Requiem Blues: “Requiem Blues” | GR76


Ecos del pasado, creaciones del presente, Requiem Blues. El consejo de una buena amiga que es una auténtica investigadora y amante del rock en general, nos puso sobre la pista de estos ingleses de Liverpool que acaban de estrenarse por medio de un trabajo que sigue el modelo habitualmente utilizado en cuanto a su nominación. Sin artimañas o extravagancias. Sin lemas llamativos o sugerentes encabezamientos, siendo concisos y directos. Estos somos nosotros y esta es nuestra presentación en sociedad, “Requiem Blues”. Como los chivatazos de nuestra experta confidente siempre son bienvenidos ya que goza de un exquisito olfato, inmediatamente acudimos a su Bandcamp… Y durante unos primeros minutos de momentáneo colapso por la sensación de incredulidad, caímos cuasi aturdidos en sus redes, en una pegajosa tela de araña tejida a base de fuzz, doom, hard, classic, cosmic, progressive, retro y demás terminología atribuible a la estimulación sensorial o delirante gravedad, a las coléricas guitarras, a los ritmos contundentes, a los estrépitos o los psicodélicos embudos que nos asombraron de tal manera que no detuvimos la reproducción. Cinco canciones. Casi treinta minutos doblando el espinazo. Vuelta a empezar.

Desde la viciosa guitarra de “Frustation” que exige máxima atención, queda absolutamente claro que este trío posee una fuerte personalidad pese a basar su ponencia en sonidos que regularmente tendemos limitar cuando su dimensión es ilimitada. Tipo “Living In Fear”, un estruendo cargado de múltiples latigazos suministrados por el triángulo mágico de guitarra, bajo, batería. Demoledora y furiosa, establece careos entre los tres componentes que, por cierto, hemos buceado en el espacio cibernético buscando información pero, por desgracia, ha resultado estéril salvo el guitarrista, Chris Fillis. No tardaremos mucho tiempo en conocer sus identidades o respectivas debilidades porque sin duda, esta primera entrega les va a abrir muchas puertas aunque en esta búsqueda realizada, pudimos encontrar referencias que creíamos conocer como una actuación en su pueblo junto a los californianos Sacri Monti o la participación en el último Cosmic Vibration Festival de Sheffield. Dividendo el epé se encuentra “The Pressure”, pieza que adopta diversas apariencias gracias a la proliferación de sustancias, esencias y la inclemente (en el buen sentido, claro) labor de los chicos, sin embargo la mayor diferencia con respecto a las demás gravita en torno a un Hammond corrosivo que se presume imprescindible en su desarrollo. Pensamos en su versión en directo y debe ser un éxtasis colectivo.

Alucinantes, rabiosos, rocosos y virtuosos. Surge como de la nada “Last Place I Want To Be” y las líneas de bajo avivan el fuego, los platos y timbales echan humo y la jerárquica guitarra funciona como combustible al tiempo que una voz apremiante invita al ácido sortilegio de Requiem Blues, apelativo que en cierta manera contrasta con su denominación, pues concebimos el Réquiem como un duelo, como un homenaje a difuntos al margen de creencias o ideologías. Pues aquí no hay duelos más allá de los instrumentales que incitan al desenfreno y por el contrario, homenajes podemos encontrar varios, depende del oído o de la percepción de cada cual. Conjeturas, corazonadas o analogías; no será necesario aportar bandas o artistas, ¿no? Mencionamos, cómo no, “No Reason Why”, la quinta del lote que es, además, la más extensa y por consiguiente su constitución es desenvuelta pero no desmedida, un peyote de poderes inimaginables que obligará a zarandear un cuerpo que, por supuesto, estará poseído por el espíritu (o ímpetu) salvaje y el balsámico poder de Requiem Blues, terceto que ha registrado una primera intentona que no cejaremos en aconsejar. Impacientes esperaremos nuevo material.   

Deja un comentario