Posiblemente esté siendo un año inolvidable para los bilbaínos Amann & The Wayward Sons, o eufórico quizá. Desde que publicaron “When The Day Goes Slow”, su quinto disco allá por el mes de febrero e iniciaran la correspondiente gira en la localidad extremeña de Don Benito, han ido experimentado nuevas y gratas sensaciones. No obstante, esas gratas sensaciones afloraron antes de editar el álbum, puesto que recurrieron a una campaña de crowfunding que, evidentemente, se liquidaría positivamente tanto en el aspecto económico como en el anímico, ya que el apoyo recibido sería un gran aliciente para una banda independiente como ellos. Una banda firme y decidida que, a partir de entonces, se ha prodigado interviniendo en festivales o realizando conciertos propios transitando por mesetas, valles, aires y mares pues ha utilizado varios medios de transporte para llegar a las diferentes estaciones que marcaba su trayecto. La furgoneta, sin duda, habrá sido el vehículo de mayor rendimiento porque han recorrido un sinfín de kilómetros, pero en su cuaderno de bitácora tienen registrados un par de viajes en ferry que les han llevado hasta África o Inglaterra, lo cual es una circunstancia a destacar.
Todo esto, teniendo en cuenta que, como una inmensa mayoría de conjuntos que se mueven en este convoy de riesgos, aprietos y esperanzas, deben atender sus respectivas vidas laborales así como sus obligaciones familiares. That’s rock n’ roll, baby! Aunque haya ocasiones en las que se contemple la posibilidad de tirar la toalla, se pone en la balanza pros y contras y… Resisten y que les quiten lo bailao, porque, como ha quedado reflejado, los tíos han viajado, han actuado (seguramente, no tanto como habrían deseado) bastante, nos gustaría imaginar que el número de ventas de material en el puesto de merchan ha sido satisfactorio y habrán conseguido nuevas atenciones en León, Madrid, Burgos o Málaga, alguno de los lugares que han anotado en su agenda. En estas páginas hemos intentado informar sobre la gira, sobre el disco y hasta sobre algún concierto al que hemos acudido, así que debíamos hacer lo propio sobre el cierre del ejercicio que tendrá lugar en la madrileña Sala Clamores el próximo sábado 23 de noviembre.
Lejos de su casa pero en otro hogar. Lejos de su centro de operaciones, pero en un ambiente familiar, que es una de las características que los señores Pablo Amann, guitarrista y cantante, Txema Arana, baterista, el bajista Jon Ander Madina e Israel Santamaría, pianista y organista, acostumbran instaurar con un instantáneo chasquido de dedos o una cómplice sonrisa; con un escalofriante slide, con unas baquetas revoltosas, con el equilibrio de las cuatro cuerdas o la solvencia de unos armonios conmovedores; con categóricas canciones como “My Freedom”, “Feel It In My Bones”, “Rumble”, “Lies”, la propia “When The Day Goes Slow” o la, entre comillas, vieja “Drive Home” que tienen a bien recuperar en sus shows. Bueno, al menos los que podemos acreditar. ¿Acreditarías tú el show del sábado 23 de noviembre en la Sala Clamores? Reiteramos, será el último de la temporada, lo que viene a significar que será una fecha señalada y una velada recordada porque… ¿podría haber sorpresas? Si acudes, lo sabrás, podrás comprobar cómo alientan a la gente con sus canciones e introducen al público en una mágica espiral en la que se olvidan las preguntas y se descubren varias respuestas. Si merodeas el lugar…
