Viernes 10 de mayo de 2024 en Sala Mytho, Bilbao
Pálpito, corazonada, presentimiento o simple convicción. Califíquelo como quiera. Ahora, sucedió tal y como imaginábamos, con la brevedad de un suspiro, el apremio de la incesante actividad y el inestimable valor de un cálido, sincero y prolongado abrazo, ya que los angelinos Pat Todd & The Rankoutsiders encandilaron a la gente el pasado viernes gracias a un condensado y soberano concierto de rock n’ roll. Sin paliativos. Contundentes y taxativos. Determinantes y rotundos, directos al meollo del asunto. Rock n’ roll a la vieja usanza durante setenta frenéticos minutos, old school. A piñón fijo, sin bajar la guardia o de revoluciones ni tan siquiera en los minutos más pausados como “Any Other Way” que de alguna manera rebajaba tanta efusividad y a su vez servía para la compenetración entre asistentes y ejecutantes. Salvo este intervalo que ni mucho menos tildaríamos como delicado, se centraron en el celebérrimo ‘one, two, three, four…’ que obligaría al absoluto delirio de una entregada asistencia que no renunció en extender los brazos al aire, a desgañitarse o a realizar convulsivos movimientos de cabeza desde los prolegómenos hasta las postrimerías de un show que, a título personal, fue una especie de debut por partida doble en la Sala Mytho del barrio bilbaíno de Bolueta.

El primer estreno correspondía a la sala, mientras el segundo y principal se debía a una banda que aun siguiendo desde la distancia, permanecía en una columna del debe que, afortunadamente, ha abandonado asociándose con otras muchas más en la partida del haber. ¡¡Por fin!! En cuanto al recinto que vaya usted a saber por qué motivo o por qué albedrío no habíamos pisado todavía, podríamos decir que es cómodo, accesible, amplio en su justa medida, con buena aclimatación, sonido adecuado y buena visibilidad desde cualquier punto e interesante capacidad para encuentros del pelo. Habrá que regresar, ¿no? En cuanto a los oficiantes, se vaciaron y certificaron aquello que barruntábamos, aquello que anunciamos en la previa y aquello que no habíamos podido testificar en primera persona pero que ahora, gracias al esfuerzo de Folc Records y a los ojeadores de Undercover Produciones, podemos verificar. Arrolladores. Con el nervio suficiente como para generar escenas de estupefacción entre la audiencia y la vehemencia precisa que reclaman estas ceremonias de rock n’ roll. Reiteramos. Genuino y vicioso rock n’ roll. Sin máscaras ni ambigüedades. Excelso rock n’ roll.
Quizás cuando interpretaron “Run” o “Sometimes Trouble Has A Name”, ambas con el señor Todd guitarra acústica en ristre, alguien podría pensar que se acercaba un tramo más reposado. Nada más lejos de la realidad. No aminoraban, seguían en sus trece y después del atronador inicio por medio de “Where The Sidewalk Ends” siguieron metiendo caña sin cesar. ‘One, two, three, four…’ Seguían con su particular trayecto de la costa este (“If Only I Could Fly Backwards”) a la oeste (“Lies, Lies & More Lies”) haciendo escala en Detroit (“The Company You Keep”) y a la vuelta en Tulsa (“A World Up For Sale”), Austin (“Long Love Letter”) o Nashville (“No Place Like Home”) a la vez que introducían al personal en un agujero negro de guitarras radioactivas e hiperactivas, expeditivos arreones, impulsivas frecuencias y delirantes secuencias que insistimos, aturdieron a la sofocada audiencia que acabaría rindiéndose ante ramalazos como “The Ring, The Bottle & The Gun” o fantásticas encrucijadas como “Somewhere Down The Line”. Y por supuesto, acabaría entusiasmada con la actitud del legendario Pat Todd y sus compañeros los Rankoutsiders, o sea, los guitarristas Nick Alexander y Kevin Keller, el bajista Stephen Vigh y el baterista Walter Phelan. Gente comprometida y decidida. Gente bregada en un sinfín de clubs y auditorios de todo tipo. Gente del underground, gente del rock n’ roll. Gente eficaz y agradecida, gente que se enfunda el buzo de esforzados currelas y repasa convenientemente su historial aunque la actual expedición gire en torno a su última entrega, “Keepin’ Chaos At Bay”. Gente rebelde, gente orgullosa. Gente capaz de salir al escenario en tres ocasiones originando efusivas muestras de reconocimiento y en una de ellas, dispuesta a caldear aún más el ambiente con una impactante revisión de la popular “Route 66”. Bufff… Se puede imaginar usted el éxtasis colectivo, la estampa, la disputa y hasta la desorbitada participación de todo pichichi con una gente que te mira a los ojos y se despide entre aplausos, regocijos, aclamaciones y estados de enajenación transitoria con la explosividad de “They’re Wrong/Dead Wrong”, otra flecha en la diana. Otro concierto para recordar. It’s only rock n’ roll, but…



