangibles que redimen, o circunstancias de esta azarosa odisea como la recogida “Will I Ever Find Myself Again” en la que el omnipresente Hammond de Julián conmueve tanto como el sinfónico arrullo cuajado de tembleques y secciones expuestas con mucha voluntad, otra de las grandes cualidades del susodicho. No deja de sorprendernos ya sea en solitario o en aventuras donde participa, ha participado y sin duda participará, porque no concede treguas y su vocabulario no conoce la palabra rendición. En cambio, en su manual de comportamiento existe el amor propio y, por supuesto, el amor por la música, por el carismático blues, por el vehemente soul, por el selecto jazz, el country silvestre, el ardiente funk, el polivalente rhythm and blues y un sinfín de denominaciones de origen que acopia, estudia y de alguna manera desempolva en las reinterpretaciones antes mencionadas que deberá escuchar pues encierran giros sueños, círculos y pandillas. Por algo son alternativas, ¿no? Y por algo el compositor y multinstrumentista Julián Maeso es un músico de casta y absoluta garantía. Un tipo sencillo.

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