Jueves 23 de enero de 2025 en Kutxa Beltza, Bilbao

Teníamos un presentimiento, una extraña sensación entre incertidumbre y seguridad. Teníamos ganas, cómo no, y por supuesto, expectación por saber la respuesta de la gente que afortunadamente fue positiva. Bien por Cordura, una de las bandas defensoras del producto de kilómetro cero. Bien por una escena local que la noche del jueves demostró compañerismo ya que un número importante de representantes y colegas, así como otro buen pelotón de simpatizantes y habituales se personaría en Kutxa Beltza, apartado superior de Kafe Antzokia que no sabríamos especificar si se encontraba petado, puesto que una vez pillamos puesto de vigilancia, ni tan siquiera intentamos la proeza de buscar diferentes perspectivas. Por lo tanto, nada de movimientos, que aquello era un hervidero de gente y afortunadamente conseguimos una posición cuasi privilegiada frente a la imponente pedalera de Michi, guitarrista de la formación. Sospechábamos que igual, tal vez o quizás la introducción de la presentación de “Noche Eterna”, su reciente álbum, podría ser “Carpe Omnia” porque la instrumental se presta a ello y la impaciencia del personal se transformaría en algarabía, cosa que sucedió mientras cada uno de ellos se colocaba en su posición.
Luces estridentes, persistentes nebulosas, sombras permanentes, underground. Progresiva psicodelia, frecuencias garageras, viscerales transmisiones y mucho sudor. Así transcurrió la función. Con la gente metida en todo momento en la esfera psicotrópica de unos Cordura que no bajaron el pistón ni tan siquiera cuando el amigo Iker Atxaga subió un par de ocasiones al escenario para acompañar al cuarteto con la guitarra acústica. La primera, interpretando “Noche Polar” y “Brisa” del álbum a presentar y la segunda, recuperando clásicos propios como “Un Mal Necesario” y “El Origen de los Continentes y los Océanos” que iniciaron un tramo final en el que abordaron, después de extasiar y conquistar a la audiencia con las nueve piezas de “Noche Eterna”, viejas canciones coreadas al unísono por el auditorio en pleno. “Causas Perdidas” y una salvaje, expeditiva, obstinada y vibrante “Caza de Brujas” fueron el punto y final de la ceremonia, y el público debía reconocer a la banda su entrega. El público debía aplaudir, debía exteriorizar su conmoción barra entusiasmo barra emoción barra euforia, y debía mostrar su inmensa gratitud, algo que Anero devolvió reconociendo que se sentían muy queridos.

Se apreciaba cierto nerviosismo en los primeros lances, pero en un santiamén todo se solucionó. Al finalizar el concierto el amigo Anero nos corroboraría esa impresión, así como la fortaleza y confianza que les proporcionó la presentación y la masiva asistencia. Se sintieron arropados, lo cual nos alegra porque los tíos se lo han currado a todos los niveles para sacar adelante esta nueva tentativa. En el terreno creativo, en su tratamiento junto al señor Martín Guevara en el taller Silver Recordings y en cuanto a la ímproba tarea de búsqueda de casas interesadas en el material. Sin embargo, esa búsqueda, aunque fuera un constante sube baja, fue fructífera. Lo lograron. Encontraron nueve (como el número de canciones), y “Noche Eterna” es por fin una realidad. Quienes estuvimos el jueves pasado en Kutxa Beltza lo podemos certificar, como podemos certificar que “Miembro Fantasma”, si en su versión grabada es una absoluta locura con el firme golpeo de platos y tambores de Unai y los continuos chispazos de Michi, en directo puedes acabar con un esguince cervical, cosa que podría suceder también con “Carpe Noctem”, delirante combinación de estándares que abre el disco e impetuosamente emergió, funcionó como tal tras la intro ya comentada y de alguna manera siguió un setlist que obedecía la misma disposición de la publicación. Así que, a continuación, llegaba el turno del sintetizador y las exclamaciones de Anero en una “Brecha Temporal” que medió abismal mientras la peña obraba en consecuencia; o sea, atendía absorta el akelarre sonoro de los chicos para más tarde palidecer ante las alucinantes fases de “Escupir al Cielo” que, impulsadas por las trascendentales cuatro cuerdas de Beko, te llevan a un espacio tridimensional donde, con síntomas de absoluta suspensión mental, recibimos una perturbadora “Aflicción” y la chamánica “De entre los Muertos”. Una sobrada. Una actuación pa flipar.


